Un sol muy refrescante

La implicación de los ayuntamientos en conseguir energía mediante métodos alternativos a los habituales cada vez es mayor. Y uno de los últimos ejemplos de imaginación lo ha dado el Ayuntamiento de Valdegovía, en Álava, que con apenas mil habitantes, ha ideado un proyecto para mantener caliente el agua de su piscina cubierta gracias al calor del sol. De esta forma, el sol, además de calentar, también ayuda a refrescar. Se trata del primer caso en el País Vasco, que incluso ha merecido el reconocimiento del Ente Vasco de la Energía (EVE) y de la Asociación de Municipios Vascos-Eudel. Ambos le han concedido el premio a la Energía Solar Térmica, un galardón de reciente instauración.

El municipio de Valdegovía cuenta entre sus infraestructuras con dos piscinas públicas, una descubierta en la localidad de Bóveda y otra climatizada en Villanueva de Valdegovía, centro neurálgico de la zona. Según su alcalde, el independiente Patxi Unanua, el Ayuntamiento mantiene estas piscinas "con decidida vocación de servicio y con gran esfuerzo económico" porque las instalaciones son deficitarias, dadas las características demográficas del entorno, con 1.000 vecinos repartidos en los 30 núcleos de población que constituyen el municipio.

Pero además de mantener el servicio, el Ayuntamiento dio un paso adelante el año pasado al instalar placas solares en las inmediaciones del edificio que protege la piscina cubierta, cuyas dimensiones son de 17 metros de largo por 8 de ancho y alberga un volumen aproximado de 200 metros cúbicos de agua.

Doce grados

Hasta la colocación de los 24 colectores térmicos, con una superficie total de 44,4 metros cuadrados, el agua se calentaba por medio de una caldera de gasóleo, alcanzando una temperatura de 28 grados, la que se exige para este tipo de instalaciones. En los días que aprieta el sol, la energía térmica producida por las placas puede aportar hasta 12 grados o más de temperatura al agua y el resto hasta completar los 28 ya sale de la red de canalización.

Según explica Patxi Urizar, el encargado de mantenimiento y monitor de natación del complejo, "la caldera de gasóleo complementará la aportación de calor los días que no haga sol y la energía solar no sea suficiente".

Marta Alaña, perteneciente a la sociedad municipal que tiene a su cargo la gestión de las piscinas, explica que el gasto económico que ha supuesto la instalación de los colectores y su mantenimiento es asumido por el Ayuntamiento, aunque cuenta con una subvención del Ente Vasco de la Energía. Pero lo reseñable, en su opinión, es el esfuerzo y la apuesta que ha hecho el Ayuntamiento por las energías renovables teniendo en cuenta la población que tiene la zona.

Además de beneficiarse de la producción de una energía más sostenible y limpia, las piscinas contribuyen a concienciar a los escolares que acuden a los cursillos de natación a familiarizarse con el respeto al medio ambiente. "Se enseña el funcionamiento de la instalación a los niños y así se fomenta la educación en las energías renovables", indica Alaña. Al tratarse de una experiencia pionera, aún no se disponen de todos los datos sobre el funcionamiento del sistema y su capacidad de mejora.

El EVE ha colocado un sistema para la obtención de estos datos, que le permitirá en breve hacer análisis estadísticos de cuestiones como el rendimiento de los colectores, consumos de agua, energía producida o temperatura máxima alcanzada.