El Ayuntamiento anuncia que la Mostra durará tres días más en 2004 y que aumentará su presupuesto

Una de las absurdas tradiciones de la Mostra, la de comenzar y terminar entre semana, tiene los días contados. Lo que no consiguieron ni Lluís Fernández ni Jorge Berlanga, pese a sus continuas reivindicaciones, parece que José Antonio Escrivá lo logrará en su segundo año al frente del festival valenciano: que su duración se prolongue por espacio de tres días para abarcar dos fines de semana, como la gran mayoría de los festivales de cine. Así lo anunciaron ayer José Antonio Escrivá y la presidenta ejecutiva de la Fundación Municipal de Cine, María José Alcón, en la presentación del informe resumen de la 24 edición del festival que finalizó el pasado jueves. Ambos calificaron como "positivo" el balance de un festival que promete para el año que viene, cuando celebre su 25 aniversario, un buen número de cambios y un significativo aumento de su presupuesto.

Pero todo está supeditado a que Escrivá acepte la propuesta de la corporación municipal de seguir al frente de un certamen que, según las cifras facilitadas por éste y Alcón, ha aumentado el número de espectadores respecto a la edición anterior en más de 3.500 personas, de 22.600 en 2002 a 26.350 en 2003. Sin embargo, el cómputo final de asistentes a las 158 proyecciones viene engordado por la Mostreta, sección dedicada al público infantil, que ha superado en más de 7.000 niños a la edición anterior. Sin los números de la Mostreta, 11.218 espectadores en total, el balance de la reciente edición recoge una acentuación en la caída de espectadores que se inició en 2001, un año después de que la última edición comandada por Fernández alcanzara la cifra máxima de 38.000 espectadores en todas sus sesiones. Así pues, sólo 15.000 personas asistieron a los siete días del certamen de este año.

Por otra parte, el concejal socialista Juan Soto lamentó que la Mostra esté "perdiendo su identidad en favor de un festival generalista carente de cualquier especificidad que lo haga diferente y atractivo". Soto criticó que se aduzcan problemas económicos para justificar esta pasada edición como de transición, una transición que no se sabe hacia dónde va y que no acaba nunca, desde que la derecha llegó al Ayuntamiento y modificó el modelo del festival".