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Reportaje:

Once días de cárcel y una cuna vacía

La pareja de invidentes canarios, liberada tras ser detenida en Chile por adopción ilegal, relata los peores días de su vida

"La cárcel es muy dura para un invidente", acierta a decir María Lorenza Mateos, entre decenas de voces amigas que han acudido a su casa, sonidos de teléfonos fijos y móviles y timbres en la puerta. Junto a su marido, Francisco Acosta, fue detenida el 29 de septiembre en el aeropuerto de Santiago de Chile, cuando embarcaba rumbo a España con Rodrigo en sus brazos, un bebé de tres meses, con quien habían convivido durante 20 días en una habitación del hotel Los Españoles. "El primer día que me lo dieron lo llevé a un pediatra, que le hizo una revisión y nos indicó la dieta que teníamos que darle". Un biberón cada cuatro horas. "Esos días engordó con nosotros medio kilo; reaccionó muy bien, no extrañó a nadie, era un comilón de mucho cuidado".

Una funcionaria policial del aeropuerto de Santiago, la misma que los había atendido en el aterrizaje, impidió su embarque y abrió la espita de una supuesta red de adopciones ilegales, donde quedó demostrado que la pareja de invidentes fue una víctima más. Tras 11 días en prisión, la Corte de Apelaciones de Santiago decretó su libertad sin cargos. Su contacto, el abogado Alejandro López del Campo, a quien habían abonado 15.000 dólares (12.700 euros) en concepto de "prestación de servicios personales", permanece en prisión.

"Está a buen recaudo, ojalá pase ahí una buena temporada", declaró Cosme Suárez, letrado de la ONCE, nada más desembarcar ayer en el aeropuerto de Gando (Gran Canaria), donde les esperaba medio centenar de familiares y medios de comunicación. La policía y el servicio nacional de menores de Chile investiga ahora las ramificaciones de la red, que puede extenderse a varios países europeos.

La pareja es invidente de nacimiento. Francisco, con un 80% de ceguera, nació hace 47 años en Tiscamanita, el pedregoso pueblo de los molinos de gofio al sur de Fuerteventura. María Lorenza, de 42, invidente total, se crió en Ciudad Rodrigo (Salamanca). Se conocieron en el centro de la ONCE de Sevilla y se casaron en Gran Canaria en 1984. Trabajan vendiendo cupones en Las Palmas. A pesar de su invalidez, el Gobierno de Canarias les expidió el certificado de idoneidad . "Es que somos personas normales", defiende la mujer. "Podemos criar a un niño, puede que mejor que algunos que no tienen ninguna lesión". La pareja se apuntó en las listas de adopción de España y Colombia, hasta que "alguien" les dio el teléfono del abogado chileno.

Los 11 días en prisión "fueron muy humillantes", sobre todo para Francisco. "Si tenía que ir a declarar y perdía el turno de la comida, ya no probaba nada hasta el día siguiente", cuenta su esposa. "Nadie le pegó, porque permanecía callado, pero se rieron mucho de él y le gritaban: "Tú eres el que robaste la guagua", como dicen que llaman allí a los bebés". A ella le fue mejor gracias a Fabiola y Francisca, dos presas españolas que le cedían parte de su comida y le pagaban los 200 pesos de la ducha. Ayer aún mantenía en su memoria el sabor de la tortilla que le prepararon en el Consulado de España cuando salieron de su encierro, sin cargos. El cónsul general de España en Chile, Ricardo Peidró, y su esposa les visitaba todos los días.

Rodrigo sigue en la Casa Nacional del Niño de la capital chilena. "Ojalá algún día podamos tenerlo de nuevo entre los brazos; fuimos muy felices esos 20 días". En caso contrario, la pareja iniciará los trámites de adopción "allí o en cualquier otro lugar". Mientras, la cuna que habían comprado permanece vacía.

María Lorenza Mateos y Francisco Acosta, ayer en el aeropuerto de Gran Canaria.
María Lorenza Mateos y Francisco Acosta, ayer en el aeropuerto de Gran Canaria.EFE

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