El Consejo de Gobierno iraquí cree imposible redactar una Constitución en seis meses
Las profundas divergencias entre los distintos partidos hace irreal el plazo propuesto por Powell
El plazo de seis meses anunciado la semana pasada por el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, para que entre en vigor una nueva Constitución en Irak es "poco realista", según el portavoz del presidente de turno del Consejo de Gobierno provisional, Adnan Chalabi. Los principales partidos que forman el Consejo coinciden en que es imposible, en las circunstancias en que se encuentra Irak, elaborar un texto, cuya gestación es como mínimo complicada, y someterlo a referéndum a la población en el plazo anunciado desde Washington.
Además, existen profundas divergencias en cómo debe ser el nuevo Estado, su forma de Gobierno y, sobre todo, el papel del islam en el Irak pos-Sadam Husein. Las diferencias son tan profundas que una comisión nombrada por el Consejo de Gobierno para elaborar un informe preliminar, es decir, un documento lleno de generalidades y decisiones pospuestas a una ulterior discusión, fue incapaz de sacarlo a la luz ayer, cuando vencía el plazo anunciado por el Consejo.
No se trata sólo de si Irak debe ser una república presidencialista o parlamentaria, si existirán Estados federales y su representación en el Gobierno central, sino también de cuáles deben ser las circunscripciones electorales, de si se debe elegir una Asamblea Constituyente, o algo mucho más básico, de cómo elaborar el censo electoral. "Un proceso así necesita mucho más de seis meses", destaca Dara Nor al Din, un representante kurdo en el Consejo de Gobierno, que pasó por prisión por atreverse, como magistrado, a declarar ilegal una confiscación de tierras ordenada por Sadam.
Autodeterminación kurda
"La nueva Constitución debe definir Irak como una república democrática, federal y plural", subraya Latif al Saadi, del comité central del Partido Comunista y director de su periódico, el Tarik al Shaab. "No queremos un Irak basado en las divisiones étnicas, pero reconocemos que el pueblo kurdo debe gozar de una autodeterminación dentro del Irak federal; Kurdistán ha vivido como un Estado independiente desde 1991 [cuando Sadam fue derrotado en la primera guerra del Golfo]", añade. Los comunistas rechazan totalmente que el resto de Irak se divida siguiendo criterios religiosos. "Sadam ha sido quien ha fomentado la división mediante la discriminación de unos y los privilegios de otros".
"La Constitución no tiene que ir contra el islam, pero debe haber una clara separación entre islam y Estado", opina Entifadh Qanbar, portavoz del Congreso Nacional Iraquí (CNI), el partido de Chalabi, quien advierte que una Carta Magna aprobada a la carrera y sin consenso social será papel mojado. "Tenemos que hacer que los iraquíes se impliquen en su Constitución y, ya que es muy difícil celebrar elecciones a una Asamblea Constituyente, al menos debería haber unas elecciones parciales".
Qanbar coincide con los representantes de otros partidos en que todos usan las mismas palabras, pero con un significado muy distinto. Así, los kurdos quieren mantener su estatus de independencia en la práctica cediendo al Estado sólo las competencias de defensa -manteniendo sus milicias como parte del nuevo Ejército- y moneda. "A eso le llaman federalismo, cuando es un estatus basado en un criterio étnico y geográfico", rebaten desde el CNI. Mientras, los partidos religiosos chiíes (Al Dawa al Islam y el Consejo Supremo para la Revolución Islámica) exigen un sistema de votación que, en todo el país, refleje que esta comunidad representa el 60% de la población. "Así se acabó la democracia, tendrían mayoría siempre", opina el comunista Al Saadi.
A pesar de las divergencias, casi todas las partes están haciendo gala de flexibilidad, al menos en sus declaraciones. Así, los partidos religiosos chiíes han repetido que no quieren un Estado islámico en Irak, siguiendo la tesis de "esto no es Irán" del asesinado ayatolá Mohamed Baqer al Hakim. Pero insisten en que las nuevas leyes reflejen la importancia del islam en la sociedad, una exigencia en la que prácticamente caben todas las hipótesis.
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