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Tribuna:LEGISLACIÓN
Tribuna
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¿Para qué queremos patentes de 'software'?

El autor del artículo rechaza la directiva de las patentes de software. En primer lugar porque no ha habido un debate social. La inmensa mayoría de los productores de software no han sido convenientemente informados, de forma neutra y equilibrada, de lo que puede suponer para sus negocios y su trabajo la introducción de estas patentes.

SI ALGUIEN ESCRIBE un programa de ordenador, puede comercializarlo como mejor le parezca. Si una empresa crea un nuevo sistema software, puede explotar comercialmente el resultado de esa inversión sin más preocupaciones que su éxito en el mercado. Si un innovador tiene una buena idea sobre un servicio que se puede proporcionar en Internet, construye los programas necesarios, lo pone en marcha, y compite libremente en el mercado. La legislación de derechos de autor, que otorga derechos exclusivos a los creadores de los programas, les asegura todo esto. Simple, ¿no?

No.

Ya no.

O quizás sí...

Todo depende de que los programas en cuestión tengan que someterse o no a una legislación que admita las patentes de programación (o de software). Las patentes son monopolios comerciales que duran 20 años. Cuando se admite aplicarlas al software, cualquiera de los miles de técnicas diferentes que utiliza un programa de tamaño medio puede estar sujeto a una patente. Si lo está, su dueño (el de la patente) puede impedir la comercialización del programa, y pedir el pago de una parte de los beneficios obtenidos con su uso comercial. Sin haber tenido que competir en el mercado. Sin haber tenido siquiera que crear un producto. Buena forma de fomentar la construcción de programas innovadores y nuevos servicios, ¿verdad?

Las patentes son monopolio comercial durante 20 años. Si se admite para software, cualquiera de los miles de técnicas que usa un programa medio puede estar sujeto a patente

Durante la mayor parte de la historia de la informática las patentes de software no han existido como tales, a efectos prácticos, en ninguna parte del mundo. Durante este periodo se han desarrollado campos completos de la tecnología, como Internet o la ofimática, y la industria informática ha sido probablemente la más innovadora. Hace unos diez años las patentes de programación comenzaron a aceptarse rutinariamente en EE UU, y desde entonces ha comenzado una presión por hacer lo mismo en el resto del mundo.

A principios del año 2002 la Comisión Europea publicó su propuesta de directiva sobre patentabilidad del software (el nombre exacto es de patentabilidad de invenciones implementadas por ordenador). Desde entonces la Comisión (y los partidarios de que sea aprobada) la han presentado, sorprendentemente, como un asunto meramente de "técnica jurídica", cuyo fin principal es la armonización de legislaciones en Europa, y que no supondrá grandes cambios en la situación actual. Sin embargo un análisis detallado de su texto muestra cómo abre la puerta grande para las patentes de programación en Europa, en unas condiciones muy similares a las que tanto se están criticando últimamente en Estados Unidos.

Uno puede considerar que las patentes de software perjudican seriamente la innovación en este campo, y son dañinas para la sociedad en general (como es mi caso, fundado en un estudio detallado de su impacto sobre el sector informático en su conjunto). Uno puede opinar justamente lo contrario. Pero es difícil de entender que este debate se haya tratado de hurtar a la sociedad, e incluso a los actores más directamente afectados.

La inmensa mayoría de los productores de software (empresarios, profesionales, etcétera) no han sido convenientemente informados, de forma neutra y equilibrada, de lo que puede suponer para sus negocios y su trabajo la introducción de estas patentes. Al menos hasta que han llegado a ellos las campañas de los que nos oponemos a que la directiva pase inadvertida, mostrando entonces, en general, su gran preocupación. Asociaciones de profesionales informáticos, sindicatos, organizaciones de PYMEs, investigadores, economistas y más de 250.000 europeos (firmando personalmente) han mostrado su desacuerdo con que el software sea patentable. Pero aún así hay quien habla de que esta directiva es lo que quiere el sector informático europeo.

¿A quién le interesa que esta directiva introduzca las patentes de software en Europa? Esta semana la propuesta se vota en el Parlamento Europeo. Según salga adelante, se rechace o se enmiende adecuadamente, y según qué vote cada cual, empezaremos a saber quién está a favor de la libertad de innovación y quien no.

Jesús M. González Barahona es profesor de Telemática de la Universidad Rey Juan Carlos y coordinador de Proinnova.

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