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Caos tras las elecciones en Azerbaiyán

Decenas de heridos en una protesta contra la victoria de Iljam Alíev, hijo del presidente

Pilar Bonet

La sucesión del presidente de Azerbaiyán, Gueidar Alíev, por su hijo Iljam comenzó con mal pie. Bakú, la capital, fue ayer escenario de violentas refriegas entre tropas del Ministerio del Interior y miles de personas que salieron a la calle después de las 14.00 (dos horas menos en España), convencidas de haber sido víctimas de un fraude electoral. Se registraron decenas de heridos y, aparentemente, hubo también muertos (un hombre, de nombre Gamirad Zajídov, de 51 años, según la agencia Turán y cuatro, según la agencia Internews).

Ciudadanos de diferentes edades con huellas de golpes en el rostro y en la cabeza seguían llegando a media tarde a la clínica central Naguíev de Bakú, donde se debatía entre la vida y la muerte Tofik, un niño de cinco años arrollado en una de las cargas policiales.

Los observadores occidentales dictaminaron que el proceso electoral culminado el miércoles "no estuvo aún a nivel de las normas internacionales en varios aspectos" y destacaron las intimidaciones contra la oposición y las desiguales oportunidades de los candidatos. Pero la misión observadora occidental expresaba matices al gusto de todos. El norteamericano Peter Eicher, coordinador de la misión de la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) manifestaba su "decepción", mientras el español Martinez Casañ, de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, se mostraba comprensivo con las autoridades y aseguraba que "la democracia ha hecho muchos progresos en Azerbaiyán".

"El pueblo azerbaiyano se merecía unas elecciones mejores", manifestó Eicher, que denunció ayer la introducción masiva de papeletas en las urnas, la falsificación de resultados, la sustracción de papeletas, las emisiones repetidas del voto y la presencia de intrusos en el proceso. Con la mayor parte del recuento efectuado, la comisión electoral anunció que Iljam Alíev tenía el 79,46% de los votos e Isa Gambar, el principal candidato de la oposición, el 12,08%. La participación fue del 71,56%. "El pucherazo ha sido del 30% por lo menos", dijo desde el anonimato un observador de la OSCE.

A las dos de la tarde la multitud recorrió las calles, que mostraban las huellas de la violencia de la noche anterior (cristales rotos, coches de policía destrozados y bordillos arrancados) y comenzó a concentrarse en la plaza de la Victoria, escenario de las gigantescas protestas antisoviéticas de fines de los ochenta. Unidades del Ministerio del Interior situadas en distintos flancos dejaron que la multitud se concentrara y cuando se habían reunido cerca de 20.000 personas, estrecharon el cerco, mientras propinaban golpes con porras de goma. Los manifestantes respondieron a pedradas. Sonaron tiros y la batalla campal se fue extendiendo por las calles.

Tres periodistas de la agencia Turán dijeron haber sido golpeados por la policía y uno de ellos fue trasladado a la clínica central de Bakú, donde a media tarde habían sido atendidas 67 personas, según dijeron fuentes médicas. Una de ellas era el empresario Rashid Nazépov, de 47 años, que llevaba la cabeza vendada y la americana manchada de sangre. "Salí a manifestarme porque nos han robado todo y ahora nos quieren robar el voto, que es lo único que nos queda", dijo. "Estoy harto de cobrar dos dólares al día con los que no puedo ni comer ni vestirme de forma normal", afirmó Miguel, un joven de 20 años con un gran corte en la nariz.

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Por de pronto, se han roto los puentes entre quienes se proclaman vencedores y quienes no se resignan a ser los perdedores. Iljam Alíev lo tiene hoy más dificil para convertirse en el gobernante capaz de garantizar un consenso social y un reparto más equitativo de los petrodólares. De momento, es perpetuador del llamado clan de Najicheván, en alusión al enclave azerbaiyano de donde proceden los Alíev.

La policía antidisturbios carga ayer contra manifestantes de la oposición en el centro de Bakú, la capital de Azerbaiyán.
La policía antidisturbios carga ayer contra manifestantes de la oposición en el centro de Bakú, la capital de Azerbaiyán.REUTERS

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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