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Zaplana ve "esperpéntica" la petición de matrimonio de los activistas gays

Que dos novios vayan a un registro civil con sus testigos para iniciar los trámites para casarse es normal (lo hacen unas 200.000 parejas al año, según el INE); pero si lo hacen dos gays o dos lesbianas se trata de una acción "folclórica" y "esperpéntica", afirmó ayer en un encuentro organizado por Nueva Economía y Europa Press el ministro de Trabajo y portavoz del Gobierno, Eduardo Zaplana. El ministro aclaró que no se refería a "la cuestión de fondo [el derecho de gays y lesbianas a casarse], que merece ser estudiada", sino a la forma. "Es decir, que como no tenemos nada que hacer mañana, pues vámonos al Registro Civil". El ministro añadió que el tema merecía un debate más "reposado y sosegado".

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Zaplana se refería a la petición que tres parejas (dos de gays y una de lesbianas, todas ellas con más de siete años de convivencia) hicieron el miércoles en los registros civiles de Madrid y Valencia de casarse. Los novios acudieron acompañados por representantes del PSOE e IU, que actuaron de testigos y manifestaron su apoyo a la iniciativa.

Por su parte Carlos Alberto Biendicho, presidente de la Plataforma Popular Gay (un grupo de militantes y simpatizantes del PP que no forma parte de la estructura del partido), criticó la actuación y la calificó de "bufonada". "Pero compartimos el fondo de la demanda, porque todavía hay cuatro millones de personas que viven discriminadas simplemente porque el principio de aconfesionalidad no se cumple, lo que puede llevarnos a demandar a la Conferencia Episcopal como instigadora de una discriminación por orientación sexual", dijo.

Biendicho recordó que el último congreso de Nuevas Generaciones (las juventudes del PP) incluyó en su programa que se regularan los matrimonios de parejas gays y lesbianas. Pero no se muestra optimista de que su partido vaya a hacerlo en la próxima legislatura. "Es casi seguro que se haga una regulación de las parejas de hecho, pero mientras la Iglesia católica haga de lobby en el PP, España nunca aprobará el matrimonio de gays y lesbianas", añadió.

El más duro con la actuación de las tres parejas homosexuales fue el director de la Subcomisión de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal, Inocente García, quien opinó que el movimiento gay tiene como objetivo "la destrucción de la familia". "La ley tiene que proteger a la familia y no hacer leyes para pretendidos derechos de una pareja de homosexuales", afirmó.

Respuesta inmediata

La respuesta de los protagonistas ha sido inmediata. Pedro Zerolo, concejal socialista de Madrid y uno de los novios implicado, recordó que su actuación fue la misma que hacen miles de parejas en España cada año, y afirmó que si el PP no hubiera rechazado sistemáticamente en el Parlamento (hasta cuatro veces en la última legislatura) la modificación del Código Civil para permitir el matrimonio de gays y lesbianas la iniciativa no hubiera tenido ninguna repercusión mediática. "O como mucho tendría el mismo folclore que el resto de las bodas, como la de Cascos, Rajoy o la hija del presidente", añadió.

Peor le pareció lo de "esperpéntico". "Si la realidad para él es un circo, le recuerdo que en este circo hay trapecistas, que nos jugamos la vida por nuestros derechos, y quienes hacen el payaso. Que piense cuál es su papel", añadió.

La presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays y Transexuales, Beatriz Gimeno, respondió al portavoz de la Conferencia Episcopal que "el concepto de familia no lo define la Iglesia ni la Real Academia de la Lengua, sino la Constitución". "Y la Constitución se refiere a la protección de la familia, no exclusivamente a la del matrimonio tradicional". "Y de lo que no hay duda es de que Boti [García, presidenta del Colectivo de Lesbianas y Gays de Madrid] y yo formamos una familia desde hace ocho años", dijo.

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