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Chipre, "grave obstáculo" para la negociación con Ankara

Carlos Yárnoz

El informe anual de la Comisión Europea dedicado a Turquía suele ser uno de los más esperados por la aspiración de este gran país de mayoría musulmana (70 millones de habitantes) de incorporarse un día a la Unión Europea. En esta ocasión, además, se trata del último informe que Bruselas hace antes de que, en octubre de 2004, emita el definitivo sobre el que los jefes de Estado y Gobierno de los 25 decidirán dos meses después si Ankara está en condiciones para iniciar las negociaciones de adhesión. El preponderante papel del Ejército turco en la política nacional sigue siendo el principal inconveniente, pero en esta ocasión Bruselas destaca de forma especial que, si no hay acuerdo para reunificar la isla de Chipre antes de que este país entre en la Unión el año que viene, el problema "puede convertirse en un grave obstáculo para las aspiraciones europeas de Turquía".

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"Turquía debiera dar su apoyo claro a los esfuerzos por conseguir un acuerdo para el problema de Chipre". La Comisión recuerda que los Quince siempre han señalado que desean ver un Chipre unificado antes de la adhesión. De lo contrario, sólo entrará la parte sur, la grecochipriota, la única reconocida oficialmente en la Unión. Por eso, animan a los líderes turcochipriota y grecochipriota a que acepten el empantanado plan de la ONU. De no haber acuerdo, una hipótesis que hoy parece la más probable, será la Unión la que se vea gravemente afectada por esa partición, con grave desventaja para Turquía, el único de los implicados en el contencioso que aún tiene que negociar su adhesión para formar parte del club europeo.

Avances legislativos

El informe, de otra parte, reconoce que Ankara ha logrado grandes avances legislativos en su camino hacia la democracia, pero que en muchos campos aún no se traducen en la vida ordinaria. Destaca ese papel protagonista del Ejército, sobre todo en el todopoderoso Consejo de Seguridad Nacional, las carencias en la libertad de expresión y de manifestación, algunos abusos policiales y casos de torturas (aunque han descendido enormemente en el último año), la conveniencia de mejorar el derecho a la defensa y la necesidad de respetar más los derechos de la minoría kurda.

En la balanza positiva, Bruselas destaca los cambios legislativos para reconocer la libertad religiosa, "aunque aún no han producido los efectos deseados", el levantamiento de la prohibición de programas de radio y televisión en lengua kurda, el levantamiento del estado de emergencia en el sureste kurdo o los iniciales progresos en el regreso de poblaciones de esta minoría desplazadas por la violencia en la zona

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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