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"¿Hay derecho a matar por piedad?"

El primer gran debate sobre el homicidio piadoso se produjo en Francia en 1924 cuando una actriz polaca, Stanislawa Uminska, dio muerte por compasión a su amante, el escritor Juan Zinowsky, y el Tribunal de París la dejó libre. Aquel gesto pietista de los magistrados provocó una pregunta inquietante y malsana: "¿Hay derecho a matar por piedad?" En España, el gran criminalista Luis Jiménez de Asúa pensó sobre el tema y fue sancionado en 1928 por el Gobierno militar por verter "conceptos antisociales", mientras la prensa católica le propinaba trabucos y anatemas.

El homicidio con fines eutanásicos no es un homicidio vulgar. Pero hasta la sentencia que proclamó la impunidad de Stanislawa Uminska, los tribunales lo penaban sin contemplaciones. Sólo se recordaba un caso de indulgencia por un crimen caritativo: el cometido por un coronel francés que al final de una batalla remató de un pistoletazo a un herido imposible de transportar, a petición de éste.

"Despenar es un deber de buen amigo, y negarse a hacerlo se reputa como un acto deshonroso, mezcla de impiedad y cobardía", escribió el argentino José Ingenieros en 1911 al estudiar las costumbres de la población rural de su país. Aquellas prácticas de muerte liberadora eran delito en cualquier caso, pero los criminalistas no dejaban de discutir sobre el asunto. Hasta que numerosos parlamentos fueron recibiendo propuestas para injertar en las leyes, no la despenalización del homicidio piadoso, pero sí el que los médicos pudiesen, por motivos humanitarios, activar la muerte de los pacientes que lo solicitasen, en muy determianadas circunstancias y con severos controles. Lo han hecho ya países como Bélgica, Holanda y Suiza, adonde se dirigen a diario enfermos de todo el mundo para poder acogerse a la eutanasia -la buena muerte-sin comprometer a los familiares.

En España, el debate pervive desde el suicidio asistido del tetrapléjico Ramón Sampedro, en 1998, cuya muerte no pudo ser castigada pese al empeño del juez por dar con la persona que le ayudó a matarse.

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