La Eurocámara cree que el fraude de los cereales evidencia graves anomalías en las ayudas agrícolas

La Comisión de Control del Presupuesto del Parlamento Europeo, reunida con responsables de la OLAF (Oficina Antifraude europea) en la noche del lunes, teme que el nuevo fraude descubierto en el seno de la Comisión Europea sea la demostración palpable de que hay más graves anomalías en el sistema general de las ayudas agrícolas. Los eurodiputados supieron que el presunto fraude se conoció mucho antes de lo admitido hasta ahora y lamentaron que durante más de dos años se haya permitido al funcionario detenido por estos hechos continuar con sus supuestas prácticas fraudulentas.

La comparecencia del director general de la OLAF, Franz-Hemann Brüner, ante la comisión parlamentaria arrojó novedosos datos sobre este nuevo escándalo que salpica a la Comisión. Brüner aclaró que la investigación sobre el tráfico de información confidencial acerca del nivel de ayudas a la exportación fijado por Bruselas cada semana se inició a raíz de una denuncia anónima, que ésta se inició en octubre de 2000 y que en abril de 2001 se transmitieron los datos a las autoridades judiciales belgas. Según aseguraron el jueves los portavoces oficiales, la Comisión no tuvo conocimiento de todo ello hasta finales de 2001.

K. B., el funcionario holandés que formaba parte de la comisión de gestión de los cereales, llevaba 20 años trabajando en ese puesto clave, que le habría permitido, según se ha sabido ahora, informar con varias horas de antelación respecto a la competencia a dos importantes cooperativas europeas, la francesa Union InVivo y otra holandesa aún no identificada, sobre la ayuda final que se iba a establecer. Esto les permitía pujar siempre con ventaja para hacerse con las subvenciones.

El funcionario holandés, así como un ciudadano francés que trabaja en Bélgica para Union InVivo, están detenidos desde el pasado miércoles y ayer la fiscalía belga decidió prolongar su arresto por un mes prorrogable por entender que hay base suficiente para incriminarles.

Mientras tanto, en la Eurocámara ha quedado un "sentimiento general de que el fraude es mucho más grave de lo que dice ahora la OLAF", según palabras del eurodiputado miembro de la citada comisión Gianfranco Dell'Alba. "Un informe del Tribunal de Cuentas europeo

[véase EL PAÍS del 8 de julio pasado] ya señalaba graves anomalías en el sistema de fijación de precios a la exportación, sobre todo en el sector lácteo, y que había menos problemas, sin embargo, en el de los cereales", explicó Dell'Alba a este periódico. "Se ha señalado también que ha habido poco movimiento en el seno de la Dirección de Agricultura, lo que permite perpetuar ciertas prácticas". Dando aliento a tantas sospechas, el propio Brüner señaló enigmático a los eurodiputados que la investigación no ha llegado al final y que este nuevo escándalo podría deparar "sorpresas".

La UE dedicó en 2001 un total de 260 millones de euros para restituciones a la exportación de los cereales. El Tribunal de Cuentas ha señalado falta de coherencia en la fijación de estas ayudas, sobre todo en otros sectores que resultan mucho más beneficiados, como la leche y los productos lácteos (1.107 millones de euros en 2001), el azúcar (1.008 millones) y la carne bovina (478).