Chirac busca un acuerdo nacional sobre la Constitución de la UE
El presidente francés consulta con un Partido Socialista dividido
El presidente francés, Jacques Chirac, terminó ayer una primera fase de consultas con las fuerzas políticas de su país en las que tanteó su postura sobre la Constitución Europea y si existen condiciones para una "tregua" que permita organizar un referéndum. Así se desprende de las declaraciones de Alain Juppé, el presidente del partido que apoya al presidente. Las consultas continuarán más adelante.
El jefe del Gobierno, Jean-Pierre Raffarin, ha quedado encargado de informar regularmente a los grupos parlamentarios sobre la evolución de las negociaciones. La derecha francesa, que gobierna con mayoría absoluta, no desea actuar unilateralmente a la hora de comprometer al país en ese asunto. La voluntad del presidente de contar con los demás quedó clara para el socialista François Hollande, líder del principal partido de la oposición, que fue recibido anoche por Chirac.
La gran mayoría de las fuerzas políticas desea un referéndum sobre Europa, pero no todas piensan utilizarlo del mismo modo. El jefe del partido mayoritario Unión para la Mayoría Popular (UMP), Alain Juppé, teme dificultades para la ratificación popular si se produce "una coalición" de extremistas, además de las divisiones que se observan en el seno del Partido Socialista. El ala izquierda de este último y destacados dirigentes jóvenes se oponen a una Constitución que juzgan como la consagración del liberalismo.
El primer ministro Raffarin, que había anticipado su postura favorable al referéndum europeo, trató de este asunto con el canciller alemán, Gerhard Schröder, durante un reciente encuentro de presidentes de las regiones francesas y de los Estados alemanes, símbolo de la colaboración cada vez más estrecha entre los dos países. Schröder explicó que en Alemania sólo habrá ratificación parlamentaria.
Pacto de Estabilidad
Los dirigentes alemán y francés se concertaron para enviar un mensaje común a los ministros de Finanzas europeos advirtiéndoles de que sería "sabio" no sumarse a las denuncias de violación del Pacto de Estabilidad.
La imagen de Francia y Alemania peleando juntas, espalda contra espalda, frente a otros países europeos no es el contexto más adecuado para obtener la adhesión de los ciudadanos a un proyecto de avance hacia la unidad política de Europa. Además, de las consultas de Chirac han quedado excluidas la ultraderecha y la extrema izquierda, laminadas del Parlamento a causa del sistema de escrutinio mayoritario, pese a representar a más de la cuarta parte del electorado.
Todos los dirigentes franceses tienen presente que Charles de Gaulle se retiró del poder tras perder un referéndum y que Mitterrand salvó por los pelos la consulta de ratificación del Tratado de Maastricht. En todo caso, la lentitud con que transcurre la negociación de la Constitución Europea da tiempo a buscar la concertación entre las fuerzas políticas francesas, a la espera de que evolucionen -o no- las posiciones de José María Aznar y del Gobierno polaco, contrarios al sistema de voto previsto en el proyecto.
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