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Francfort celebra el centenario de Adorno y reivindica su vigencia

En vísperas de que hoy se cumpla el centenario del nacimiento de Theodor W. Adorno, Francfort inauguró ayer un monumento en honor al autor de la Dialéctica de la Ilustración y de los aforismos de Mínima moralia. El acto forma parte de un gran número de eventos académicos y publicaciones sobre la vida y la obra de quien, junto a Max Horkheimer, fundara la llamada Escuela de Francfort.

Situado en una plaza en las cercanías de la Universidad, el monumento consta de un cubo de vidrio que emula la oficina de Adorno, con un escritorio y un asiento en su interior. Sobre la mesa, un ejemplar de la Dialéctica negativa, un manuscrito, una hoja de música y un metrónomo. La obra fue creada como "un monumento al pensamiento creativo" por el artista ruso Vadim Zakharov.

Adorno, quien durante el Tercer Reich tuvo que huir de Alemania -a la que regresó al inicio de los años cincuenta-, está considerado como uno de los filósofos más influyentes del siglo XX. Marcado profundamente por la máxima de nunca más permitir un Auschwitz, su pensamiento acompañó a la sociedad alemana en sus esfuerzos de democratización hasta su muerte, en 1969. En estos días, varios comentaristas han subrayado que entre los últimos que asistieron a sus clases figuran precisamente los actuales gobernantes socialdemócratas y verdes. Como toda la teoría crítica de la Escuela de Francfort, Adorno fue muy leído por la generación del 68. Su rechazo de los métodos violentos, sin embargo, precipitó varias sonadas trifulcas con activistas estudiantiles.

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