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ASTRONOMÍA

El telescopio 'Chandra' observa la Luna en rayos X

El telescopio espacial Chandra de rayos X ha observado la cara brillante de la Luna y ha detectado oxígeno, magnesio, aluminio y silicio en un área extensa de su superficie. Los científicos, al conocer la abundancia y distribución de estos elementos, intentan determinar cómo se formó el satélite natural de la Tierra, según ha informado el equipo responsable del telescopio, en el Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics (CfA).

"Tenemos muestras de la Luna tomadas alrededor de los seis lugares de alunizaje de las naves Apollo, pero la observación remota con el Chandra puede cubrir un área mucho mayor", ha explicado Jeremy Drake, del CfA, en el simposio Cuatro años con el Chandra, celebrado en Alabama.

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El objetivo de los investigadores es probar la teoría de que la Luna se originó a partir de un gran impacto de un cuerpo del tamaño de Marte contra la Tierra hace 4.500 millones de años. En el choque saldrían disparados fragmentos tanto del manto terrestre como del cuerpo impactante. Esos fragmentos en órbita terrestre acabarían fundiéndose al cabo de unas cuantas decenas de millones de años, formando la Luna. Drake y sus colegas comparan las cantidades de determinados elementos en la Tierra y en el satélite natural. Uno de los primeros resultados indica que no hay grandes cantidades de calcio en la Luna.

Los rayos X lunares se deben a la fluorescencia, un proceso similar al de los tubos fluorescentes, explican los científicos. Los rayos X solares bombardean la superficie de la Luna, arrancan electrones de las capas exteriores de los átomos y los ponen en un estado excitado altamente inestable. Enseguida otros electrones ocupan su lugar y en el proceso convierten su energía en los rayos X fluorescentes que detecta el Chandra.

La cara oculta

Este telescopio de rayos X de la NASA está efectuando otras observaciones lunares. Brad Wargelin, del CfA, ha explicado que gracias al Chandra se ha resuelto el viejo misterio de los rayos X de la cara oscura del satélite. En 1990, el observatorio alemán Rosat registró la señal de rayos X procedente de dicha cara oscura, y se intentó explicar el fenómeno como debido a electrones de alta energía emitidos por el Sol que chocarían con la superficie lunar.

Sin embargo, los datos del Chandra, combinados con mediciones del número de partículas emitidas por el Sol en el viento solar, indican que los rayos X no proceden de la Luna, dice Wargelin. "El espectro de rayos X, la intensidad y su variación con el tiempo pueden ser explicadas por emisiones procedentes de alta atmósfera terrestre". Su hipótesis es que las colisiones de iones pesados de carbono, oxígeno y neón del viento solar con átomos de hidrógeno a miles de kilómetros sobre la superficie terrestre provocan esas emisiones de rayos X.

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