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Entrevista:CRISTOVAM BUARQUE | Ministro de Educación de Brasil | LA EDUCACIÓN EN BRASIL

"Queremos el canje de deuda externa por educación"

Juan Arias

La última reunión de los ministros de Educación latinoamericanos ha marcado un cambio en la actitud de estos países respecto a la educación. Entre los protagonistas de esta cumbre ha destacado el ministro de Educación de Brasil, Cristovam Buarque.

La XIII Conferencia Iberoamericana de Educación, celebrada la semana pasada en la localidad boliviana de Tarija pasará a la historia por su realismo y pragmatismo. En ella, los ministros y representantes de todos los países de América Latina, más los de España y Portugal, con la única e inexplicable ausencia de Perú, decidieron que, o presentaban a los jefes de Estado y de Gobierno de sus respectivos países propuestas concretas, o dichas cumbres iban a servir de muy poco.

"Para todo lo social hubiese sido deseable un presupuesto más generoso en Brasil"
"No invertir en el profesorado y en la calidad de la educación es terrorismo"

Buarque fue elegido moderador de la conferencia y, junto con el nuevo y dinámico ministro de Educación de Argentina, Daniel Filmus, acaparó la atención y el mayor interés de sus colegas, atraídos tanto por la novedades introducidas por el Gobierno de Luiz Inácio da Silva, Lula, como por la personalidad del ministro brasileño.

Pero, mientras en Tarija todos se rifaban un encuentro personal con Buarque, de Brasil llegaban voces de que Lula podría sacrificar al ministro de Educación en el ajuste de Gobierno que tendrá que hacer próximamente -para poder ofrecer dos ministerios, al conservador Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB)-.

Sobre este tema, la columnista política del diario O Globo, Helena Chagas, ha comentado: "Quien conoce a Lula está convencido de que no sustituirá en el corazón de su Gobierno a un intelectual y catedrático de fama internacional como Buarque", y añadía: "Una cosa es que Lula haya entendido que necesita de la presencia del PMDB en el Gobierno para asegurarse el apoyo político y otra, diferente, es perder el juicio". EL PAÍS ha entrevistado al ministro Buarque durante la Conferencia de Tarija.

Pregunta. Tarija ha cambiado el curso de las Conferencias Iberoamericanas de Educación, al ser la primera en la que se ha presentado, impulsado por usted, un documento que recoge peticiones muy concretas a los jefes de Estado y de Gobierno.

Respuesta. Lo importante es que todos los ministros presentes se adhirieron enseguida a mi sugerencia y a la del ministro de Educación argentino. Y es que, aunque nunca va a haber un solo Gobierno en América Latina que niegue que la educación es el corazón de la democracia, cuando llega el momento de hacer los presupuestos se olvidan de ello. Por eso hemos decidido -algo que yo llevaba defendiendo desde 1998- pedir el canje de deuda externa por educación".

P. ¿Cree de verdad que esta petición es factible?

R. Lo es. Ya tenemos experiencias de canje de deuda por inversión en medio ambiente. ¿Es que es más importante salvar un árbol que educar a un niño? Por eso nosotros hemos lanzado la propuesta. Las formas de llevarla a cabo pueden ser muy diversas. Por ejemplo, podría deducirse de la deuda externa un 10% que iría a un banco que debería ser creado, del tipo del Banco Mundial, el cual canalizaría esos recursos para los diferentes proyectos de educación de cada país.

P. Dicen que usted posee "la obsesión de la educación".

R. Y no me avergüenzo. Dejar hoy a un niño fuera de la escuela, no invertir en la preparación de los profesores y en la calidad de la educación es un crimen. Es más, es terrorismo. Un terrorismo con bombas invisibles, pero terrorismo y creador de futuros terroristas y narcotraficantes. Y además, los Gobiernos no se dan cuenta de que, al hacer las cuentas, la alfabetización, y la educación en general, no es un coste, es una inversión. Es algo que puede demostrar cualquier economista.

P. Todos miran hoy con una cierta esperanza la experiencia de Brasil, pero en el primer presupuesto del Gobierno de Lula, el aumento para Educación apenas cubre la inflación anual del 12%. ¿Cómo explica esto?

R. Para educación y, para todo lo social en general, hubiese sido deseable un presupuesto más generoso. Por eso, cuando Lula nos lo presentó, yo me atreví a decirle que el proyecto todavía no tenía su

cara, es decir, la cara de la esperanza que la gente había puesto en él. Yo soy realista. Apoyo, como indispensable, la actual política económica del ministro Antonio Palocci y hasta entiendo que, condicionado por la herencia recibida, Lula no haya podido presentar un presupuesto más volcado en la educación y en lo social. Pero lo que me hubiese gustado es que lo hubiese dicho. Que hubiese dicho: 'Éste no es el presupuesto que yo hubiese deseado, pero les aseguro que los próximos van a tener la cara de la esperanza, del nuevo Brasil que queremos construir, con más y mejor educación para todos'.

P. Se dice que Lula está teniendo problemas con su partido, el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), que, junto con los movimientos sociales y una parte del empresariado progresista lo llevó al poder.

R. El problema de fondo de Lula es que el Partido de los Trabajadores no hizo las cuentas con su pasado antes de llegar al poder. Y ahora se encuentra con varias almas que luchan entre sí. Yo entiendo que haya que penalizar a los diputados que voten en contra de las reformas del Gobierno, pero comprendo también que algunos compañeros no entiendan por qué tienen que votar lo contrario de lo que siempre defendió el partido, sin que haya habido un congreso extraordinario que indique qué tipo de partido se desea ahora que la izquierda ha llegado al poder. El PT había nacido para defender a algunas categorías concretas, entre ellas la de los funcionarios públicos, y a los sindicatos. Hoy el mundo y Brasil han cambiado. Tendremos aún que elaborar lo que es el lulismo, algo que es sin sin duda importante y sugestivo.

P. Usted insiste a menudo en que es preciso crear un Movimiento Iberoamericano en pro de la Educación.

R. Sí, porque si el siglo XIX fue el siglo de la independencia y el siglo XX el del crecimiento económico, el siglo XXI será el de la educación o el de la vergüenza. Desde 1975, España ha demostrado que es posible cambiar el panorama educativo. Si tenemos voluntad, todos nosotros, los demás países iberoamericanos, también mostraremos que es posible. Ha llegado el momento de decir que la educación es la prioridad central de los Gobiernos de América Latina a lo largo de las primeras décadas del siglo XXI.

P. Ha llegado a hablar en Tarija de la existencia de un PEB, es decir de un producto educacional bruto, al lado del PIB.

R. En efecto, porque desde hace décadas, nuestros países son medidos por el crecimiento del PIB. Hasta la educación comenzó a medirse en base a su impacto en la economía. Es necesario hacer una revolución en la mentalidad de nuestras sociedades y meter en la cabeza de los Gobiernos y de nuestros jóvenes que los resultados de la educación son un producto que en sí agregan a la sociedad un valor propio, independiente de los propios impactos económicos. Son una especie de producto educativo bruto del país, formado por la energía intelectual, la creatividad y la sensibilidad de la población educada.

P. ¿Cuál es su credo sobre lo que debe suponer la educación en Brasil?

R. Muy sencillo: que Brasil no acabará su ciclo de esclavitud hasta que todos sus ciudadanos sepan leer y escribir; que no existe independencia nacional sin educación; que el nuevo Brasil tiene que ser el Brasil educado. Ésa es nuestra gran deuda histórica con el pueblo. Y quien quiera saber cómo será el Brasil del futuro, de la esperanza, tendrá que mirar cómo son las escuelas públicas de este país, porque una mala escuela no es escuela. Tenemos que entender que la educación es tan importante que es revolucionaria hasta cuando es conservadora.

P. ¿Le dolería tener que dejar el ministerio por juegos políticos de poder?

R. No creo que lo vaya a dejar, pero lo que sí es cierto es que no sería ministro a cualquier precio. Acepté ser ministro, como había sido gobernador de Brasil o rector de la Universidad de Brasilia, para trabajar por el sueño de una educación de calidad para todos los brasileños. Sólo eso me interesa, y Lula, que sufrió en su carne el no poder estudiar todo lo que hubiese deseado, y el tener una madre analfabeta, lo sabe y lo entiende muy bien.

Cristovam Buarque, ministro de Educación de Brasil.
Cristovam Buarque, ministro de Educación de Brasil.

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