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El Gobierno israelí baraja la opción de matar a Arafat

Washington sale de nuevo en defensa del presidente palestino

El viceprimer ministro israelí, Ehud Olmert, propugnó ayer públicamente el asesinato de Yasir Arafat. Sus declaraciones provocaron la reacción inmediata de EE UU, que a través de su secretario de Estado, Colin Powell, salió en defensa del presidente palestino y alertó al Gobierno de Ariel Sharon del riesgo que supondría tomar una decisión de esas características, ya que "provocaría la cólera del mundo árabe".

"Definitivamente una de las opciones es matar a Yasir Arafat. Desde mi punto de vista y desde un punto de vista moral, no hay diferencia con matar a otros que están implicados en actos de terrorismo. Es una cuestión práctica. Estamos intentando eliminar a todos los responsables del terrorismo y Arafat es uno de ellos", aseguró ayer en unas declaraciones por la radio pública israelí, Ehud Olmert, viceprimer ministro y responsable de las carteras de Comercio e Industria.

Olmert no descartó otra alternativa: la de endurecer la situación carcelaria y de asedio en que se encuentra Arafat desde hace dos años y medio en su cuartel general de Ramala -la Mukata- impidiéndole ahora recibir visitas, cortándole las líneas telefónicas y haciéndole imposible cualquier contacto con el exterior.

El responsable palestino, de 57 años, uno de los barones más radicales del partido nacionalista Likud, alcalde de Jerusalén durante una década -1993 a 2003-, parlamentario desde hace 30 años, periodista y abogado de profesión y padre de cuatro hijos, efectuó estas provocadoras declaraciones con total desprecio a la tempestad y la protesta internacional desencadenada desde el pasado jueves después de que el Gabinete de Seguridad israelí acordara expulsar al presidente palestino y encargara al Ejército un plan para llevarlo a cabo.

Olmert no está solo. Sus declaraciones coinciden punto por punto con las efectuadas recientemente por los responsables del Instituto de Política Internacional para el Contra-Terrorismo de la Universidad de Herzliya, en Tel Aviv, que asesora al Gobierno en temas de seguridad y que recientemente propugnaron, entre otras medidas, matar a Arafat, de la misma manera que se llevan a término asesinatos selectivos de líderes de la Intifada. Avi Dichter, uno de los máximos responsables del Mossad, ha defendido también recientemente la "eliminación" de Arafat, antes que su exilio.

El secretario de Estado norteamericano Colin Powell reaccionó ayer automáticamente a las declaraciones de Olmert para defender la vida del presidente Arafat. Aseguró que matar al presidente no era "una buena idea". Powell recordó que EE UU "no apoya ni la eliminación ni el exilio de Arafat e Israel lo sabe". "Creo que las consecuencias no serían buenas". "Puedo anticipar que habría un estallido de cólera en todo el mundo árabe, el mundo musulmán y en numerosas partes del mundo. Y yo no veo cómo, en este momento y en este periodo delicado, ello pudiera servir a la Hoja de Ruta", concluyó el responsable de la diplomacia estadounidense.

El ministro palestino Saeb Erekat reaccionó también con dureza frente a las declaraciones de Olmert y aseguró que "el Gobierno israelí piensa y actúa como una organización de mafiosos". Horas antes se había entrevistado con el comisionado de EE UU, John Wolf, a quien le transmitió su deseo de que se reanudara el diálogo con los israelíes y se volviera al plan de paz.

Los deseos de Erekat suponen la formación urgente de un nuevo Gobierno palestino bajo el mandato del nuevo primer ministro Ahmed Qurei, quien, al parecer, tiene serios problemas políticos para constituir su Gabinete. Qurei anunció ayer que la formación de su gabinete quedaba aplazada "indefinidamente".

Mientras, un niño palestino de 12 años murió en Ramala a consecuencia de los disparos de soldados israelíes cuando lanzaba piedras contra éstos, según informaron fuentes hospitalarias palestinas.

Varias mujeres con imágenes de Arafat se manifiestan en Ramala.
Varias mujeres con imágenes de Arafat se manifiestan en Ramala.AP

El muro estará acabado en seis meses

El Gobierno de Ariel Sharon proyecta acelerar la construcción del polémico muro de separación entre Israel y los territorios palestinos de Cisjordania, para tenerlo acabado en un plazo de seis meses, según declaró ayer en la reunión del Consejo de Ministros el responsable de Finanzas y ex primer ministro, Benjamín Netanyahu. El líder conservador, que calificó la obra de "proyecto nacional", aseguró que su ministerio destinará todos los créditos necesarios para que la obra pueda concluir en un tiempo récord. El objetivo, dijo, es impedir la "infiltración de terroristas" y velar "por la seguridad de los israelíes".

El anuncio de Netanyahu supone una bravata y es un desafío dirigido a EE UU, que ha manifestado en reiteradas ocasiones su desaprobación del proyecto y que ha reclamado, en el peor de los casos, la modificación de su trazado para que no invada territorio palestino. Israel finalizó en julio pasado la construcción del primer tramo del muro, de 140 kilómetros de longitud.

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