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Reportaje:MAR ALONSO | ARQUITECTA | Apuntes | UN PASO POR DELANTE

"Hay que saber trabajar en equipo"

El estudiante de Arquitectura debe acostumbrarse a "las entregas" y a los exámenes de dibujo de más de cinco horas

Tras aprobar el Proyecto Fin de Carrera en abril, Mar Alonso (Valencia, 1972) se convirtió en arquitecta superior, una de las carreras predilectas por la gran demanda del sector inmobiliario y por su atractivo profesional: los artistas técnicos diseñan el cotidiano mapa urbano. "Hasta que no acabas el proyecto no eres arquitecta. Lo tenía que hacer, pero cuando volví a trabajar era la misma", dice esta graduada por la Universidad Politécnica que trabaja en el Instituto Valenciano de la Edificación (IVE), desde hace cuatro años.

Mar Alonso representa la estudiante no encorsetada en las clases y puesta al servicio de la vocación: "Para mí lo prioritario no era aprobar todas las asignaturas, prefería sacarme unas pelillas con la arquitectura y desde segundo participaba en el montaje de exposiciones y en otros trabajos". Su actual contrato es consecuencia de una beca en los Talleres del Plan de Calidad de la Vivienda, que logró en 1996. El curso pasado pidió un permiso laboral para concluir el proyecto y aceptó una beca del Vicerrectorado de Cultura de su universidad para "desahogarse" del proyecto. Fruto de esta labor cuajó una relación laboral con la universidad donde organiza cursos, exposiciones y seminarios.

Dice orgullosa que durante la carrera ha aprendido "a trabajar en equipo". Y es que todo arquitecto debe incorporar a su filosofía laboral la necesidad de la unión. Tanto en las asignaturas, donde se fomenta los grupos de trabajo, como en la vida real: es frecuente ver reunidos a arquitectos, aparejadores y medidores, entre otros. "Durante la carrera, sobre todo, en el Proyecto Fin de Carrera es fundamental contar con amigos para evitar los bloqueos y ahorrarte dinero. Mi maqueta se la encargué a un amigo. Si me lo hubiera hecho una empresa me hubiera costado más de 600 euros".

Otro rasgo definitorio de la carrera es el elevado coste. "Casi no se utilizan los rotrings, pero se gasta mucho en papel y tinta al hacer centenares de copias. Un proyecto se puede retocar hasta el infinito". Para ahorrarse dinero recomienda pedir prestado material de las asignaturas de dibujo de primero, que después queda arrinconado. Gastos insoslayables son la impresora de A3 y el escalímetro.

En su opinión, la óptica de la arquitectura formativa se ajusta a las exigencias de la empresa aunque el estudiante infravalora asignaturas cruciales como Derecho: "Nos preocupamos de los proyectos, pero para poder ejecutarlos necesitas visados y licencias". Es habitual que se "atraganten" otras asignaturas tangenciales como Ampliación de Matemáticas o AFI (Ampliación de Física) al priorizarse los pilares de la carrera: Estructuras, Construcciones y Proyectos. Por lo demás echa de menos una mayor conexión entre asignaturas: "En Proyectos diseñamos una casa y en Instalaciones, un entramado eléctrico independiente. Hubiera preferido hacer la instalación de nuestro proyecto". El estudiante de Arquitectura debe acostumbrarse a cierta terminología, como "la entrega" que se refiere a colgar los paneles y maquetas en un aula para que el profesor los evalúe y a ciertas conductas que van desde la noche insomne que precede a la entrega y a los exámenes de dibujo de más de cinco horas.

Como arquitecta no ha percibido machismo pero sí como promotora de una casa que rehabilita junto con su compañero Francisco Mestre, arquitecto y profesor: "A él se le pregunta por la estructura, las arquetas y las bajantes, y a mí por los acabados, los chapados y las cenefitas".

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