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Reportaje:

A mayor gloria de la arquitectura

Un millar de alarifes madrileños celebra su jornada mundial con apertura de edificios al público, placas, homenajes y fiestas

Los arquitectos de Madrid festejaron ayer el Día Mundial de la Arquitectura, que abrocharon a última hora de la tarde con una fiesta por todo lo alto, con parlamento del pensador José Antonio Marina, danza de Marta Carrasco y música bailable, para mil invitados, en el edificio de las Cariátides de la calle de Alcalá. La futura sede del Tribunal Constitucional, obra del autor del Círculo de Bellas Artes y coautor del palacio de Correos, Antonio Palacios, recibió a centenares de arquitectos, "que aprecian ser considerados como parte sustancial de la sociedad civil de Madrid", como dijo Ricardo Aroca, decano del Colegio de Arquitectos y presidente de la fundación cultural colegial.

El palacio de la Embajada de Italia, de Lorenzo Rojí, recibe un premio de la Fundación COAM

Aroca inició la jornada festiva de la Arquitectura en la sede de la Embajada de la República de Italia, uno de los más bellos palacios del barrio de Salamanca. De estilo neobarroco, fue construido entre 1914 y 1917 y perteneció al marqués de Amboage; desde 1939 es sede de la misión latina en Madrid; posee grandes óculos al exterior, acróteras en sus remates, delicado ornato interior, excelso porche y jardín soberbio, según explica Paloma Barreiro, de la Fundación Cultural del Colegio de Arquitectos. Por ello, desde ayer, su fachada a la calle de Juan Bravo exhibe una de las placas de bronce con las que la institución colegial singulariza los edificios capitalinos de mejor hechura. Le fue impuesta por el decano-presidente Aroca en presencia del embajador de Italia, Amadeo de Franchis, y de su esposa. La mañana había comenzado con decenas de estudiantes de Arquitectura embutidos en chalecos de color naranja, dispuestos a explicar al público interesado una veintena de edificios singulares de Madrid, que ayer abrieron sus puertas para mostrar su intimidad y estructuras.

Bernardo Ynzenga, nacido en Madrid en 1939 en una familia de ingenieros, arquitecto él desde 1963, trabajó durante años en Estados Unidos y en Brasil para regresar a Madrid y regentar la Comisión de Planeamiento Metropolitano y desempeñar, entre 1978 y 1980, la Dirección General de Urbanismo. Es vicedecano del Colegio de Arquitectos. En el Día Mundial de la Arquitectura, eligió tres de los edificios ayer abiertos al público para glosarlos. El primero fue el Girasol, situado en la confluencia de las calles de Lagasca y José Ortega y Gasset, en pleno barrio de Salamanca. "Coderch y Valls lo construyeron en 1966 sobre un solar orientado al suroeste y en él consiguieron optimizar la luz de poniente". Para Ynzenga, "el ladrillo de la fachada queda dispuesto verticalmente para significar que se trata de una piel y no de un muro de carga; su planta primera retranqueada sugiere transparencia y en ella y en otros ámbitos supieron romper los límites formales del edificio con espacios nuevos, que permiten idear escenarios de libertad, como de mar abierto, dentro del rigor formal del barrio en el que se halla".

Otra elección del vicedecano madrileño es el rascacielos del Banco Bilbao Vizcaya del paseo de la Castellana, en el extremo meridional del polígono Azca. "La excelencia alcanza aquí su culmen", destaca Ynzenga. "La estructura del edificio se despliega hacia arriba de forma arbolada, con una pauta creciente que alberga tramos de cuatro plantas rematados por franjas que ocultan instalaciones". A su juicio, su autor, Sáenz de Oiza, "quiso mostrar la sustantividad de los elementos de su obra, con toda la pureza cromática del acero cortén, cuya oxidación lo va integrando suavemente en la estructura. Apenas hizo concesiones estilísticas", explica, "salvo unas basas de piedra de estilo dórico, el mismo de una cenefa de modillones, en metal, que se sitúa encima". Todo fue cuidado por Sáenz de Oiza : "Desde la barandilla que define el contorno de cada planta, hasta los zócalos para la limpieza de las ventanas apuntados con viseras para guarecerlas del sol, salvo en la fachada norte, que no lo recibe", matiza. En cuanto al propio edificio de las Cariátides, en Alcalá, Ynzenga muestra la emoción perenne que la arquitectura brinda a los que conocen sus claves arquitectónicas: utilidad, firmeza y belleza: "El dominio por Palacios de los oficios, desde la cantería hasta la carpintería, era realmente extraordinario; pero lo más singular de él fue su espléndida erudición y su capacidad para incorporar a su mirada la mirada de los demás. En esa fachada que da a la plaza de Cibeles", destaca Ynzenga, "combinó su dominio del arte gigante con el de otros estilos: he ahí su perforación del friso con una fenestración barroca". Todo un maestro de la arquitectura, como el ex decano madrileño Fernando Chueca Goitia, condecorado ayer por sus colegas.

El guante de un desafío

La Fiesta de la Arquitectura fue el marco solemne de un reto cuyo guante, con certeza, numerosos colegiados de Madrid recogerán en las próximas semanas. Se trata de los tres proyectos incluidos en un convenio firmado ayer entre el Ayuntamiento de Madrid y el Colegio de Arquitectos para construir hasta 260 viviendas protegidas en el Ensanche de Vallecas y en el barrio de las Adelfas, de Retiro, así como para encontrar la manera de unir la calle de Dulcinea con la avenida de Raimundo Fernández Villaverde, hoy conectadas por una escalera para salvar el gran desnivel que las separa. Tal desnivel es uno de los más notables de la trama urbana de Madrid junto con el que segrega la prolongación de esta avenida en Joaquín Costa y la calle de Guadalquivir, precisamente donde se halla el colegio Maravillas, cuyo gimnasio, por su excelencia arquitectónica, formaba parte ayer de los edificios abiertos al público y visitables gratuitamente. El caso es que calle y avenida deberán prescindir de las escaleras que hoy las conectan y vincularse de otra manera cuya mejor expresión, con toda seguridad, ya se encuentra prevista entre la panoplia de recursos de alguno de los alarifes madrileños que asistirán al concurso. El convenio fue suscrito ayer entre los arquitectos Pío García-Escudero, concejal de Urbanismo, Vivienda e Infraestructuras del Ayuntamiento de Madrid, y Ricardo Aroca, decano del colegio de Arquitectos y presidente de la Fundación COAM. Se ampliará a viviendas de protección pública y oficial, de régimen especial y actuaciones de intervención urbana. Entre 1994 y 2001 hubo convenios precedentes satisfactorios, según el parecer de los firmantes.

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