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Reportaje:

Vuelta de tuerca a los árabes

La ONU denuncia la nueva restricción de libertades en Oriente Próximo y el Magreb

El 11 de septiembre ha traumatizado a Occidente, pero también ha sido contraproducente para los países árabes. La intervención anglo-americana en Irak casi les ha dado la puntilla. En materia de libertades, el mundo árabe va a peor.

El año pasado, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó un primer análisis sobre la situación que atraviesa el mundo árabe, redactado por expertos originarios de esa región, que sorprendió por la dureza de sus críticas. Ayer, en Ammán, esta agencia de la ONU presentó un nuevo informe titulado Hacia una sociedad del conocimiento y elaborado también por intelectuales nativos de la zona. El documento es también inmisericorde.

Algunos de los recientes avances registrados en el mundo árabe, como el creciente número de mujeres elegidas o el auge de la información recibida a través de las televisiones por satélite, "han sido eclipsados por nuevos retrocesos en materia de libertad de opinión, expresión y asociación" después de los atentados en EE UU.

"Una de las peores consecuencias de las medidas de restricción de libertades adoptadas por los países industrializados ha sido dar a las autoridades de algunos países árabes un pretexto adicional para promulgar nuevas leyes que recortan las libertades civiles y políticas", denuncia el informe del PNUD. Para no herir susceptibilidades, el documento no menciona a ningún país.

Concretamente, los árabes han "asumido colectivamente una definición más amplia del terrorismo, en el ámbito regional, a través de la Carta árabe de lucha contra el terrorismo". Sus extensas definiciones "abren la puerta a los abusos". La carta "permite le censura, restringe el acceso a Internet y limita la impresión y publicación". Además, "no prohíbe explícitamente la detención o la tortura".

La invasión de Irak por EE UU y el incremento de la represión israelí en Gaza y Cisjordania son otros fenómenos que "obstaculizan la apertura" de las sociedades árabes y una mayor receptividad hacia Occidente. Peor aún: amplios sectores de opinión pública consideran que se está llevando a cabo una campaña de difamación dirigida contra los árabes, los musulmanes y el islam.

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Otro factor de distanciamiento es la "erosión de las libertades" en EE UU, "que perjudica a los árabes y musulmanes que allí residen, estudian o viajan; "interrumpe los intercambios culturales entre el mundo árabe y Occidente y priva a los jóvenes árabes de la oportunidad de adquirir conocimientos". Citando fuentes de varios gobiernos, el PNUD evalúa en un 30% la disminución, estos últimos años, del número de estudiantes árabes en Norteamérica.

Interpretación sesgada

Para los autores del informe no cabe duda de que el islam "estimula de forma significativa la adquisición de conocimientos", como ha quedado demostrado en varias etapas de su historia. "La actual complicidad entre algunos regímenes tiránicos y algunos tipos de dignatarios religiosos conservadores ha generado, sin embargo, algunas interpretaciones del islam que sirven los intereses de esos regímenes (...) y que constituyen un serio obstáculo para el desarrollo humano".

Paralelamente, la carencia de cauces políticos eficaces y pacíficos para luchar contra la injusticia social ha hecho surgir movimientos políticos que hacen una interpretación extremista del islam y preconizan la violencia.

Para tratar de colmar el "creciente alejamiento de conocimientos" entre Occidente y los países árabes, los expertos del PNUD recomiendan a estos últimos aumentar significativamente la inversión en educación -poniéndo énfasis en la calidad de la enseñanza- y alentar un debate intelectual sin tabúes.

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