Un libro recorre el proceso creativo de Andrés Nagel en la última década

El libro Andrés Nagel, una década, de Maria Lluïsa Borràs (editorial Turner) analiza una década en el trabajo creativo del artista donostiarra, desde 1992 a 2002. Fue el editor quien propuso a la autora, crítica de arte, comisaria y escritora, el libro que acaba de publicarse, pero el propio Nagel decidió que se centrara en los últimos diez años de su trayectoria. "Los coleccionistas siempre buscan lo antiguo, pero a los artistas les interesa lo último", revela Borrás. La autora destaca el dominio absoluto de Nagel sobre los materiales que emplea.

Nagel (San Sebastián, 1947), que empezó estudiando arquitectura para después decantarse definitivamente por el arte, expuso por primera vez en el año 1968 en la capital guipuzcoana. "El arte me divierte más que la arquitectura. A veces sucede que te vas metiendo en una profesión poco a poco sin ser plenamente consciente de ello ni pensar que le vas a dedicar toda la vida", confesó en algún momento el escultor, pintor y multifacético artista y recoge Borràs en el libro.

Andrés Nagel, una década tiene un formato cuadrado, 162 páginas y está bellamente editado. El volumen incluye fotografías de casi doscientas piezas del escultor, algunas fotografíadas en parques o calles donde se encuentran instaladas, de distintas épocas y realizadas con diferentes técnicas.

El artista es un hombre que trabaja las obras primero mentalmente, durante un periodo que puede ser muy largo. Eso le sirve para que, "cuando se lanza a dar forma plástica a lo que sólo era una elaboración mental, lo hace con tremenda rapidez, como si le faltara tiempo", señala Borràs en su análisis.

Para realizar el estudio incluido en el libro, Borràs ha visitado al escultor donostiarra en su taller. "Andrés Nagel vive y trabaja en una villa del barrio donostiarra de Vinagres, en un bello edificio de finales del diecinueve, aislado del entorno por un jardín de sabor antiguo y nostálgico que cuida en sus ratos libres. Todo es placidez, sólo interrumpida por la nota discordante de algunas de sus esculturas en alerta".

Así comienza la especialista en arte a introducir el mundo personal de Nagel, un artista que ella considera "muy coherente". Borràs destaca en su trayectoria que el escultor empezó utilizando "unos materiales muy difíciles de manejar" y que, con el paso del tiempo y el empeño del trabajo, "ahora los domina de manera increíble". "Puede hacer con ellos lo que quiera, como si usara lápiz y papel". Óleo, acrílico, hierro, bronce, zinc, latón, plomo, estaño y fibra de vidrio, Nagel trabaja todos los materiales y exprimenta con ellos, composiciones, collages, ensamblajes.

Maria Lluïsa Borràs también resalta "el compromiso ético muy fuerte" del autor donostiarra. Un compromiso que no se manifiesta en discursos y conferencias, ya que Nagel es reacio a hablar sobre su obra, pero es a través de ella donde "hay que aprender a leer" ese compromiso. Y aprender también sobre el artista, ya que la obra de Nagel es tremendamente personal. "Mal interpretaría su obra quien viera en ella sólo los potentes destellos del humor, de mordacidad o de irrisión", advierte Borràs en el análisis del libro.

La especialista en arte quiere dejar claro la fuerza y la importancia de Andrés Nagel, un artista que "de la más pequeña cosa te puede hacer una obra de arte"