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VISTO / OÍDO
Columna
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Asesinato selectivo

La ejecución del segundo agregado de información de la Embajada de España en Irak no es un hecho insólito: corresponde a lo que en Occidente se trata como "asesinato selectivo", o simplemente atentado de la resistencia frente al ocupante. Unos patriotas indígenas matan a otro alienígena. Oí al padre del muerto con una entereza admirable: es un capitán del Ejército, padre de militares; hija de militar es la esposa del asesinado, y en todos hay una noción muy alta de la Patria -se advertía la mayúscula en su pronunciación- y en el cumplimiento del Deber. Y de acuerdo con la definición de este Gobierno, y en su democrática noción de obedecer al poder civil. Otra cosa hubiera sido de creer, como yo, que esta patria no debía haber invadido la otra, ni haber secundado la acción imperial de Bush. Muchos civiles pensamos que no se trató de defender la patria, sino de destrozar ésa valiéndose de unas mentiras que encendió el jefe de Estados Unidos, y que el jueves defendía una vez más en un discurso de guerra, haciendo hincapié sobre todo en el carácter antidemocrático de Sadam. Nadie puede estar más de acuerdo en que empiece una cruzada contra los tiranos asesinos que los que hemos sufrido uno y hasta estamos muy inquietos en cómo su aliento se deposita en forma de lengüecilla de fuego en los consejos de ministros de esta patria. Odiábamos ya el régimen de los talibanes: durante mucho tiempo se nos mostró su horror, y cómo trataban a sus mujeres: de ser sangrientos hubiéramos deseado su destrucción. Tengo la idea de que las sevicias de aquel régimen perduran, y sus mujeres han adelantado poco: hará falta más tiempo. Nos había pasado con Milosevic: las imágenes de ancianos, mujeres y niños huyendo de sus salvajes soldados nos pedían hacer algo. No las hemos vuelto a ver, ni sabemos cómo se trata a los vencidos. Irak: lo tenemos en la mirada: lo vemos destrozado, humillado. Sus casas invadidas y a sus habitantes arrojados al suelo, atados con tiras. Yo lo he visto así muchas veces: en vivo, en esta España que va desenterrando a sus muertos de hace más de sesenta años y en los documentales y las fotos de aquellos nazis matando judíos o tirándolos en camiones hacia los campos de exterminio. No sé, tampoco, qué está siendo de los iraquíes presos, ni de los de la vergonzosa baraja que cazan los servicios de información de los aliados. Y probablemente los asesinos selectivos de nuestro sargento espía vestido de civil pensaban vengar en él algo de eso. Cosas de patriotas.

Lo que me parece es que el que desea que las tropas y los agentes de información y hasta los sanitarios se retiren de allí para no participar en la injusticia es también patriota. El sentido de la patria no tiene por qué ser agresivo; el patriotismo pacifista se merece todo elogio, aunque tenga que ser mas héroe que el guerrero.

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