Impuestos

La candidata del PP andaluz a la Junta de Andalucía, Teófila Martínez, se va quedando sin argumentos sólidos para construir y armar su campaña electoral. Magdalena Álvarez, con unos presupuestos eminentemente sociales, impedirá que el PP se invente promesas para arrancar el voto en las comunidades rurales que es, precisamente, donde quiere meter el cazo. No le ayuda su gran amigo Rato y el que es posible vuelva a repetir por Jaén, Cristóbal Montoro. Terminaremos con un superávit en las cuentas del Estado de 3.500 millones de euros, para loor y gloria de José María Aznar y su ortodoxia contable, mientras que Cascos, versus Teófila Martínez, dice que no hay más dinero para infraestructuras en Andalucía. La inversión prevista para el metro en Málaga está en el aire y la hiperronda malagueña duerme en el sueño de los justos, por poner dos ejemplos. Ahorrar a costa de no mejorar las prestaciones sociales y que España siga teniendo el triste baldón de estar en los últimos puestos en investigación y modernización de Europa, superando sólo a Grecia y Portugal, es para preocuparse. Y si el superávit es de tal magnitud, ¿cuándo se pagará Andalucía lo que se le debe?

Sostiene Teófila Martínez que si gobierna en Andalucía bajará los impuestos y reducirá la presión fiscal. Parece que sus más recientes asesores, entre ellos Jiménez Becerril, que abandona el barco de Cajasur a los cuatro meses de que Javier Arenas lo eligiera para consejero delegado, quieren acentuar la estrategia electoral en este campo, a lo que no ayudará la decisión de Ruiz Gallardón que, en pocas horas, ha dinamitado no sólo la política de Rato y Montoro, sino que hace poco creíble políticas como las que propugna la señora Martínez para Andalucía y los andaluces. ¿Modelo Dúo Dinámico, Rato-Montoro, o se aplica el solo de Gallardón?

Y por si fuera poco, el consejero de Sanidad, Francisco Vallejo, pone sobre la mesa una medida revolucionaria para reducir las listas de espera, con un plan que no existe en otras comunidades autónomas. La medida de Vallejo está llamada a ser un revulsivo más en la sanidad andaluza y luchar contra ello será muy difícil.