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La Universitat de València ratifica el actual sistema de elección a decano

El claustro busca frenar el impacto de la LOU en los nuevos Estatutos

Los futuros decanos de la Universitat de València seguirán siendo elegidos por sus respectivas Juntas de Centro, pese a la entrada en vigor de la reforma universitaria. Tras un profundo debate sobre el impacto de "una ley tan presidencialista como la LOU", el claustro optó por atemperar su impacto y aprobó por mayoría cualificada conservar el actual el sistema de elección colegiada (en vez de la elección directa con voto ponderado) en la redacción final de los nuevos Estatutos, cuyo debate sigue hoy.

"La gerencia no debe ser individualista. Las gestiones políticas democráticas son colectivas", defendió ayer la socióloga Olga Quiñones casi al final del denso debate sostenido por el claustro de la Universitat acerca de la conveniencia o no de incorporar la reforma estrella de la LOU que impone el sufragio universal -con el voto ponderado del 51% de los profesores funcionarios doctores- en la elección no sólo del rector, sino de todos los órganos de participación universitarios, excepto elegir decanos, donde deja la cuestión abierta.

Este punto -que afecta a los artículos 38 y 39 del nuevo texto legal que comenzó a debatirse ayer en la Facultad de Ciencias de la Educación- es, con diferencia, "el más importante" del nuevo marco legal, tal y como adelantó al inicio el profesor Joan Olavarria, firme defensor de apostar por "la participación" y la "innovación" introduciendo en la reforma estatutaria el polémico sistema de la elección universal ponderada. Un procedimiento, no obstante, al que él mismo se opuso (como recordó ayer) en el momento más álgido del pulso mantenido por el Gobierno con las Universidades españolas a lo largo de todo el 2002, cuando éste apostó por imponer en solitario un sufragio que privilegia el voto del catedrático doctor.

Y éste fue quizás el argumento que al final inclinó la balanza en favor del actual estatus, tras escuchar del ponente y secretario de la Comisión de Estatutos, Alejandro Fernádez de la Justicia, un ejemplo más que gráfico: "El que se da en el caso de centros donde sólo hay tres o cuatro funcionarios doctores, como ocurre en la Facultad de Farmacia de esta Universidad, donde por el sistema universal ponderado un decano puede ser elegido por un solo catedrático, aunque hayan votado 12.000 alumnos". De manera que -prosiguió el ponente en la misma línea defendida por el economista Vicent Soler- "si se mantiene la elección colegiada, al menos se conserva la representación de "una persona un voto" en la Junta de Centro que elegirá finalmente al decano, como hasta ahora. Se rerfería a la pérdida de representación que han sufrido los colectivos de PDI, PAS y Estudiantes con la LOU, ya que todo su peso final en el recuento de los votos emitidos no supera nunca el 49%.

La discusión sobre la elección de decano -la piedra de toque de la arquitectura universitaria sobre la que se erigió la reforma del PP, según una de las expresiones más recurrentes del Ministerio de Educación- abarcó, prácticamente, el debate durante toda la sesión de la mañana. Al final de la jornada se habían aprobado un total de 90 artículos de los 246 además de las disposiciones adicionales que constan en el proyecto de redacción final. El proyecto ha sido debatido durante más de un año y marcará el nuevo rumbo de una Universidad en la que -como subrayaron independientemente de sus posiciones la mayoría de los casi 200 claustrales (de un total de 300) que participaron- lleva acuñada la marca del asamblearismo en cada toma de decisiones, desde que se aprobaron sus primeros Estatutos democráticos en 1985.

Quiñoñes, que participó en aquella ocasión, defendió ayer el vigor de aquel espíritu e invitó a "matizar" los conceptos de "transparencia y mayor participación" esgrimidos por los profesores Olavarria, Silvia Barona, Evangelina Rodríguez y Rafael Xambó, que apostaban por dar un salto cualitativo y sustituir el actual sistema por el sufragio directo, "de la misma manera que se elige este claustro". Quiñones insistió en que "no hay nada con menos peso y capacidad de control que el claustro (surgido de la LOU)". Y apeló a distinguir entre "una ley profundamente autoritaria e individualista, que sólo otorga poder al rector" y "un sistema democrático que", como recordó el vicerrector Joan Carles Carbonell, "con todos sus defectos, cree en los órganos parlamentarios".

La clave del consenso

"Esto ha sido posible gracias a la tradición de debate y de consenso de esta casa. Llevamos un año y pico trabajando y debatiendo todos los temas en comisión", resumió ayer el rector de la Universidad de València, Francisco Tomás, visiblemente aquejado aún por la enfermedad que le obligó a retrasar la inauguración de curso el mes pasado.

Con todo, al "consenso" se llega no sin haber pasado antes por pactos entre bastidores que se plasman en forma de "transaccionales". Una fórmula como la que ayer por la tarde se impuso a la hora de dirimir el conflicto de representatividad en las juntas de centro abierto entre el colectivo de estudiantes nacionalistas agrupado en la nueva Plataforma per una Universitat Lluire y el resto de asociaciones estudiantiles -el sindicato mayoritario Campus Jove (que se autodefine de "socialdemócrata y de izquierdas"), el IB (Indepents de Burjassot) y la CAI (Coordinadora de Associacions Independents). La discusión quedó aplazada hasta hoy, a fin de "consensuar una transaccional".

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