La UE creará un foro de diálogo interreligioso para evitar conflictos

Los ministros de Interior de la Unión Europea pactaron ayer la creación de un foro para el diálogo interreligioso, encaminado a evitar conflictos entre distintas confesiones y a "erradicar focos de tensión que fomentan el terrorismo", en palabras del ministro italiano Giuseppe Pisanu. En la reunión, celebrada en Roma, participaron los 15 países miembros de la UE, los 10 en vías de integración, los tres aspirantes a incorporarse y representantes de las religiones cristiana, musulmana y hebraica.

El foro de diálogo, que debería ser establecido en una futura cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE, iría acompañado de una Carta para el Diálogo Interreligioso. Los detalles de la iniciativa no fueron abordados ayer. La reunión romana se produjo mientras en varios países europeos, especialmente Italia, se debatía sobre la presencia de crucifijos en las aulas de la escuela pública. Los ministros, insistiendo en la necesidad de tolerancia, quisieron evitar a toda costa que se avivara la polémica.

Una reciente sentencia judicial que ordenaba retirar el crucifijo de un colegio de la provincia de L´Aquila, en respuesta a la petición presentada por el activista musulmán Adel Smith, ha generado grandes discusiones en Italia y ha demostrado la fuerza del cristianismo en las instituciones y entre la clase política. El presidente Carlo Azeglio Ciampi, el presidente del Gobierno, Silvio Berlusconi, y la mayoría de los parlamentarios, de derecha e izquierda, se han pronunciado a favor de preservar la cruz como símbolo de la tradición cultural del país.

Giuseppe Pisanu, ministro italiano de Interior, anunció ayer que abriría un diálogo permanente con miembros de la comunidad musulmana "moderada", "porque con los extremistas", dijo, "no hay nada de que hablar". "Crece el miedo a la inmigración", afirmó, refiriéndose sobre todo a la de fe musulmana, "crece el miedo a perder la identidad por presiones ajenas, y el miedo puede engendrar monstruos". Según Pisanu, el crucifijo debía seguir presidiendo la educación pública "como símbolo de civilización y redención humana".