El verdadero 'corpus' republicano
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La inmensidad derrochada de la obra de Corpus Barga (Andrés García de la Barga y Gómez de la Serna, Madrid, 1887-Lima, 1975) corre pareja con su calidad y sobre todo con su dispersión, por lo que se trata de una verdadera mina de la que todavía podemos seguir viviendo. Como fue un gran periodista durante toda su larga vida (aparte de un grandísimo escritor en todos los géneros que abordó) y su calidad se mantuvo igual a sí misma en todo momento, será siempre muy difícil recopilarlo entero, pero desde hace ya algunos años menudean rescates de aspectos parciales de su larga obra, y hasta algunas reediciones del máximo interés. Así por ejemplo, ahora asistimos a una recopilación de 64 artículos periodísticos escritos en sus viajes a Italia, desde 1920 hasta 1935, y a la tercera edición de una de sus dos obras maestras, los cuatro volúmenes de sus memorias, Los pasos contados (la otra es su esperpéntica y magistral novela Hechizo de la triste marquesa, escrita en un refugio francés durante la ocupación alemana) que ahora publica en dos tomos la editorial Visor en una edición bien presentada por Fernando Rodríguez Lafuente, aunque a palo seco, sin mayor información, como la que sí existía en la segunda edición que publicó Alianza Editorial, hoy desdichadamente agotada.
VIAJES POR ITALIA
Corpus Barga
Edición de Arturo Ramoneda
Renacimiento. Sevilla, 2003
376 páginas. 19 euros
LOS PASOS CONTADOS (I y II)
Corpus Barga
Letras Madrileñas Contemporáeas
Visor Libros/Comunidad de
Madrid. Madrid, 2002
456 y 634 páginas cada volumen
18 y 25 euros, respectivamente
Los artículos italianos de Barga son modélicos, cultos, repletos de inteligencia, penetración y sabiduría
La primera edición de esta monumental e inacabada autobiografía se publicó primero en 1963, 1964 y 1967, en tres volúmenes que incluían sus cuatro primeros apartados Mi familia-El mundo de mi infancia (un solo volumen), Puerilidades burguesas y Las delicias (censurado) en la colección El Puente de una Edhasa entonces benemérita pues se dedicaba a editar libros de autores exiliados o asimilados. En 1973, Alianza Tres publicaba un cuarto volumen, Los galgos verdugos, que obtuvo al año siguiente el Premio de la Crítica, a pesar de que en buena medida recogía, ampliaba y completaba -subrayando así las relaciones entre novela y autobiografía- su primera y ya olvidada novela de 1910, La vida rota. Tras la muerte de Franco, Alianza Editorial volvió a publicar en 1978 los cuatro tomos de esta serie que el propio autor subtituló como Una vida española a lo largo de dos siglos (1887-1957), completada, prologada y bien anotada por Gregorio Coloma Escoín, que explicaba por qué había quedado interrumpida y cómo, incluyendo los proyectos que faltaron por realizar.Felizmente, el campeón hasta
hoy de las recuperaciones de este escritor, Arturo Ramoneda -en libros dispersos entre Júcar y Pre-Textos y ahora en Renacimiento- nos concedió hace un par de años la summa de todo lo que sabemos hasta hoy de Corpus Barga en una biografía modélica, El escritor en su siglo (XX) (Ediciones Duque, 2000), publicada por el Ayuntamiento de Belalcázar y la Junta de Andalucía, obra completísima y un pelín desordenada, quizá por demasiado trufada de citas y con un aparato bibliográfico difícilmente utilizable, que apenas ha circulado en librerías y que debe estar durmiendo el sueño de los justos en ignotos depósitos administrativos. A ver si así levanto la merecida liebre.
Las recopilaciones periodísti-
cas, por importantes que sean, dan lugar a libros frágiles. Sin embargo, parecen venderse bien, por la frecuencia con que el mercado los acoge. Entre las últimas novedades, por ejemplo, se ha destacado un libro singular, que no tan sólo recoge textos de periódicos, sino hasta libros formados por artículos y hasta recogidos de autores distintos, con lo que toda unidad desaparece -¿dónde está la Obra?- o habrá que buscarla en otra parte. Me refiero a la por otra parte excelente Cuatro historias de la República (Destino, 2003) formado por cuatro libros periodísticos, alguno de ellos sin configurar como tal por sus respectivos autores (el de Gaziel, por ejemplo) cuyo rescate ha sido loable, desde luego. Los otros tres autores seleccionados con un criterio sobre todo catalán (con algún asimilado) según los nombres de seleccionadores e introductores, son los de Josep Pla, Julio Camba y Manuel Chaves Nogales, un demócrata de los de verdad, aunque lo de demócrata admite muchos matices y no equivale siempre a lo de republicano, los casos de Camba y Pla lo demuestran bien. Todos contienen un valor literario e histórico evidente, aunque su unión, y el criterio que la ha presidido -y hasta el título conjunto- no me parecen tan excelentes. Pues no son libros de la República, ni mucho menos, sino contrarrepublicanos en buena medida (o de corrección de la República en los casos de Gaziel
y Chaves Nogales), todo lo más podrían ser calificados como sobre o acerca el fenómeno de la Segunda República, y aquí expreso mi extrañeza por la ausencia de Corpus Barga, que por su calidad artística y su espíritu sí fue un republicano de principio a fin. Lo que pasa es que sus peleas periodísticas con los socialistas -con El Socialista- o con los nacionalistas (sobre todo con los catalanes), pues para nuestro autor los nacionalismos suponen la destrucción de toda república, lo convirtió en "políticamente incorrecto" para ser incluido en el volumen.
De todas formas, los artículos italianos de Barga son modélicos, cultos, repletos de inteligencia, penetración y sabiduría, concisos y bien escritos, hasta en sus afanes de objetividad (frente a Mussolini, por ejemplo). Y de sus Memorias ¿qué podemos decir, salvo que nos encontramos ante un monumento del género? Pero en fin, que cada palo aguante su vela, en todo caso, nadie va a discutir el valor artístico de Camba, Pla, Chaves Nogales y Gaziel
(sus valores morales o republicanos son de menor a mayor, y el de Camba es lamentable), pero aquí quiero subrayar los máximos de Corpus Barga como escritor y como republicano también. Y aquí seguimos teniendo sus libros como en un manantial literario y ético ejemplares, algo que cada vez nos va haciendo más falta.
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