Maragall propone no enviar agua del Ebro a las regiones que la malgastan

"No enviaremos una gota de agua por un principio de equidad: no es justo que el agua del Ebro llegue a comunidades que no implantan políticas de ahorro y que no necesitarían el agua que piden". Estas palabras del líder de los socialistas catalanes, Pasqual Maragall, pronunciadas en pleno Delta del Ebro, desataron ayer una fuerte polémica. El Gobierno de Murcia, presidido por el Partido Popular, las consideró la "plasmación de la irracionalidad y el radicalismo".

Maragall quiso trasladarse hasta el Delta para presentar su programa mediambiental y reunirse con las plataformas antitrasvase, ante las que se comprometió a paralizar el envío de agua hacia Valencia y Murcia e incluso a Barcelona, en caso de alcanzar la presidencia de la Generalitat. El líder de los socialistas catalanes culpó del trasvase a la derecha española que utiliza el Plan Hidrológico Nacional (PHN) como objetivo "porque no tiene otra causa que no sea el antiterrorismo". Y añadió que si las comunidades que tienen previsto recibir agua del Ebro hubieran aplicado políticas de ahorro y de gravamen fiscal ahora no les haría falta".

Maragall recordó que en Barcelona ya se ha demostrado que "a un determinado precio se estanca el consumo del agua de boca", por lo que a su entender, "y por un principio de equidad", no es justo que territorios que aplican políticas de ahorro tengan que cederla a comunidades que la malgastan. El trasvase del Ebro, según el candidato socialista, es culpa del retraso histórico del PP y de "la anemia, inoperancia, pereza y voluntad de permanencia de CiU en el Gobierno, porque el Ebro es el gran fracaso ambiental de CiU".

Maragall se presentó en las comarcas ribereñas del Ebro como único garante, en caso de resultar elegido presidente, del río Ebro, "que otros podrían sacrificar por querencia a gobernar". El candidato del PSC justificó "la guerra pacífica y legítima" de los antitrasvase y exhortó a que en las Tierras del Ebro la revuelta se produzca también en la elección de los dirigentes locales, con el fin de erradicar de la zona el caciquismo.

Las manifestaciones de Maragall no agradaron al Gobierno murciano, presidido por el Partido Popular, que en un comunicado aseguró que suponen "la plasmación dolorosa de la irracionalidad política y están efectuadas desde el desconocimiento, el radicalismo y la insolidaridad".

El Ejecutivo autónomo aprovechó la nota para arremeter contra el líder socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, por su "concepto de vertebración del Estado" y la "permanente ceremonia de la confusión en la que se encuentra instalado el PSOE".

Los populares valencianos lanzaron similares críticas contra Pasqual Maragall y, por extensión, contra todo el partido socialista. El portavoz del grupo del PP en las Cortes valencianas, Serafín Castellano, calificó de "insultantes, ofensivas e insolidarias con el pueblo valenciano" las declaraciones de Maragall. Castellano lamentó la "ofensa reiterada" de un candidato que "pretende que la Comunidad Valenciana sea un apéndice de esa obsoleta e inconstitucional idea de los países catalanes".