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CARDIOLOGÍA

El infarto es ya la primera causa de muerte en mujeres de más de 50 años

La enfermedad arterioesclerótica, responsable de la cardiopatía isquémica (infarto de miocardio, angina de pecho y muerte súbita), es ya la primera causa de mortalidad en las mujeres españolas mayores de 50 años, por delante de procesos oncológicos tan frecuentes en este grupo de población como los tumores de mama y útero. Así se hizo constar la semana pasada en Sevilla con motivo del congreso anual de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), en el que la ministra de Sanidad y Consumo, Ana Pastor, presentó oficialmente el Plan Integral de Cardiopatía Isquémica (PICI).

Según José María Cruz Fernández, presidente de la SEC, las mujeres se encuentran en clara desventaja en medicina vascular, porque han sido menos estudiadas que los hombres. "Este fenómeno", explica, "se ha debido a que por debajo de los 50 años la frecuencia de episodios cardiovasculares en el sexo femenino es baja. Pero esa protección acaba radicalmente tras la menopausia, hasta convertirse en la primera causa de muerte. De hecho, a partir de esta edad, la población femenina presenta la misma probabilidad que la masculina de padecer un infarto, y además, de mayor gravedad".

Diagnóstico tardío

El hecho de que el proceso sea más grave, según Cruz Fernández, se debe principalmente a que el diagnóstico y el tratamiento son más tardíos en las mujeres por su falta de conciencia del riesgo: "Se consulta tarde al médico porque se sigue creyendo que el infarto de miocardio es típicamente masculino. Con frecuencia sucede que, ante los síntomas que los hombres identifican como de peligro y les hacen consultar con rapidez, las mujeres suelen achacarlos a una mala postura en la espalda, un dolor de cervicales o una indigestión y no acuden a un especialista. Sin embargo, síntomas como opresión en el pecho, sudoración fría o sensación de angustia tienen que sugerirle pedir ayuda inmediata, igual que lo haría si se tratara de su marido".

Al llegar mucho más tarde al hospital, se pierde un tiempo vital, cuyas consecuencias son un peor pronóstico, más secuelas e inferior calidad de vida. Esto también justifica por qué los tratamientos no resultan tan eficaces. Además, un diagnóstico tardío contribuye a que las pruebas sean menos sensibles y específicas. Estas diferencias empezaron a constatarse en un estudio publicado en 1991 en The New England Journal of Medicine, según el cual, a igualdad de problemas de salud, se desarrolla un mayor esfuerzo diagnóstico y terapéutico en los hombres.

El plan presentado por la ministra en el congreso de cardiología pretende "evitar que la enfermedad coronaria aparezca gracias al control y prevención de los factores de riesgo cardiovascular, atajar el proceso precozmente y facilitar una rehabilitación más adecuada a los pacientes".

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