_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Los más listos también se equivocan

Andrés Ortega

A estas alturas, no le conviene ni a EE UU ni a casi nadie en el mundo tal fracaso. Pero el éxito, en la medida que pueda haberlo, pasa de nuevo por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, no como panacea sino como condición necesaria para recuperar el control internacional sobre el proceso político y acelerarlo. Un "sobresalto" pide el ministro francés de Asuntos Exteriores, Dominique de Villepin, para evitar el peligro mayor que supondría "la desmovilización y desesperación" de los iraquíes. No le falta razón.

El vicepresidente Cheney y algunos de sus acólitos neoconservadores, con esa mezcla de arrogancia, osadía y brillantez tan neocon, pretendía nada menos que "volver a dibujar el mapa de Oriente Próximo". Ahora, Bush pide ayuda militar y económica al resto del mundo frente a un problema que ha creado con su invasión: Irak se ha convertido, efectivamente, en un nuevo campo de batalla del terrorismo, como habían pronosticado Sadam Husein y los servicios británicos, pues ahora resulta que Blair lo anticipaba, y, por tanto, contra el terrorismo. ¿Profecía inducida más que autocumplida? Ahora, Bush ve la situación como un revival de la "teoría del dominó", sólo que remplazando la contención del comunismo por "la guerra contra el terrorismo" islamista.

Bush pretende volver a la ONU, ¿hasta el fondo o es un repliegue táctico? Bush pide más soldados -de otros países-, aunque en su discurso del pasado lunes vino a reconocer que no sabía a lo que se enfrentaba en Irak: no sabe cuál o cómo es el enemigo, o los enemigos; no conoce la naturaleza del insurgente. Probablemente sean resistentes y grupos terroristas diversos. La línea de separación entre unos y otros puede ser tenue, pero suele existir. Y son algunos de los propios iraquíes satisfechos con la caída del régimen los primeros en criticar la estrategia de EE UU: para forzar una victoria militar rápida (frente a un enemigo muy inferior), los estrategas estadounidenses buscaron el derrumbe del Estado de Sadam Husein, y desmantelaron su Ejército, su policía y su partido. Se facilitó así la entrada (que comenzó antes de la guerra) de voluntarios de diversa índole (de 25 países, según Blair) para luchar contra EE UU y desestabilizar aún más Irak. Las estimaciones del número de estos extranjeros varían entre cientos y millares.

Aunque parece carecer de estrategia de salida (¿es una forma de forzar la permanencia?), Bush ha entendido que estos movimientos quieren echar a EE UU del país. Irak se ha convertido en el centro de gravedad de una nueva lucha. El frente central sigue siendo el territorio de EE UU, y el psicológico, como en Vietnam, las mentes, la opinión pública estadounidense que crecientemente se está distanciando de su comandante en jefe, ante los errores, el aislamiento de la superpotencia y el goteo de muertos y de heridos. Por eso, y para no movilizar a más de sus soldados, necesita a la ONU. Veremos cómo se comporta Francia en este trecho. Parece dispuesta a recorrer el camino si es hasta un final onusiano. Pese a las diferencias ¿tiene, así, Chirac en su mano la llave de la reelección de Bush?

aortega@elpais.es

Soldados de EE UU fuerzan la entrada de una casa en Irak.
Soldados de EE UU fuerzan la entrada de una casa en Irak.AP

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_