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EE UU cree 'manejable' su déficit exterior pese a las advertencias del FMI

Washington pide a Europa más crecimiento

El secretario del Tesoro de EE UU, John Snow, dijo ayer en la sesión inaugural de la asamblea conjunta del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial que el déficit exterior estadounidense, actualmente en el 6% del PIB (producto interior bruto), es el resultado de que la economía de su país crece a una tasa superior a la del resto de los países occidentales y que "es manejable", desoyendo las advertencias del FMI y de varios países europeos, a quienes pidió medidas para aumentar sus tasas de crecimiento.

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John Snow subió a la tribuna y dijo que, si bien traía un discurso escrito, prefería dejarlo a un lado y abordar los temas de actualidad. A juzgar por el texto entregado con anterioridad -una sucesión de vaguedades-, el hombre fuerte del presidente George W. Bush para los asuntos económicos decidió dar algún tipo de respuesta a la intranquilidad que tanto los técnicos del FMI como algunos países europeos han expresado por lo que se conoce como el retorno de los déficit gemelos en EE UU. El déficit fiscal y el de la cuenta corriente de la balanza de pagos.

"Ustedes dependen de nosotros y nosotros dependemos del resto del mundo", dijo. Esta dependencia es innegable. Aunque Snow no lo ha dicho, los inversores internacionales, entre ellos los europeos, envían cada día unos 1.500 millones de dólares a EE UU. Es el flujo de capitales hacia los mercados financieros norteamericanos. O la savia que mantiene con vida la economía de EE UU.

"El déficit fiscal de EE UU es algo por lo que estamos preocupados, pero hemos pasado a esa situación por causa de una recesión. Ya hemos tomado medidas. El presidente Bush, además, ha puesto en práctica un plan de reducciones fiscales", señaló. En cambio, descartó que las preocupaciones por el déficit por cuenta corriente de la balanza de pagos, que se sitúa en estos momentos en el 6% del PIB, estén justificadas. "Todo el mundo está preocupado, pero nosotros creemos que es manejable y que se debe al consumo interno. EE UU crece a una tasa superior a la del resto del mundo y estamos importando más", explicó.

En efecto, según datos del FMI, las importaciones de EE UU, que alcanzaron los 1,4 billones de dólares en el ejercicio 2002, superan a las exportaciones, que se elevan a 974.000 millones, en un 50%. Es verdad, como explicó Snow, que el consumo interno supone grandes importaciones, habida cuenta que cuando su economía se expande, EE UU suele adquirir más productos en el exterior que otros países, como es el caso de Japón o los miembros de la UE.

Disparidad de opiniones

Los economistas del FMI cuestionan la posición de la Administración de Bush expresada por Snow. "Los desequilibrios de la cuenta corriente son un problema de medio plazo. No es algo para los próximos dos meses, pero tampoco para dentro de 10 años. Está en la franja de los próximos dos a cuatro o de tres a cinco años", estima Kenneth Rogoff, economista jefe del FMI. "Es un problema muy serio que amenaza a la economía mundial. Y se agrava con el tipo de recuperación desequilibrada que tenemos. Algún día, el déficit de EE UU por cuenta corriente -que, estando ahora en el 5% del PIB, no bajará al 4% hasta el año 2008- como poco tiene que reducirse. Y cuando lo haga, habrá una fuerte caída del dólar", añade. ¿Cuánto de fuerte? Según Rogoff, restablecer el equilibrio de la cuenta corriente de la balanza de pagos exigirá una depreciación del 35%. "El mundo está listo para saltar desde lo alto de una catarata sin saber qué profundidad tienen las aguas", enfatiza. Snow señaló ayer que si bien exportar más es muy útil, el énfasis se debe poner en la necesidad de "adoptar medidas para aumentar la demanda interna".

Ayer, el vicepresidente primero y ministro de Economía español, Rodrigo Rato, citó varias veces a Snow -con quien se reunió el pasado lunes, día 22- en su discurso ante la asamblea anual. Es curioso: el estímulo de la demanda interna que exige Snow está en las antípodas de la política de oferta que defiende el Gobierno español.

Rato alertó de los desequilibrios en la economía global y lanzó un llamamiento para un ajuste en el sistema cambiario que evite que, como hasta ahora, el peso de la caída del dólar recaiga principalmente en el euro. Acerca de la "decepcionante" situación de la economía europea, el ministro aludió a los déficit de gasto público en Francia y Alemania. Y respecto al plan de reestructuración de deuda argentino, Rato lo calificó de "exigente", y opinó que el acuerdo entre Argentina y el FMI representa para el país "una gran oportunidad para restaurar la confianza".

Rato (de pie) y el presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, ayer.

/ EFE
Rato (de pie) y el presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, ayer. / EFE

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