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La hora de la Bolsa japonesa

En sólo cuatro meses el índice Nikkei acumula una revalorización superior al 43,5%, por encima de las previsiones

Los datos son claros. El índice Nikkei, principal indicador de la Bolsa japonesa, cerró el 28 de abril en 7.607,88 puntos, lo que supuso su mínimo anual. En septiembre, este índice se acercaba a los 11.000 puntos. En cuatro meses, pues, su revalorización ha superado el 43,5% y con ello todas las previsiones, por optimistas que éstas fueran, de los expertos. Pero, ¿se trata de una tendencia alcista momentánea? ¿Es hora de tomar posiciones en este mercado? ¿Por fin Japón saldrá de su ya muy larga crisis económica, financiera y bursátil? De momento, los expertos aconsejan prudencia, aunque ven claros síntomas de recuperación.

Si el yen cotiza de forma estable y empieza un proceso de recuperación mundial, Japón será una alternativa rentable de inversión
Japón no ha resuelto sus problemas estructurales, como la crisis financiera, el bajo consumo interno, la deflación y el déficit
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Para Luciano Díaz Canedo, director general de Banif Gestión, "la recuperación tanto económica como bursátil de Japón en los últimos meses es básicamente una consecuencia directa de las mejores expectativas que los expertos otorgan a la economía americana. A este factor determinante hay que añadir otros cuatro para justificar la tendencia alcista que registra este mercado de valores. Por un lado, se ha producido un cambio de gobernador del Banco Central de Japón, que ha conseguido estabilizar la moneda nipona en torno a los 115-120 yenes por dólar, lo que ha hecho más competitivas las exportaciones de ese país. Por otro, pese a los rumores que circularon hace unos meses sobre la posible intervención del Gobierno en uno de los principales bancos nipones, esta crisis se ha saldado con una nueva inyección de liquidez que ha permitido mejorar los ratios de la entidad y, sobre todo, la confianza en el sistema financiero.

En tercer lugar, por primera vez en años, la curva de tipos de interés a largo plazo ha tomado algo de pendiente, mejorando así las rentabilidades. Por último, pese a las dificultades estructurales, parece existir un cierto consenso entre los analistas sobre una posible recuperación económica con un cálculo del incremento del producto interior bruto (PIB) en torno al 1%, vía aumento tanto del consumo como de las exportaciones".

Pese a la espectacular revalorización que ha experimentado este mercado, para este experto "aún es pronto, sin embargo, para tomar posiciones claras en este mercado de valores. Nuestra opinión es que los inversores han de ser neutrales y prudentes. En términos relativos, y a pesar de que en Japón hay grandes compañías con buenas perspectivas como Toyota, Sony, NTT Dokomo, Honda o Pioneer, creemos mejor apostar por invertir en otros escenarios bursátiles".

Todavía problemas

Álvaro Vitorero, gestor especialista en mercados asiáticos de Gesbankinter, reconoce que, "económicamente, Japón no ha resuelto sus problemas estructurales (crisis financieras, bajo consumo interno, deflación -los precios bajan- déficit presupuestario...), pero, sin embargo, también es cierto que su situación no ha ido a peor y que las expectativas de mejora tanto en el consumo como en la exportación (con el permiso de China) han mejorado en los últimos meses".

"De alguna forma", continúa, "esta estabilización, unida al fuerte componente cíclico de su economía con una tendencia tecnológica importante, explica la recuperación bursátil de este mercado de valores, y con ella, de los fondos de inversión asociados a este mercado, como el BK Índice Japón, que acumula una rentabilidad desde principios de 2003 del 26,37%".

De cara a futuro, este experto opina que, siempre y cuando el yen se mueva en una senda de cotización considerada estable y se empiece a vivir un proceso de recuperación económica a escala mundial, Japón será una alternativa rentable de inversión. "Probablemente", concluye, "aún más rentable que la que presentan otros muchos mercados".

Recuperar lo perdido

Para Ángela Jouve, gestora de mercados asiáticos de Ahorro Corporación, "la Bolsa japonesa no ha hecho en estos meses más que recuperar parte de la rentabilidad perdida respecto a otros mercados y ajustar algo más la relación -ya que hasta ahora había una clara divergencia- entre los indicadores de la economía real y los bursátiles. El Nikkei retrasó su cambio de tendencia prácticamente hasta mayo por los problemas puntuales que hubo con los planes de pensiones, ya que hubo una fuerte presión vendedora de títulos para hacer frente al pago de estos activos, y por la entonces aparición de la neumonía asiática, SARS en terminología anglosajona".

"Desde hace meses", continúa, "parece que después de un largo periodo 10 años empieza a recuperarse la inversión interna; que las empresas, aunque aún de forma tímida, han comenzado los necesarios programas de reestructuración; que los beneficios empresariales han mejorado respecto a las estimaciones iniciales; que la deflación ha comenzado a corregirse, y que las entidades financieras comienzan a ser algo más transparentes".

Añade que, de cara al futuro, dos son los factores fundamentales que marcarán la senda del Nikkei. "En primer lugar, habrá que seguir de cerca la evolución del yen, que no debería revalorizarse respecto al dólar, para poder así seguir fomentando las exportaciones. Por otro, habrá que estar atentos a las elecciones que dentro del partido gobernante se celebrarán a finales de este mes para elegir a su candidato". De momento, Junichiro Koizumi, actual líder, se perfila como favorito.

"Si los mercados bursátiles van bien de aquí a final de año", comenta Ángela Jouve, "la Bolsa de Japón aún lo hará mejor. Pero si van mal, nada evitará el recorte de cotizaciones", concluye.

Un vuelco radical en una década

Del Imperio del Sol Naciente a finales de los ochenta y principios de los noventa, con crecimientos económicos entre el 6% y el 7% al año, tasas de inflación del 2%-3% y pujanza financiera, a un país en recesión en el comienzo del siglo XXI. En poco más de 10 años, del casi todo al casi nada. También en el mercado de valores. A finales de los ochenta, en plena burbuja inmobiliaria, financiera y bursátil (se cuenta que entonces los terrenos del Palacio Imperial valían más que todo el Estado Americano de California), el Nikkei llegó a tocar los 40.000 puntos. A principios de los noventa, cuando la burbuja empieza a desinflarse (las entidades financieras ven cómo sus propiedades pierden entre el 30% y un 40% de su valor y eso hace que sus garantías hipotecarias comiencen a ser insuficientes), el Nikkei baja hasta los 25.000 puntos. En 1993, cuando en Europa también se vive una crisis y en Japón no se toman las medidas necesarias, el indicador pierde el nivel de los 13.000 puntos. Lejos de cerrarse en este punto la crisis, se va convirtiendo en más profunda. Las políticas de aumento del gasto público, de reducción de tipos de interés a niveles insignificantes (los bonos a 10 años han llegado a ofrecer rentabilidades por debajo del 0,5%), de refinanciar los préstamos bancarios, de imponer programas de reestructuración... no dieron los resultados esperados. Hasta hace poco más de seis meses. Poco a poco, se vislumbra un cambio.

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