26 urinarios y 100 papeleras de cartón
La gran afluencia de público a los actos de las fiestas de la Mercè hizo insuficiente el refuerzo de los servicios de limpieza
Ante la previsión de que la gran afluencia de público a los actos de las fiestas de la Mercè iría acompañada de un incremento de la suciedad y la basura, el Ayuntamiento de Barcelona decidió reforzar las brigadas de limpieza e instalar, por primera vez en estas fiestas, urinarios en la vía pública. El resultado, siempre según el Ayuntamiento, fue "muy positivo". Los ciudadanos, sin embargo, no tuvieron esta percepción. Bastó con dar un paseo por los lugares más concurridos durante las fiestas para observar que en muchas ocasiones las papeleras estaban a rebosar y las plazas y calles aparecían llenas de papeles, vasos y botellas que no tenían a dónde ir a parar, salvo al suelo.
El Ayuntamiento instaló 26 urinarios químicos, distribuyó 100 papeleras de cartón y reforzó las brigadas de limpieza en un 15%, hasta alcanzar los 430 trabajadores. Pero estas cifras resultaron del todo insuficientes ante la masiva afluencia de público a los actos programados: dos millones de personas en total, según la Guardia Urbana. Algunas actividades, como el festival aéreo, llegaron a congregar a 400.000 personas. "Durante este festival doblamos el servicio previsto cuando vimos que había tanta gente", dijo ayer Ricard Frigola, gerente de Servicios y Mantenimiento del Ayuntamiento de Barcelona.
Frigola calificó de "positivo" el dispositivo especial de limpieza de la Mercè y dijo que el Ayuntamiento está "muy contento" con los resultados obtenidos. "Hemos dado una buena respuesta", afirmó. Frigola consideró que el aumento de los servicios fue el adecuado y en ningún caso insuficiente. "Las papeleras están para llenarse", añadió.
Los espacios que se ensuciaron con más rapidez fueron sobre todo La Rambla, la plaza de Catalunya y la plaza Reial. Y es que las papeleras adicionales instaladas no lograron engullir la gran cantidad de basura generada por la multitud. La cercana Rambla del Raval pareció soportar mejor la suciedad y no se veía tan desbordada como los espacios anteriores.
Otro de los lugares de gran afluencia fue el Port Vell, donde se ubicó el Passeig de les persones y por donde pasaron unas 300.000 personas durante los cinco días de las fiestas. En este espacio pareció funcionar mejor el refuerzo de las papeleras de cartón, quizá porque, al tratarse de un paseo, el público no se llegó a concentrar y fue mucho más fácil mantenerlo limpio. En cualquier caso, las brigadas de limpieza intervinieron con bastante celeridad después de cada acto con asistencia masiva de público.
Los 26 urinarios instalados por la ciudad no lograron evitar que ciertas calles y plazas desprendiesen un desagradable olor a orines. En algunos puntos, el olor alcanzaba de madrugada intensidades difícilmente soportables. Éste se ha convertido en uno de los problemas más desgradables y acuciantes de algunas zonas del Barri Gòtic y del Raval, que al mismo tiempo son las que más visitantes reciben durante las fiestas y fuera de ellas. Durante las noches de la Mercè, algunas calles estrechas eran utilizadas como urinarios y los regueros llegaban hasta las principales arterias. El Ayuntamiento de Barcelona ya había instalado en alguna ocasión sanitarios públicos en las calles, pero nunca antes lo había hecho durante la Mercè. El resultado de la prueba ha sido considerado muy positivo por los responsables municipales.
Decomiso de latas
La batalla contra la venta ambulante e ilegal de bebidas que se inició en las fiestas de Gràcia prosiguió durante la Mercè. La Guardia Urbana decomisó un total de 11.348 latas, la mayoría de cerveza. Las intervenciones se llevaron a cabo en distintos puntos de la ciudad, especialmente en los alrededores de la plaza de Catalunya, en La Rambla y de nuevo en algunas zonas del distrito de Gràcia. Esta venta ambulante contribuye a la suciedad de las calles y facilita que se produzcan problemas de embriaguez cuando los bares y restaurantes ya han cerrado sus puertas.
Este verano la ciudad registró un incremento de visitantes del 20% sin que se reforzaran los servicios de limpieza, por lo que la suciedad desbordó el centro de la ciudad. A ello hay que añadir un aumento de los actos vandálicos, cometidos muchas veces por personas que han abusado del alcohol. El gobierno municipal ha hecho un llamamiento al civismo y ha creado una comisión cuyo cometido es estudiar las las medidas necesarias para poner fin a esta situación.
El problema de los orines en Ciutat Vella
El Ayuntamiento decidió instalar urinarios públicos durante las fiestas de la Mercè para determinar si esta medida realmente ayuda a reducir la suciedad y los malos olores. Como el resultado ha sido calificado de "positivo", el Ayuntamiento se propone repetir la experiencia en la Mercè del próximo año.
Las entidades de Ciutat Vella, sin embargo, creen que esta medida no soluciona el problema de fondo, que no se limita al periodo de fiestas. El concejal del distrito, Carles Martí, dijo ayer que se está planteando la posibilidad de instalar urinarios públicos en este distrito. Esta propuesta será estudiada en el marco del Plan de Actuación Municipal de Ciutat Vella, cuya negociación comenzará la próxima semana.
Martí añadió que se analizará la posibilidad de instalar "urinarios como los de antes, situados en plantas bajas, con una persona que los controle" y a los que se acceda "pagando algunos céntimos o dejando la voluntad".
Las casetas móviles no le parecen al concejal una buena solución, porque la gente acaba por utilizarlas para otras cosas. Martí aseguró que discutirá esta cuestión con los vecinos y comerciantes del distrito, y se mostró partidario de lavabos "estratégicamente situados" en los puntos más conflictivos, dado que instalar un número mayor "sería complicado".
En cuanto al dispositivo de limpieza de las fiestas de la Mercè, Martí cree que funcionó "francamente bien" en Ciutat Vella y que las enormes concentraciones de gente que se produjeron "fueron bien asumidas". A pesar de ello, no ocultó su preocupación por el creciente número de personas que orinan en la calle. "Éste es un fenómeno que se extiende" y que pone al distrito "en fase de prealerta", dijo el concejal.
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