La más alta concentración
Uno de cada diez alumnos de Madrid es inmigrante. Este curso estudiarán más de 80.000 extranjeros, el 78,8% en colegios públicos
Cuando por azar se abre la puerta de una de las aulas del colegio público Vázquez de Mella, lo primero que choca es poder ver todos las razas de un tirón. Como en un anuncio de Benetton. Los alumnos sentados en sus pupitres son negros, amarillos, indios, blancos. Todos mezclados en plena armonía.
Este colegio de primaria es un ejemplo de convicencia multicultural. De los 420 alumnos inscritos, el 58% son inmigrantes. Y de ellos, la mitad son ecuatorianos. "Aquí la inmigración no es un problema. La convivencia es maja, positiva. Puede ser que algún día en el patio un niño venga llorando porque un compañero le haya llamado chino. Entonces yo le digo: 'Pues llámale tú español", asegura su directora, Irene Iglesias.
Este curso habrá en la comunidad de Madrid más de 80.000 alumnos inmigrantes en infantil, primaria y ESO, según la Consejería de Educación. Los estranjeros suponen ya el 10% de la población escolar. La mayoría son ecuatorianos, marroquíes, chinos, rumanos y búlgaros. Pero su reparto en los centros sostenidos con fondos públicos es profundamente desigual. De los 65.667 inmigrantes matriculados el curso pasado, 51.730 acudían a uno público y sólo 13.937 a uno concertado. En esta comunidad hay 2.586 centros escolares: 1.492 son públicos, 483 concertados y 611 privados.
"En el Vázquez de Mella el goteo de llegada de inmigrantes es inintermitente hasta que se cubren todas las plazas", explica su directora. Vienen en cualquier época, incluso en mayo, cuando queda un mes por zanjar el curso. La comisión de escolarización, permanente todo el curso escolar, asigna a los alumnos a los centros dependiendo de la zona en la que viva el chaval y de las plazas disponibles en los centros. Según una normativa, todos los colegios de la Comunidad sostenidos con fondos públicos deben reservar al menos tres plazas por clase en los cursos que dan acceso a un ciclo. La consejería estima que el 40% de los inmigrantes en edad escolar que llega a Madrid no conoce el idioma o arrastra un desfase curricular.
Con el objetivo de ayudar a la integración de estos alumnos, la Comunidad de Madrid puso en marcha en enero pasado el programa de aulas de enlace. Este curso funcionan ya 141 aulas. Un aula de enlace es una especie de antesala de adaptación donde el escolar inmigrante que acaba de llegar aprende a marchas forzadas el idioma y matemáticas, correspondiente a su nivel, durante seis meses con 11 alumnos más como máximo. No todo el tiempo el chico está en el aula de enlace, pues asignaturas como música, educación física o educación plástica las estudia con el resto de los alumnos de su clase futura.
Estas aulas están repartidas también de forma desproporcionada: 74 están ubicadas en centros públicos (36 en primaria y 38 en secundaria) y 67 en centros concertados (28 en primaria y 39 en secundaria). Ya están matriculados en ellas 665 alumnos.
De esto se queja el secretario general de la Federación de Enseñanza de CC OO de Madrid, Francisco García: "La distribución ha sido discrecional. Aunque muchos centros públicos han pedido tener una, no se les ha concedido. La paradoja es que hay casi el mismo número de aulas de enlace en centros públicos como en concertados".
Por su parte, la directora de Promoción Educativa, María Antonia Iglesias, da una explicación: "Como la política educativa tienende a equilibrar la matriculación de inmigrantes en centros públicos y concertados, cuando uno concertado ha pedido un aula de enlace se le ha concedido, ya que una vez que el chico finalice su etapa de seis meses en este aula el centro estará obligado a darle una plaza en el centro".
El ingreso del chico en este aula es voluntario. Para la puesta en marcha de cada una, cada centro ha recibido 1.800 euros, otros 4.000 euros para
equipamiento informático y 1.200 euros más cada año para recursos didácticos.
De cada aula de enlace se ocupan 1,5 profesores. Este curso trabajan, en general, 1.500 profesores de compensatoria.
En el Vázquez de Mella existe un aula de enlace a la que ha llegado esta mañana por primera vez un niño ucranio de 10 años. No habla una palabra de español. Lo primero que ha hecho la directora es llevarle a la clase a la que se incorporará definitivamente cuando aprenda el idioma para que salude a sus compañeros. Porque por ahora la mayor parte del tiempo lo pasará junto con otros siete niños como él, entre 9 y 11 años, que acaban de llegar a España: tres marroquíes, otros tres chinos, y una ucrania. Con tarjetas y dibujos, una profesora les enseña palabras en español como "carne", "pescado", "poco", "mucho".
Sentado en un banco de madera, un niño marroquí espera con su madre a la directora. La comisión de escolarización le ha mandado al Vázquez de Mella para que se matricule. Su vida escolar en España está a punto de comenzar.
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