Cuba 'congela' el diálogo con la UE por recibir a los opositores

La recepción que ofreció el jueves pasado la Embajada de la Santa Sede en La Habana con motivo del 25 aniversario del pontificado de Juan Pablo II puso de manifiesto, nuevamente, lo mal que están las relaciones entre Cuba y la UE. Al cóctel organizado por la Nunciatura no fue invitado ningún disidente, ni siquiera el católico Oswaldo Payá, y en cambio sí asistió el ministro de Relaciones Exteriores, Felipe Pérez Roque. En un aparte con periodistas extranjeros, Roque dijo que los embajadores de la UE en la capital cubana siguen "congelados" en respuesta a la decisión de los Quince de invitar a los opositores a sus respectivas fiestas nacionales.

La residencia diplomática del nuncio Luis Robles Díaz se convirtió, no obstante, en terreno "neutral". Allí, los diplomáticos europeos que tienen cerrados los canales de interlocución con las autoridades cubanas pudieron departir de forma relajada con funcionarios de alto nivel. Fue el caso del embajador británico, Paul W. Hare, que habló un largo rato con el canciller cubano. Hare fue el primer embajador de la UE que invitó a disidentes a su residencia con motivo de la celebración del aniversario de la reina Isabel II. Preguntado por el mini encuentro, el canciller indicó que la situación no había cambiado: Cuba considera que los diplomáticos de la UE que confraternizan con opositores en sus fechas patrias "ofenden" a su país y por ello no son recibidos por funcionario alguno.

"Ellos han decidido en Cuba ver a otras personas, priorizar otros intereses; han decidido aplicar en Cuba la política de EE UU", dijo Roque, responsabilizando a la UE del congelamiento del diálogo. Los embajadores de los 15 que han invitado a disidentes en sus fiestas nacionales no son convocados a ningún acto oficial.