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Los 600 millones invertidos en carreteras no evitan los atascos

Las retenciones, escena habitual en los accesos a Bilbao y San Sebastián

Los más de 600 millones de euros invertidos en los últimos cinco años en nuevas carreteras y autovías no han servido para mitigar los atascos habituales en puntos clave de la red viaria del País Vasco. Los accesos a Bilbao y San Sebastián son los más problemáticos, con ocho horas de congestión diaria de media en la A-8 a su paso por la capital vizcaína. Por eso, las seis grandes proyectos viarios gestados a mediados de los 90 serán complementados con nuevas actuaciones, como la llamada Supersur en Bilbao (270 millones de euros) o la nueva circunvalación en San Sebastián (226 millones). Los ecologistas creen que los atascos no se solucionan con más carreteras y apuestan por potenciar el ferrocarril.

Las colas kilométricas de esta semana en la N-1 en Guipúzcoa y las congestiones casi diarias en la A-8 en Vizcaya se han convertido en una estampa que sorprende a pocos, aunque siga encrespando a los automovilistas afectados. El área metropolitana de Bilbao ha invertido 166 millones de euros en tres nuevas autovías para ofrecer nuevos accesos por el norte -los túneles de Artxanda y la variantes Este y Baja de Deusto, todas ellas ya en funcionamiento-, pero los problemas en la vía más utilizada, la A-8 por el sur, no decaen. Se encuentra en construcción otra autovía, el corredor de Txorierri, que creará el primer gran cinturón de circunvalación a Bilbao. Es una inversión de más de 120 millones de euros, que se pretende abrirse el próximo año y con la que se confía en aliviar a la saturada A-8.Todas estas actuaciones se gestaron en los 90 y, pese a suponer una inversión cercana a los 290 millones de euros, han resultado insuficientes ante el imparable crecimiento del parque automovilístico. Prueba de ello es que la Diputación de Vizcaya trabaja ya en su proyecto viario más costoso: una autovía paralela a la A-8, de 14 kilómetros, y con un coste ahora previsto de más de 270 millones de euros. La institución foral desempolvó esta idea, barajada hace 15 años pero desechada por la inversión y el alto impacto medioambiental, para ofrecer una nueva alternativa más a la saturada A-8.

El último cálculo realizado por la Diputación cifra en más de 33 millones de euros anuales de pérdidas el impacto de los atascos en esta autopista a su paso por Bilbao, que en julio de 1999 llegó a estar colapsada durante toda una jornada laborable, al accidentarse un camión y derramar el líquido inflamable que transportaba. Las autoridades forales creen que una mayor celeridad en la respuesta a los accidentes, los causantes de las retenciones, reduciría los atascos, y responsabiliza de ello a la institución competente, el Departamento de Interior.

La consejería tiene una opinión diferente y atribuye la situación a las características de la A-8, que "carece de una configuración adecuada". "Además, faltan áreas, vías de servicio y arcenes para los servicios de emergencia, lo que hace que un mínimo accidente pueda implicar casi siempre el cierre de uno o más carriles, con el consiguiente atasco", ha señalado el departamento.

Pero en Vizcaya, además de la A-8, los problemas circulatorios se extienden también a la carretera de La Avanzada (de Getxo a Bilbao), que el pasado año tuvo un media de 35 minutos de congestión al día; al saturado vial del Txorierri, en la zona del Parque Tecnológico de Zamudio, que se espera resolver con el corredor del Txorierri, o al embudo que forma en Arrigorriaga la carretera que conecta la A-8 y la A-68, en salidas vacacionales.

Periodo crucial

La Diputación de Guipúzcoa calculó que en el año 2010 tendrá culminada la red completa de autopistas y grandes ejes viarios de la provincia, para lo cual será necesaria una inversión de 2.000 millones de euros, procedentes en parte de los recursos obtenidos por el cobro del peaje en la A-8 y la Eibar-Vitoria (A-1), informa Mikel Ormazabal. Hasta la fecha se han consumido más de 350 millones, principalmente en los primeros tramos de la A-1 hasta Mondragón (227 millones), en el desdoblamiento de la N-1 en Etxegarate (50,5 millones) y en las variantes de Hernani, Pasaia, Rentería y Bergara.

Sin embargo, este esfuerzo económico no es más que la antesala de un periodo crucial para la institucional foral, que deberá afrontar grandes proyectos para paliar las congestiones en todo el tronco de la N-1, entre Etxegarate y San Sebastián, y en muchos puntos de la A-8, sobre todo entre la capital y la frontera francesa. Para ello se confía en la construcción del segundo cinturón de San Sebastián, la ampliación de la A-8 a seis carriles, la variante del Urumea y la autovía Beasain-Durango. La carretera que circunvalará San Sebastián con un ramal de seis carriles entre Lasarte y Oiartzun (16 kilómetros) absorberá inicialmente 36.000 vehículos diarios, que deberán abonar el peaje estipulado en la A-8. Su apertura se prevé para mediados de 2006 con una inversión de 226 millones. La ampliación de la autopista está en marcha entre Pasaia y San Sebastián y este año comenzará en ek tramo Oiartzun-Irún, aunque no se llegará a Eibar hasta el año 2012, lo que supondrá 266 millones.

En estos momentos, la ejecución de la Eibar-Vitoria (46,2 kilómetros en total) es una de las prioridades. Está prácticamente terminado el tramo Eibar-Bergara y siguen las obras hasta Mondragón, aunque la totalidad del trayecto no estará finalizado hasta 2007.

La variante del Urumea (15 kilómetros de carretera), que unirá Andoain con la capital guipuzcoana atravesando Hernani y Astigarraga, es un eje clave para aliviar el tráfico de la N-1. Sólo está inaugurada la variante de Hernani (tres kilómetros) y adjudicada la parte entre Hernani y Martutene por 61,1 millones, pero aún falta la conexión de entrada a San Sebastián y el tramo entre Andoain y Hernani. Una de las obras más retrasadas es el eje Beasain-Durango, que no estará completo antes de 2009.

En Álava el único punto negro se localiza en la Legua del Rey, en el Condado de Treviño. La reforma de la N-1 en este tramo, con cinco años de retraso, arrancó en abril y supondrá una inversión de 63,2 millones de euros. Sin embargo, las retenciones comienzan a ser habituales cuando hay accidentes en la autovía Vitoria-Bilbao por Altube y en la circunvalación de la capital alavesa.

"Los puntos negros se amplían"

Un diagnóstico sobre el transporte realizado por ecologistas, movimientos sociales y técnicos del Departamento de Transportes del Gobierno ha concluido que los nuevos viales sólo logran que "los puntos negros se amplían".

Por eso, la apuesta ecologista es transferir el desplazamiento en coche y camiones al ferrocarril y el barco. "El último Libro Blanco de la Unión Europea recomienda este transporte", afirma un portavoz del grupo ecologista Bizirik. "Francia y Alemania están ya planteando una tasa para el paso de los camiones como pasa en Suiza, donde el camión tiene que dejar su mercancía en la frontera y ésta va en ferrocarril". El Gobierno vasco ya tiene un estudio para invertir hasta 2020 en trenes más de 1.300 millones de euros sólo en el área metropolitana de Bilbao.

El portavoz de Bizirik considera a los camiones como los grandes causantes de los problemas circulatorios en Euskadi. "La A-8 no tendría [sin ellos] los problemas actuales, y hay que tener en cuenta que una carretera se destruye seis veces más rápido con el paso de camiones. Y hay un dato alarmante: cada año en la frontera de Biriatou el paso de camiones se incrementa un 15%".

La configuración política de Euskadi no ayuda a emprender una estrategia unificada. El Departamento de Transportes no ha podido llevar a cabo su intención de disponer de un único Plan de Carreteras -cada diputación dispone de uno propio- y que tuviera un horizonte máximo de viales. La Diputación vizcaína, con la Supersur, acaba de modificar su plan.

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