Precisiones
El pasado día 22 de octubre este diario de su digna dirección publicó un artículo titulado "Los cardenales españoles", en cuyo subtítulo podía leerse: "Toledo (32), Sevilla (25), Burgos (7) y Valencia (6), las diócesis que han tenido más purpurados". En el texto se exponía lo siguiente: "El arzobispado de Barcelona, el mayor de Europa junto a Milán, depende directamente de Roma tras su segregación de la archidiócesis de Tarragona. Esta ciudad es la cabeza de la provincia eclesiástica de Cataluña y suma tres cardenales, el último Francisco Vidal i Barraquer, nombrado en 1921 por Benedicto XV y que tuvo que exiliarse tras el golpe de Estado militar de 1936, perseguido por el general Franco. Murió hace 60 años en Friburgo (Suiza)".
Desearía hacer notar, en aras del rigor histórico, que en el referido artículo se incurre en un error de documentación que priva a la archidiócesis de Tarragona de compartir el subtítulo con las de Toledo, Sevilla, Burgos y Valencia, por cuanto no son tres los arzobispos tarraconenses distinguidos con la púrpura cardenalicia, sino seis y aun siete, además de no ser el cardenal Vidal i Barraquer el último purpurado, puesto que sus dos inmediatos sucesores también lo fueron.
Los arzobispos metropolitanos de Tarragona (y también primados) que alcanzaron el cardenalato fueron Domingo Ram Lanaja, cuyo pontificado se extendió desde 1434 hasta 1445, Girolamo Doria (1533-1558), Gaspar Cervantes de Gaeta (1568-1575), Francesc de Assís Vidal y Barraquer (1919-1943), Manuel Arce Ochotorena (1944-1948) y Benjamín de Arriba y Castro (1948- 1970). A estos puede añadirse, y de ahí lo de "aún siete", Fernando de Loaces (1560-1566), que fue patriarca y cardenal in pectore.
Por otro lado, desearía indicar que no existe una "provincia eclesiástica de Cataluña", sino la "provincia eclesiástica Tarraconense", de gran raigambre histórica y que actualmente comprende, además de la archidiócesis de Tarragona, los obispados de Girona, Lleida, Solsona, Vic, Urgell y Tortosa. Cabe señalar que el ámbito territorial de los dos últimos excede a los estrictos límites geográficos de Cataluña, por cuanto el primero comprende un Estado independiente (Andorra) y el segundo abarca territorios de otra comunidad autónoma.
Y una última observación, motivada por el párrafo "entre los cardenales españoles famosos o con mayor poder, se destacan, naturalmente, los que llegaron a Papa: tres", y la apostilla, "si consideramos como español a Dámaso I, nacido en Roma". De acuerdo con esta consideración, podrían ser cuatro, puesto que, si bien Adriaan Florenz Boeyens, más conocido como Adriano de Utrech y que reinaría con el nombre de Adriano VI, era holandés, no debemos olvidar que fue obispo de Tortosa desde 1516 hasta 1522, año en que fue elegido Papa. Su afecto por aquella diócesis se perpetúa en el privilegio -todavía vigente- que otorgó a los obispos tortosinos de usar el solideo rojo cardenalicio en vez del morado episcopal.
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