Antes de llegar a Roma
¿Qué sucedió en las dos décadas siguientes a la muerte de Jesús? y ¿qué modelos de cristianismo había en Galilea y Jerusalén? A estas dos preguntas responde John Dominic Crossan en su nuevo libro, en el cual continúa su investigación sobre el fundador del cristianismo.
John Dominic Crossan, presidente de la sección sobre el Jesús histórico en la Sociedad de Literatura Bíblica y codirector del Jesus Seminar, ha dedicado tres obras, no exentas de polémica, a la investigación sobre la figura de Jesús de Nazaret, que han revolucionado los estudios en torno al fundador del cristianismo: Jesús, vida de un campesino judío (1994); Jesús, biografía revolucionaria (1996) y El Jesús de la historia (2000). La nueva obra continúa los trabajos anteriores y responde a dos preguntas que encierran especial dificultad: ¿qué sucedió durante las dos décadas siguientes a la crucifixión de Jesús de Nazaret? ¿Qué modelos de cristianismo había entonces en Galilea y Jerusalén? A diferencia de los años cincuenta del siglo I de la EC (= era común), muy bien documentados, las décadas de los treinta y cuarenta son años oscuros, envueltos en el silencio y, por ello, menos estudiados. Se tiende a devaluarlos, cuando resultan fundamentales para entender la formación del cristianismo.
EL NACIMIENTO DEL CRISTIANISMO
John Dominic Crossan
Traducción de Carmen Blanco y Ramón Díez
Sal Terrae. Santander, 2002
653 páginas. 54 euros
Es el cristianismo anterior a Pablo y sin Pablo. Crossan cree que Pablo no está en el nacimiento del cristianismo, aunque sí lo está en su desarrollo posterior. Para él, Pablo no fue tan importante en el cristianismo del siglo I como lo iba a ser en el siglo XVI. No se puede pasar con tanta celeridad del Jesús histórico de los años veinte al Pablo de los años cincuenta. Hay que empezar el nacimiento del cristianismo con Jesús de Nazaret y no con Pablo: "Quien empiece con Pablo, interpretará a Jesús de manera incorrecta; quien empiece con Jesús, interpretará a Pablo de manera diferente".
La mayor dificultad con la que se encuentra Crossan es la falta de documentos datados en esas dos décadas. Contamos, es verdad, con información sobre el cristianismo de esa época en el libro de Hechos de los Apóstoles, pero en él se mezclan la historia y la teología, la tradición y la redacción, sin que resulte fácil la separación entre ambas. Nada se dice, además, del cristianismo de Galilea.
Para resolver el problema
de la escasez de fuentes, el investigador norteamericano recurre a un modelo interdisciplinar e interactivo que combina cuatro disciplinas: la antropología intercultural con sus tres elementos: antropología de clase, de género y de resistencia; la historia romano-judía, que analiza el deterioro de las relaciones entre la política imperial romana y la religión judía tradicional, que lleva a la rebelión; la arqueología, entendida como práctica interpretativa, que muestra con gran precisión lo sucedido en la Baja Galilea durante las primeras décadas del siglo I de la EC; la crítica literaria, que estudia los estratos más antiguos que pueden discernirse en los documentos del Nuevo Testamento y de fuera de él.
Aquí radica precisamente la originalidad del método de Crossan: en que, para la reconstrucción histórica del cristianismo más primitivo recurre a fuentes canónicas y extracanónicas. De estas últimas concede especial importancia al Evangelio de Tomás, escrito decisivo para comprender la tradición de la vida de Jesús centrada en Galilea; el Evangelio de Pedro, cuya forma actual deriva de la comunidad de Jerusalén a principios de la década de los cuarenta del siglo I; el Evangelio Q, fuente usada por Mateo y Lucas, que data de las tres primeras décadas después de la muerte de Jesús; la Didajé, texto fundamental para conocer la tradición de los sedentarios.
La tesis de Crossan es que el cristianismo nace de la interacción entre el Jesús histórico y sus seguidores, y de la continuidad de esa relación, que se mantiene tras su muerte. Y nace en dos lugares distintos: Galilea y Jerusalén, pero con un elemento común: la comida compartida comunitariamente, a través de la cual el Dios judío de la justicia y del derecho, del salmo 82 -el salmo más importante de la Biblia, para Crossan- se hace presente en la historia. Se trata de una comida real y simbólica al mismo tiempo. Al ser la comida y la bebida las bases materiales de la vida, la cena del Señor, amén de rito sagrado y culto litúrgico, se convierte en desafío económico y crítica política del sistema. Crossan concede la misma importancia al cristianismo primitivo de Galilea y al de Jerusalén. Este último se conforma como comunidades de resistencia que rechazan la comercialización imperial del mundo judío.
Tras la lectura de este libro, uno se pregunta si habrá que abandonar Roma como centro de la cristiandad y volver a Galilea y Jerusalén para reencontrarnos con el verdadero cristianismo.
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