La UE propone la etiqueta 'made in Europe' ante la apertura del sector textil
La industria europea del textil, que ha perdido un millón de empleos en 10 años y ha sufrido una profunda transformación, se enfrenta a un nuevo reto: la supresión en enero de 2005 de las cuotas a la importación. Para evitar daños mayores y mantener la competitividad del sector, la Comisión Europea propone crear la etiqueta made in Europe y ejercer mayor presión comercial sobre los grandes socios internacionales, como China e India, para que reduzcan sus aranceles y los sitúen al nivel europeo, uno de los más bajos del mundo, facilitando la entrada de los productos manufacturados europeos.
La Unión Europea confía en que el nivel de innovación, prestigio y diseño de los tejidos, y las confecciones europeas ayuden también a superar este "desafío sin precedentes" al que se enfrenta la industria. Es esa buena imagen de lo fabricado en Europa lo que podría garantizar el éxito de esa nueva etiqueta que propone la Comisión.
Los socios comerciales de la Organización Mundial del Comercio acordaron hace 10 años suprimir las cuotas en este sector en enero de 2005, un objetivo al que, sobre todo Europa, se ha ido adaptando con una reducción progresiva de dichos contingentes. Esta supresión va a perjudicar seriamente a la UE, que importa casi el doble de lo que exporta y que, además, se encuentra con unas altas barreras arancelarias (del 30%) en los grandes productores como China o India, mientras que las europeas se sitúan en el 9%.
Reciprocidad
La estrategia para defender su propia industria pasa, por tanto, por pedir reciprocidad endureciendo la política comercial. Entre otras cosas, porque la UE confía en que el desarrollo de esos mercados emergentes favorezca el éxito de los productos y el sello europeo.
Tras la modernización y adaptación del sector textil europeo, éste se compone de 177.000 empresas que emplean a 2,6 millones de personas en la UE de 25 miembros y que, seguramente, va a tener que sortear aún serias dificultades. El sector español, por ejemplo, teme que la próxima supresión de las cuotas destruya 71.900 empleos (el 27% del total). De hecho, España es el país que ha registrado un mayor aumento de las importaciones en siete años (171%), frente a una subida del 71% en las exportaciones. El comisario de Comercio, Pascal Lamy, lanzó ayer un mensaje esperanzador. "Las exportaciones europeas han aumentado en un 49% entre 1995 y 2002, lo que demuestra que no sólo los países en desarrollo tienen ventajas", dijo. "De hecho, nosotros estamos mucho mejor preparados para los cambios", concluyó.
Bruselas considera que las empresas deberían seguir apostando por la innovación, por la investigación, por la formación permanente y por un mayor uso de las tecnologías de la información. La Comisión recuerda a las pymes que hay fondos comunitarios interesantes a los que acudir, como los de investigación y desarrollo de nuevas tecnologías o los fondos estructurales adjudicados a las zonas afectadas por reestructuraciones industriales.
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