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La mayoría de los estadounidenses se opone a la subida del gasto en Irak

Seis de cada diez estadounidenses están en contra de la propuesta del presidente George W. Bush de dedicar 87.000 millones de dólares al despliegue militar en Irak y a la reconstrucción del país. El índice de popularidad de Bush es el más bajo desde que llegó a la Casa Blanca y a los esperanzados demócratas, que ven por primera vez en dos años pista para avanzar, les echa una mano el ex presidente Clinton, que cargó ayer contra Bush: "En lugar de unir al mundo, nos hemos distanciado de la comunidad internacional; en lugar de unir a los estadounidenses, nos ha dividido yéndose excesivamente hacia la derecha".

El último de los sondeos que pone en evidencia el mal momento de la Administración republicana lo ofrecía ayer la encuesta de The Washington Post y ABC en la que el 60% no apoya la petición de Bush para que el Congreso de vía libre a un gasto de 87.000 millones de dólares para la ocupación y reconstrucción de Irak, además de los 79.000 millones ya aprobados en abril. Los norteamericanos creen que si el Congreso -como ocurrirá- aprueba la petición, debería rectificar los recortes fiscales para pagar la factura, en lugar de que aumente el déficit presupuestario o de que se eliminen programas de gasto público.

El cambio en la opinión pública (por la economía, que crece, pero no crea empleo, y que soporta un déficit récord que el próximo año se acercará a la zona de peligro del 5% del PIB, y por Irak) supone que ya no es tabú criticar las decisiones de la Casa Blanca, aunque todavía una mayoría de norteamericanos respalda a Bush: un 58%, según la encuesta mencionada, y un 52%, según el sondeo CNN / Usa Today. Los datos empeoran en la opinión sobre la política exterior: hace dos meses el apoyo era del 67%, frente al actual 53%.

Temor al costo en vidas

Por lo que respecta a Irak, el número de los que creen que Estados Unidos debe salir del país ha crecido del 27% al 32%, mientras que ocho de cada diez, aún apoyando la presencia, temen que su nación se estanque en un periodo largo y costoso en vidas y en dinero.

Encabezando la defensa del Gobierno, el vicepresidente, Dick Cheney, dijo ayer en la cadena NBC que el coste de no actuar en Irak sería mucho más elevado que el de acabar con la misión. Cheney no fue, sin embargo, muy explícito al respecto: "No sé cuando acabará ni cuanto costará; no puedo decirlo ni creo que nadie pueda", aseguró el vicepresidente, que añadió que los avances de los últimos cuatro meses son superiores a los reveses y que "se encontrarán más pruebas de que Sadam tenía un programa de armas que utilizó y que iba a volver a utilizar". En su opinión, las armas químicas y biológicas están "escondidas en la infraestructura civil" de Irak.

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