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Reportaje:

La herencias se esfuman en Tánger

Políticos marroquíes intentan adueñarse de propiedades españolas

Alfonso de Figueroa y Melgar, duque de Tovar, y la devota Juana Molina Fernández van a poder descansar en paz. Esta última falleció en 1963, y el noble, cinco años después. Ambos estaban enamorados de Tánger, la ciudad donde vivieron, pero los políticos locales, entre ellos el alcalde y un diputado, traicionaron su memoria intentando apropiarse de su herencia.

Del otro lado del Estrecho, en un convento de Málaga, sor Puri se lamenta: "Se nos ha caído parte del tejado, pero carecemos de medios para repararlo". "Si cobrásemos la herencia, pasaríamos menos penalidades". Juana Molina Fernández dejó hace 40 años a las dominicas de clausura malagueñas un terreno de 1.466 metros cuadrados pegado a la estación de autobuses de Tánger y en el que unos panaderos almacenan leña.

El alcalde de la ciudad ingresó en prisión por tratar de apoderarse de un terreno del duque de Tovar

Aún no han podido ponerlo a su nombre, pero acaso no tarden ya mucho en hacerlo. Un tribunal tangerino ha pedido al Parlamento de Rabat, algo insólito en Marruecos, el levantamiento de la inmunidad de Mohamed Zemmuri, diputado de la Unión Constitucional y ex alcalde de Beni Makada, un suburbio conflictivo de Tánger.

"Aunque tiene un par de cómplices, él es el presunto cerebro del despojo de las monjitas", asegura Rida Zeggaf, el abogado marroquí de las dominicas. "Mi cliente es víctima de un ajuste de cuentas político en Tánger", responde Abdesalam Mamou, el letrado del diputado.

La madre priora, sor Rosario, ignoró todo durante años de la transmisión pendiente, pero algún tangerino poco escrupulos se enteró en los ochenta de la situación del terreno. Empieza entonces una serie de falsificaciones de la declaración de herederos, de la adjudicación de herencia, de sellos notariales y hasta de un DNI en el que un marroquí se hace pasar por hermano de la difunta Juana.

El Consulado de España en Tánger legalizó la documentación -a partir de entonces el terreno se vendió y compró sin parar-, pero el que era su canciller, Eduardo Holgado, se quedó receloso, hizo averiguaciones y advirtió a las monjas. "Holgado fue el que destapó la trama de corrupción", afirma Javier Guirado, el abogado malagueño de las dominicas.

A Guirado le ha venido ahora a ver Huguette Rose Marie Desprats, una francesa que descubrió, atónita, cómo había sido vendida la parcela que su abuelo le dejó en Tánger.

El engaño a las monjas y a Desprats tiene precedentes. A finales de agosto ingresó en la cárcel de Satfilage el que era todavía el alcalde de Tánger, Abdelhak Bajat, condenado a tres años por fraude y falsificación de documento público.

Aunque logró mantenerse en el cargo, Bajat había sido denunciado por el propio Ayuntamiento en 1996 por falsificar sellos, membretes y firmas para poder apropiarse de un terreno industrial en Vitoria (Álava).

El duque de Tovar, un pintoresco aristócrata, guardaba tan buenos recuerdos de la ciudad del Estrecho que quiso legar a sus autoridades municipales parte de su patrimonio en Álava. Éstas, a su vez, le manifestaron su agradecimiento bautizando con su nombre el principal hospital de la ciudad.

Hasta el último momento Bajat se resistió a cumplir la condena alegando que iba a figurar en la lista de los indultados por el rey Mohamed VI con motivo de la Fiesta del Trono de julio. No fue así, y el mes siguiente acabó tras las rejas.

En vísperas de las elecciones municipales de septiembre, Mohamed Halab, el wali (gobernador) de Tánger, desaconsejó a una treintena de políticos afines a Bajat que volviesen a presentarle. Quería fomentar una renovación de una clase política local de dudosa moralidad. Aparecieron nuevas caras, pero no suscitaron el entusiasmo de los electores. En Tánger la participación fue muy baja, y en algunos colegios hubo hasta un 60% de votos nulos.

El abogado Javier Guirado, sor Rosario (en el centro) y sor Puri, el lunes en Málaga.
El abogado Javier Guirado, sor Rosario (en el centro) y sor Puri, el lunes en Málaga.JULIÁN ROJAS

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