La reactivación argentina o el 'gato rebotado'
La recuperación económica argentina ha sido para muchos economistas una grata e imprevista sorpresa. Hay quien piensa en el FMI que se trata de un rebote. Algunos llegan a comparar su comportamiento con el de un gato rebotado, a saber, una economía que tras caer abruptamente por el precipicio de la recesión conoce una reacción desde el fondo del mismo, cuyo alcance todavía es difícil de prever.
En su informe, el Fondo señala que la actividad se está recuperando en Argentina "desde una base muy baja". Señala que si bien las políticas macroeco-nómicas -en las que destaca un mejor superávit fiscal primario, sin contar el pago de intereses de la deuda, en el primer trimestre de 2003- han apoyado la estabilidad financiera, "la recuperación sigue siendo vulnerable a muchos factores, entre los que se incluye unas finanzas públicas insostenibles, falta de progreso en el tratamiento de los bancos débiles, un elevado índice de impagados en las empresas, incertidumbres legales y pobreza generalizada".
Kenneth Rogoff podría contarse entre aquellos que parece creer que la economía de Argentina reacciona en estos últimos seis meses más como un gato rebotado que como producto de una recuperación de largo aliento. Según Rogoff, "contrariamente a la opinión popularizada, el crecimiento que Argentina experimenta en los últimos meses, no ha sido tan excitante si uno lo compara con otros países que han atravesado una crisis de endeudamiento en los años ochenta y noventa, incluyendo a los países asiáticos en los años noventa, que vivieron notables recuperaciones, más firmes que la de Argentina".
Rogoff cree que dichas naciones se comportaron tanto mejor cuanto que sus recursos quedaron muy mermados por los pagos netos que realizaron para cumplir los vencimientos de su deuda, algo que "Argentina", según el economista, "ha hecho en pequeña medida".
Futuro incierto
Saber si la tasa de crecimiento de Argentina se puede mantener será difícil o imposible, estima Rogoff, hasta que se conozca el resultado de las negociaciones entre las autoridades del país y los acreedores privados. "Aún cuando vaya a haber un recorte significativo de la deuda privada, como muchos esperan, Argentina todavía tendrá que realizar pagos en el previsible futuro, lo que restará recursos a la recuperación, bloqueando el crecimiento. Es difícil ver cómo va a influir esto", explica.
El acuerdo con los acreedores privados es, por tanto, fundamental. "Si no logra un pacto con ellos, existe el peligro de que las relaciones de Argentina en el sistema comercial internacional se debilitarán y ello supondrá obstáculos para el crecimiento. Cuando se tienen problemas continuados con los acreedores se suele sufrir una pérdida de líneas de crédito de comercio exterior", advierte.
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