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PRIMERA MISIÓN TRIPULADA CHINA

China pone en órbita a su primer astronauta

Yang Liwei da 14 vueltas a la Tierra antes de aterrizar en el desierto de Gobi

China logró ayer un sueño anhelado durante generaciones: enviar un ser humano al espacio. A las nueve en punto de la mañana (tres de la madrugada en España), bajo un cielo azul, Shenzhou V, o Nave Divina, inició el despegue desde una base en el desierto de Gobi. Diez minutos después alcanzó la órbita terrestre. El gigante asiático se unió así a Rusia y EE UU, los dos únicos países con capacidad para situar una persona en el espacio. La cápsula, tripulada por el astronauta Yang Liwei, de 38 años, giró 14 veces alrededor de la Tierra antes de reemprender "suavemente" el regreso y aterrizar en la misma región de Mongolia Interior hacia las 0.30 de hoy. El lanzamiento fue la culminación de una década de esfuerzos del secreto programa espacial chino, gobernado por los militares.

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"Llevas los sueños de nuestra nación contigo al espacio", dijo el presidente, Hu Jintao, a Yang Liwei, el único tripulante de la nave, cuyo nombre no fue hecho público hasta el último momento. "Gracias a usted y gracias al pueblo por haber depositado su confianza en mí" respondió el astronauta al dirigente, que presenció el lanzamiento desde la base de Jiuquan, en la provincia de Mongolia Interior.

Antes del despegue, cuando aún era de noche, el antiguo piloto de combate fue aclamado por un grupo de danza tradicional y animadores con globos. El taikonauta (en chino espacio se dice taikong), embutido en su traje blanco, esbozó una ligera sonrisa y saludó poco antes de cuadrarse ante sus superiores. A las seis y cuarto de la mañana se introdujo en la nave. Dos horas y 45 minutos después, el cohete Larga Marcha 2F dejaba una estela blanca tras de sí, mientras los dirigentes lo veían alejarse en su vuelo vertical. El despegue fue calificado por Hu Jintao de "gloria de nuestra madre patria".

Las imágenes fueron repetidas ayer decenas de veces por la televisión nacional, CCTV, que multiplicó los reportajes y las entrevistas sobre la historia de la exploración espacial mundial y el desarrollo del programa chino.

Millones de ciudadanos siguieron durante todo el día el vuelo de Shenzhou V, aunque no pudieron contemplar el despegue en directo. Los dirigentes temían la decepción y las críticas que podían haber surgido en caso de que se produjera una catástrofe. Pekín ha ligado la misión a la celebración de una importante reunión del Comité Central del Partido Comunista que finalizó el pasado martes.

Imagen internacional

El Gobierno espera que el vuelo contribuya a reforzar su creciente peso internacional y su imagen en el exterior y ante su propio pueblo. "Esta misión es un gran logro para China. Ahora podemos competir con Occidente", asegura Lu Yong Gang, un joven de 23 años de la provincia de Hebei que trabaja en el mantenimiento de cajeros automáticos. "Significa que la tecnología china puede alcanzar los mismos niveles que la de otros países. Podremos incluso desafiarlos y luchar con ellos", afirma orgulloso el empleado de una compañía alcohelera de la provincia de Henan de paso por Pekín.

"Me siento bien, nos vemos mañana", dijo Yang en sus primeras palabras, a los 34 minutos del despegue. La nave aterrizó, como estaba previsto, hacia las 0.30 horas de hoy en las estepas de Mongolia Interior. El astronauta, que se encontraba bien, según informó la televisión china, tuvo para cenar comida típica china: cerdo con ajo y picante, pollo troceado, arroz frito con dátiles y té de hierbas.

El taikonauta conversó a media tarde con el ministro de Defensa Cao Gangchuan, y dos horas después lo hizo con su mujer y su hijo. "Todo tiene un aspecto extraordinario a mi alrededor", exclamó. Los medios de comunicación no citaron, sin embargo, al máximo responsable militar y ex jefe de Estado, Jiang Zemin, del que se había dicho que iba a estar presente en el lanzamiento. Las imágenes mostraron también a Yang con la bandera roja china junto a la de Naciones Unidas; un símbolo, según el Gobierno, de la persistente posición de Pekín de realizar "una explotación pacífica del espacio".

Las autoridades aseguran que el objetivo de su plan no es militar y que "China no participará nunca en ninguna carrera armamentística de ningún tipo en el espacio". Pero muchos observadores tienen dudas. El programa está encuadrado dentro de la estructura del Ejército Popular de Liberación, los astronautas son militares y hay funcionarios que han reconocido que hay "connotaciones" militares.

Algunos expertos estadounidenses creen que Pekín intenta recuperar terreno perdido frente a Estados Unidos y Rusia, que ya poseen numerosos satélites espía en órbita. "El Gobierno puede decir lo que quiera, pero, ¿no es el Ejército quien ha desarrollado todo esto?", dice Tian, un taxista de 44 años que se muestra orgulloso del lanzamiento. "Yo estoy completamente de acuerdo con este programa. Así China será más fuerte".

Reacciones

El lanzamiento fue saludado por la NASA, cuyo responsable, Sean O'Keefe, dijo que "se trata de un importante logro en la larga y distinguida historia de exploración del pueblo chino". "La NASA desea que tenga un programa de vuelos espaciales seguro", afirmó. "Estamos muy contentos de que China haya dado este paso histórico en el espacio a nivel mundial, demostrando que su tecnología es muy avanzada", declaro ayer un portavoz oficial de la Agencia Europea del Espacio (ESA) desplazado a la Base de Baikonur (Kazajstan) con ocasión del lanzamiento el próximo sábado del español Pedro Duque a la Estación Espacial Internacional (ISS), informa Alicia Rivera. "Confiamos en que el logro de China sea también un paso hacia una aún mayor cooperación internacional que la ESA comenzó en los años ochenta con un primer acuerdo sobre intercambio de datos de satélites científicos". Aquel primer acuerdo fue seguido en 1993 por otros. "También estamos concluyendo un tratado de colaboración por cinco años, más amplio que los anteriores", recalcó el portavoz de ESA. Además, señaló que tras la petición oficial de China a la UE de ingreso en el futuro sistema de posicionamientos por satélite Galileo que Europa está desarrollando, la ESA está estudiando la forma en que se podría realizar esta participación china. Se estima que China dedica al espacio 2.000 millones de dólares anuales, mientras que Estados Unidos dedica 15,5, Europa 6 y Rusia ha descendido hasta sólo 309 millones de dólares anuales.

Sin embargo, detrás de las loas yace la inquietud de algunos Gobiernos y sus ciudadanos, que temen la potencial utilización militar del programa chino. Poco después de que el pasado enero Pekín anunciara que colocaría un astronauta en órbita, el primer ministro indio, Atal Behari Vajpayee, urgió públicamente a los científicos de su país a que trabajen para llevar un ser humano a la Luna. El mes pasado, Nueva Delhi aprobó una propuesta para enviar una misión sin tripulantes al satélite terrestre en 2008. Un anuncio que ha recibido fuertes críticas por su alto coste. Algunos analistas consideran que los logros chinos acelerarán el programa japonés de misiles balísticos

Mas de 40 años después

Hace 42 años, la carrera espacial estaba en pleno apogeo. En 1961, tras varios vuelos de prueba, con perros y monos, tanto la Unión Soviética como Estados Unidos se creían en condiciones de mandar el primer ser humano al espacio. Fue el soviético Yuri Gagarin el que hizo historia, con un vuelo orbital en una cápsula Vostok el 12 de abril de 1961. Dio una vuelta a la Tierra durante 1 hora y 48 minutos. El 5 de mayo le tocó el turno al primer estadounidense, Alan Shepard, quien en una cápsula Mercury dio un salto de sólo un cuarto de hora, sin llegar a completar una órbita.

Un segundo vuelo suborbital de EE UU, el de Virgil Grissom el 4 de julio, fue seguido del segundo vuelo orbital de la URSS, el de Gherman Titov, el 6 de agosto, que ya duró más de 24 horas (16 órbitas). Hasta 1962 Estados Unidos no logró aproximarse a su rival espacial, al situar un astronauta en órbita. Fue John Glenn, que despegó el 20 de febrero y sólo dio tres vueltas a la Tierra.

La principal diferencia entre ambos países era el regreso. Las cápsulas estadounidenses caían al mar mientras que las soviéticas aterrizaban, al igual que las chinas, cuya tecnología es básicamente rusa. Los chinos pisan sobre un terreno mucho más seguro que los pioneros de hace 40 años porque, entre otras cosas, conocen los efectos de los lanzamientos sobre el organismo humano, lo que les ha permitido prescindir de los animales.

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