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El buen Gobierno, según Microsoft

La compañía reúne a 300 responsables de administraciones europeas en pleno auge de Linux

Patricia Fernández de Lis

Microsoft, nacida y residente en Estados Unidos, ha sido acusada a menudo por los Gobiernos europeos de que su política estaba muy alejada de sus preocupaciones: falta de presupuesto para licencias y necesidad de un software libre de fallos. Esta semana, y con la popularidad de Linux como espada de Damocles, Microsoft ha reunido a 300 responsables de gobiernos de Europa y el Mediterráneo para decirles que ha captado el mensaje: ha creado una división para el sector público, está decidida a acabar con los fallos de sus programas y, asegura, su modelo de negocio crea una industria local superior a la de Linux, ya que tiene 750.000 socios, la mitad de ellos fuera de Estados Unidos.

"Puede que no nos elijan siempre, pero queremos la oportunidad de demostrar la calidad de lo que hacemos", dice Ballmer, el presidente de Microsoft
La multinacional ha reestructurado su organigrama para nombrar un responsable exclusivo para el sector público en cada filial
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Microsoft celebra su Foro de Líderes de Gobierno desde hace seis años, pero siempre lo ha hecho en la sede central de la compañía en Redmond (EE UU). Este año, por primera vez, la compañía ha decidido celebrar otro evento en Roma, para los gobiernos de la región de Europa y Mediterráneo, y en Johanesburgo (África del Sur), a finales de este mes, para los responsables de las administraciones africanas.

La compañía de software explica que ha decidido exportar la conferencia porque varios gobiernos habían manifestado su interés por compartir sus experiencias con las administraciones de su entorno. La elección de Roma se debe a una propuesta directa realizada a Microsoft por Silvio Berlusconi, primer ministro de Italia y presidente de turno de la UE. Entre el lunes y el miércoles, más de 300 responsables técnicos y políticos de las administraciones de 56 países -de Estonia a Argelia, pasando por España o Bulgaria- se han reunido, y compartieron copa y canapé el martes con el propio Berlusconi y el presidente de Microsoft, Steve Ballmer. La recepción estuvo cerrada a la prensa, como gran parte de las ponencias y la sesión de preguntas y respuestas de los delegados a Ballmer.

Los asistentes han tenido tres días para compartir información y escuchar la que Microsoft tenía que transmitirles. La compañía de Redmond ha tratado de desmontar, una a una, las razones por las que algunos gobiernos, como el extremeño o el andaluz, y determinados ayuntamientos, como el de Múnich, han optado por equipar los ordenadores de la Administración y las escuelas públicas con software de código abierto. Estos programas pueden ser libremente modificados y distribuidos, y por eso determinadas administraciones consideran que optar por ellos en sus compras públicas reduce el coste de su sistema, les permite modificar su código cuando sea necesario y ayuda a crear una industria local de software en un mundo dominado por las empresas estadounidenses.

Microsoft ha presentado argumentos, iniciativas, informes y números con los que pretende convencer a los gobiernos de que no opten por el software libre, una opción que la mayor parte de los organimos públicos está considerando. Una primera decisión ha sido reestructurar el organigrama de la compañía para nombrar un responsable exclusivo para el sector público en cada filial. Hasta ahora, la relación de Microsoft con las administraciones estaba incluida en el departamento de grandes cuentas. "¿Por qué lo hemos hecho?", reflexiona Jean-Phillipe Courtois, presidente de Microsoft para la región EMEA (Europa, Oriente Medio y África). "Se trata de un mercado lo suficientemente grande como para que nos interese estar ahí, y lo suficientemente diferenciado como para tener comerciales y técnicos especializados", explica. Courtois reconoce otra razón: "También lo hacemos por razones estratégicas. Queremos estar en la mesa cuando se discuta, como el resto de las partes. Hasta ahora hemos dejado que otros hablen por nosotros, y ha sido un error". Además de participar en las decisiones que, en el ámbito político, toman algunas administraciones sobre el uso del software libre, Microsoft es una firme partidaria de que el software se patente, una decisión que la UE tomará próximamente.

'Software' gratuito

Microsoft también es consciente de que las administraciones deben ajustar al máximo sus presupuestos y, por tanto, la opción de utilizar programas informáticos de copia libre -por los que no hay que pagar licencia de uso- es muy atractiva. La compañía está realizando, así, agresivas ofertas de precios que incluyen servicios y formación y, en el caso de las escuelas, ofrece sus sistemas a precios muy bajos o de forma gratuita. En Roma se anunció una iniciativa, denominada Socios en Educación, por la que Microsoft dona 250 millones de dólares en becas de formación a alumnos y profesores, y otros cientos de millones en programas de software para escuelas. India, Tailandia y Brasil -uno de los países más activos en la producción de software libre- han firmado ya esta iniciativa.

Un tema más complejo es el del acceso al código. Microsoft siempre ha considerado que los cientos de millones de líneas de programación de su sistema operativo Windows son su mayor valor, y acceder a ellas es sólo privilegio de sus ingenieros. Pero para un Gobierno que debe garantizar la seguridad de sus sistemas informáticos y diseñar programas para protegerlos, la opción es simple: o revisamos Windows o no compramos. La multinacional ha decidido, así, permitir a los Gobiernos que estudien Windows si lo desean, aunque el diablo está en los detalles. El acceso nunca es completo -se puede ver hasta el 80% del código- y se necesitan programadores muy expertos que deben viajar a los laboratorios de Microsoft. "Los Gobiernos adoran la idea", reconoce Courtois, "pero luego tienen que invertir tiempo y dinero en ello".

Y es que el gigante informático reconoce que tiene un problema en la seguridad de sus productos. Steve Ballmer habló el miércoles ante los delegados y utilizó gran parte de su discurso en pedir disculpas por "la frustración y las pérdidas de tiempo y dinero" que provocan los fallos de los sistemas de Microsoft ante el ataque de virus y piratas informáticos. La compañía ha prometido más inversiones en seguridad y una mejora en la información cuando hay problema.

"Gracias" a Italia y Dinamarca

Ballmer aprovechó su charla para "agradecer" a Gobiernos como el italiano o el danés su neutralidad a la hora de pronunciarse sobre las políticas de software libre. Estos Gobiernos, y otros en Europa y el Mediterráneo, ya han anunciado que decidirán entre los programas abiertos y comerciales "caso por caso". Lucio Stanca, ministro de Innovación italiano -y, por tanto, de turno de la UE-, explica su postura: "Queremos ser muy pragmáticos y seleccionar la mejor solución en cada momento. Es imprescindible, eso sí, la interoperabilidad [los sistemas deben poder comunicarse entre sí]".

"Toda la industria del software comercial está comprometida con los estándares", aclara Ballmer, haciendo hincapié en la palabra "industria". Porque el presidente de Microsoft declara que escucha "con bastante escepticismo" cuando los Gobiernos declaran que se puede crear una industria "con otro modelo". "El software comercial está creando en Europa trabajos locales, en empresas locales, y millones de dólares en ingresos por impuestos". La compañía dice, en un informe que ha repartido en Roma, que cada trabajo en empresas de software crea cuatro en el resto de la economía.

En Roma, en todo caso, Microsoft ha moderado su discurso frente al software libre. Hace meses descalificaba los programas por inseguros, y a sus creadores por aficionados. Steve Ballmer ya no se lo toma a broma: "Aceptamos la competencia", aseguró ante los 300 delegados. Y les pidió un favor: "Puede que no nos elijan siempre, pero queremos tener la oportunidad de demostrarles la calidad de lo que hacemos".

Cuando el mercado no funciona y el gobierno interviene

"Convertir [para 2005] a la Unión Europea en la más competitiva y dinámica economía basada en el conocimiento". Ése era el objetivo expresado por los jefes de gobierno de los 15 en la Cumbre de Lisboa. Cómo lograrlo es más complejo, y ha sido debatido estos días en Roma.

En la reunión de la capital italiana estaban presentes técnicos y políticos, desde responsables de los sistemas informáticos de la administración, pasando por consejeros de regiones y autonomías, hasta ministros de Ciencia, Economía o Educación de países como Irlanda, Bulgaria, Jordania, Malta, Rumania o Marruecos.

Todos ellos han explicado sus experiencias -siempre realizadas con el software de Microsoft- y hubo dos intervenciones españolas. La consejera de Educación de Aragón, Eva Almunia, presentó el proyecto de la escuela de Ariño (Teruel), donde se ha sustituido el papel y las pizarras por los proyectores de vídeo y los Tablet PC -una especie de pizarrín digital- de Microsoft. Jorge Rubio, director de Segituir, presentó el portal de Tourespaña, Spain.info, y otros proyectos en marcha que incluyen la conexión de todas las oficinas internacionales por un centro de atención al cliente, o las reservas on line.

Además de experiencias prácticas, los delegados compartieron principios teóricos y, en este sentido, los asistentes apreciaron especialmente la primera sesión de las conferencias, que reunió al ministro de Comunicaciones irlandés, Dermot Ahern; al ministro asistente del primer ministro portugués, José Luis Arnaut, y al titular de Educación de Hungría, Balint Magyar.

Los tres partían de la idea de que debían actuar para paliar el atraso de sus respectivos países en la adopción de la sociedad de la información, y los tres han optado por políticas activas. Lo que expusieron llama más aún la atención si se compara con la política del Gobierno español en este asunto, que, aparte de sucesivos planes, ha tomado la postura de la no intervención, dejando que las fuerzas del mercado sean las que actúen.

"Si el mercado no funciona, un gobierno está legitimado para actuar", aseguró en su ponencia Ahern. El Ejecutivo irlandés ha considerado que el acceso a Internet barato y de calidad es lo suficientemente importante como para que un gobierno lo garantice. Cuando comprobó que las compañías de telecomunicaciones de su país no invertían lo suficiente en las infraestructuras de banda ancha, y cuando lo hacían cobraban precios desorbitados, decidió crear sus propias redes metropolitanas e impuso una tarifa plana de acceso a Internet. Hungría, por su parte, decidió realizar desgravaciones a la compra de PC -una política explícitamente rechazada por el Gobierno español-, y logró multiplicar por 1.500 las ventas en seis meses.

Los delegados, en todo caso, parecen escépticos ante la posibilidad de que Europa se convierta en la economía "más competitiva" en 2005. Preguntados al respecto en una encuesta celebrada en las jornadas, el 50% no lo creyó posible, frente a un 34% que sí.

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Sobre la firma

Patricia Fernández de Lis
Es redactora jefa de 'Materia', la sección de Ciencia de EL PAÍS, de Tecnología y de Salud. Trabajó diez años como redactora de economía y tecnología en EL PAÍS antes de fundar el diario 'Público' y, en 2012, creó la web de noticias de ciencia 'Materia'. Los fines de semana colabora con RNE y escribe, cuando puede, de ciencia y tecnología.

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