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Reportaje:ELECCIONES EN MADRID

Una puñalada siniestra

Cada día son denunciados 132 robos y la sustracción de unos 65 vehículos en la región

F. Javier Barroso

"¡Atención, patrullas de Centro! Herido grave apuñalado en la calle de Veneras, a la salida de un bar". Los patrulleros de esta comisaría corren a ese punto con las luces destellantes y las sirenas ululando. Un joven de unos 25 años, perteneciente a un tribu urbana denominada siniestros [por vestir de negro de los pies a la cabeza], acaba de ser acuchillado en una pierna y sangra abundantemente. Sus amigos lo han trasladado al centro médico de la calle de Navas de Tolosa, que está a unos 25 metros del lugar de los hechos.

Este joven es una víctima de las múltiples reyertas que se producen todas las noches, y en especial durante los fines de semana, en la Comunidad, donde cada día se denuncian un promedio de 132 robos y donde son sustraídos unos 65 vehículos.

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Los patrullas acuden raudos a la llamada. Los amigos de la víctima están muy nerviosos: "Han sido tres rapados. Uno de ellos era rubio, y los otros dos, morenos". Los agentes desplazados al lugar pasan las características físicas de los autores por la emisora. "Así es todas las noches. Siempre tenemos reyertas y problemas por el alcohol. A ciertas horas de la madrugada sabemos que tendremos algún apuñalado o alguna pelea grave", señala un subinspector de la comisaría de Centro, con 30 años de servicio a cuestas.

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Son las cinco de la mañana y la Gran Vía está llena de gente que acaba de salir de las discotecas. Con alegría unos, mientras que las caras de otros reflejan el cansancio de toda la noche. Mientras, los barrenderos, con sus prendas reflectantes, baldean el asfalto y barren las aceras para que las calles queden impolutas y no reflejen el enorme trasiego de personas. En varias esquinas, vendedoras orientales ofrecen bocadillos de queso y salchichón - "A dos euros", susurran las orientales- ante la mirada de frío de las prostitutas.

Los patrulleros comienzan a rastrear las calles aledañas. Uno de ellos cree haber encontrado a los supuestos autores. Todo corresponde, por lo que decide pararlos en plena calle de Preciados. Al final resultan ser inocentes. Acaban de salir de otro local. Eso sí, el cacheo de los agentes les sale caro: les han encontrado una porra extensible, el mango de un enorme hacha y una navaja de 15 centímetros de hoja, además de un pulverizador de autodefensa. Los policías levantan acta de incautación y les advierten que las sanciones por llevar estas armas pueden llegar hasta 1.500 euros.

Mientras, el joven herido está siendo suturado por el equipo quirúrgico de Navas de Tolosa. La operación debe ser rápida, ya que está perdiendo mucha sangre y, además, tiene doble trayectoria, lo que agrava el corte. Otro amigo también ha sufrido la brutalidad de los rapados, al recibir un botellazo que le ha dejado fuera de combate.

"Lo más desagradable es que nadie se ha metido con ellos. Nos estaban esperando a la salida. Han empezado a meterse con otro amigo y, como no les hacíamos caso a esos rapados, el que ha resultado herido les ha dicho que nos dejaran en paz. Por eso le han apuñalado", explica entre sollozos una chica enlutada de arriba abajo. Los dos heridos son trasladados al hospital Clínico con pronóstico grave.

Los policías continúan con sus pesquisas, pero saben que, al tratarse de rapados, el caso pasará a la Brigada de Información. "El problema que tenemos es la falta de medios y de personal. Si mandas un coche al taller porque está estropeado, tardan 15 días en darte uno que lo sustituya. Además, las reformas judiciales no han sido tan efectivas como anunciaron", se queja un oficial con seis años de servicio. "Gracias a que la gente que trabajamos en ello es muy vocacional y les gusta lo que hacen, si no no saldría adelante el trabajo", añade el subinspector. En la región hay ahora 4.902 funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía frente a los 5.587 del año 1996. Y eso que la población de la Comunidad ha crecido en ese tiempo.

La noche ha sido especialmente movida. La sala del 091 no ha dejado de enviar avisos a los policías de la comisaría de Centro, en la calle de Leganitos, la que registra el mayor número de denuncias y tiene más agentes de toda España (más de 400). Controla una zona muy amplia, a la que acuden diariamente más de un millón de personas. Los agentes reconocen que faltan policías para solucionar todos los problemas que surgen en un distrito tan grande. El vehículo camuflado entra por la calle de la Montera. "Suele ser una zona difícil, no sólo por la prostitución. Muchos jóvenes se dedican a robar a los clientes", añade el oficial.

Centro es el distrito con mayor número de homicidios de todo Madrid: 11 en lo que va de año. La región ha sufrido un incremento del 50% de muertes violentas desde enero. La cifra de víctimas era hasta ayer de 90, frente a las 60 del mismo periodo del año pasado. "La gente se emborracha los fines de semana y muchos de ellos no saben hacerlo. Eso acarrea cientos de peleas y reyertas", añade.

Esta noche han salido a patrullar las calles de Centro 12 parejas de agentes en otros tantos coches. Pertenecen al turno C. El 091 pide ayuda para atender todo tipo de avisos, como el de una anciana que se ha caído en su casa y empieza a salir humo por las ventanas. También avisa de un posible alunizaje (empotrar un vehículo contra un establecimiento para robarlo) en la calle de Toledo o una reyerta en la plaza de Canalejas. "Quieren que lleguemos pronto, pero la calle está llena de coches o te topas con el camión de la basura. Hay conductores incluso que ven los rotativos y no hacen ni caso", añaden los policías.

Mientras, varios personas esperan pacientemente en la comisaría para denunciar diversos delitos. Han ido llegando a la comisaría, como un goteo constante, hasta 12 personas a las que les han desvalijado el piso, han sido víctimas de hurtos o les han sustraído el coche. "Las peores horas son al principio de la noche, cuando actúan los carteristas, y a últimas horas de la madrugada, cuando la gente ha acabado la diversión y decide denunciar los atracos o la pérdida de la documentación", explica el subinspector. Este bajo número de denuncias no significa que en Centro se hayan producido sólo esos delitos. Algunas víctimas van a las comisarías o los puestos de la Guardia Civil más cercanos a sus domicilios. Eso hará que el número de delitos llegue a 25 o 30.

En todo el año pasado, la Jefatura Superior de Policía de Madrid (la capital y los municipios con más de 50.000 habitantes) recibió 376.619 denuncias, lo que supuso un incremento cercano al 12% respecto a 2001. De ellas fueron resueltas 61.542, lo que supone el 16,34% de eficacia policial, según el Ministerio del Interior.

"La estadística de delincuencia en Centro ha bajado mucho, sobre todo en los últimos meses. Se ha notado que hay más policías en la calle y que muchos delincuentes se han marchado a otros distritos", añade el inspector encargado de la noche. Los cacos, ante esa mayor presión policial, se han trasladado sobre todo a Chamberí y Arganzuela.

Diez personas han sido detenidas esa noche en Centro. Tráfico de drogas, hurtos y atracos son algunos de los delitos que se les imputan. Entre ellos hay dos menores de la banda del pegamento, un grupo de magrebíes que asalta a turistas y viandantes. "Los llevamos a un centro de acogida y, cuando volvemos aquí, ya están de nuevo en la calle. No paran de reírse de nosotros", añade el oficial.

El policía más cercano al vecino

Siete de la mañana. Unidad de distrito de Tetuán. Un grupo de agentes municipales se reúne antes de empezar a patrullar por las calles que tienen asignadas. Tratan todos los temas que deben revisar durante las ocho horas de su trabajo. Son parte de los 1.064 policías de barrio, cuya implantación total en la capital se ha desarrollado a principios de este mes de octubre.

Su trabajo, según reconocen varios mandos, es el más próximo al ciudadano. Se dedican a hablar con los comerciantes y a preguntarles sus problemas. También evitan la venta ambulante o que los manteros (vendedores de discos compactos falsificados) campen por sus fueros. "Unos comerciantes de la calle de Francos Rodríguez nos comentaron que, a la salida de los colegios, un grupo de chavales se ponía a vender drogas en un pequeño jardín. En cuanto fuimos varios días por ahí y levantamos varias actas de incautación de droga, se solucionó el problema. Y eso es lo que más agradece el ciudadano", reconoce el cabo Eusebio de Antonio Pecci.

Un rápido vistazo por la calle de Bravo Murillo permite reconocer fácilmente a los policías de barrio. Llevan unos chubasqueros de color fosforescente. "Lo importante es que el ciudadano nos conozca y nos confíe sus problemas", añade el cabo.

Una señora aprovecha el recorrido de los agentes y les informa de que en la calle de Palencia hay una furgoneta con la ventanilla rota y las puertas abiertas desde hace cuatro o cinco días. Los policías se acercan y comprueban que ha sido robada. El dueño, ajeno a lo ocurrido, es avisado por los agentes.

Su labor también consiste en comprobar las licencias de apertura y actividad de los establecimientos, en especial de los de reciente implantación. Locutorios, bares de copas y tiendas de frutos secos son los que más irregularidades suelen presentar. "También tenemos un especial cuidado con la entrada y salida de los colegios. No sólo por el tráfico, sino también por la posible venta de drogas a menores", añade otro agente. La policía de barrio funciona de lunes a viernes en horario de mañana y tarde, que es cuando se produce la mayor actividad comercial.

Estos agentes también se encargan de atender las llamadas al 092 y de trasladar a la junta municipal del distrito los problemas de alumbrado, aceras o cualquier otro que detecten en su zona. "Después nos encargamos de seguirlos para ver si se solucionan", confirma el cabo. También reciben información de los problemas de su zona a través de las oficinas de atención al ciudadano que hay en cada unidad.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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