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Pekín recupera su Museo de Arte

El centro, dedicado al arte moderno y contemporáneo, alberga 60.000 obras

A la entrada de una sala, un busto de Deng Xiaoping "representa con éxito la imagen de sobriedad, valor y resolución de los proletarios de la vieja generación", según figura en la leyenda. Detrás, Mao Zedong recibe risueño a dos niños campesinos que se han ido de casa para unirse al Ejército Rojo. Al lado, un grupo de chinos de diferentes minorías posa en la plaza de Tiananmen bajo el retrato del fundador de la República Popular. Son tres de las obras que forman parte de la colección permanente del Museo Nacional de Arte de China (Namoc), cuyas puertas volvieron a abrir a finales de julio tras 15 meses de renovación.

El Namoc, en sus siglas en inglés, es el principal museo de arte moderno y contemporáneo de China. Situado a cinco minutos de la Ciudad Prohibida, en Pekín, en un edificio que combina las líneas rectangulares de la arquitectura soviética con los tejados en forma de pagoda, pretende convertirse en estandarte del plan del Gobierno de mejorar las instituciones culturales para responder a la creciente demanda de arte entre los ciudadanos chinos y los visitantes extranjeros.

"Por aquí han pasado Picasso, Miró y el rey de España, pero el museo no daba la talla. Así que se decidió renovarlo para colocarlo a nivel internacional", explica Yang Lizhou, su director. "Se han instalado aire acondicionado y sistemas de seguridad y se ha ampliado el número de salas de 14 a 21". El coste de las obras ha ascendido a 150 millones de yuanes (16,6 millones de euros).

Diseñado por el arquitecto Dai Nianci, el edificio es uno de los 10 proyectos emblemáticos que fueron levantados en la capital china a finales de los cincuenta para conmemorar el décimo aniversario de la fundación de la República Popular en 1949. Pero después de 40 años, sus rancias instalaciones se habían convertido en un almacén de reliquias culturales.

La remodelación, que ha incrementado la superficie de 17.000 a 27.600 metros cuadrados, ha permitido dar respuesta a una de las reivindicaciones históricas de los expertos: mostrar en permanencia los fondos del museo, 60.000 obras, de las cuales 20.000 son pinturas. Durante décadas, el edificio fue más que nada una galería de arte, con exhibiciones temporales, y sólo muy de vez en cuando presentaba sus propias colecciones.

Con la renovación, la situación ha cambiado. Actualmente acoge cinco muestras permanentes y una temporal. La principal entre las fijas, denominada Cien años de bellas artes: obras maestras en la colección del Namoc, es un repaso histórico de la pintura china del siglo XX. Incluye 150 trabajos de 125 artistas en tinta china, óleos, grabados a partir de madera y algunas esculturas. Figuran entre ellas las obras del gran maestro Qi Baishi, del que sólo hay colgadas dos, pese a que el Namoc posee 400. Ocupa un lugar privilegiado su tinta china Cerezas, pintada en 1951, cuando el artista tenía 87 años.

Además, hay grabados sobre la resistencia antiimperialista contra Japón y óleos de artistas que estudiaron en Francia y se vieron muy influidos por la pintura occidental, como Pan Yuliang. Impresionismo, expresionismo y otros movimientos europeos impregnan algunos cuadros.

Muchos artistas, pero apenas una o dos obras de cada uno. "No tenemos espacio suficiente. China es un país muy grande, con muchos autores. Si das más espacio a uno, no habría para otros y no sería representativo", dice Yang.

Las otras cuatro exposiciones permanentes son una exhibición de trabajos de papel recortado, otra de pequeñas figuras de arcilla policromadas, una de esculturas del primer director del museo, Liu Kaiqu, y la colección donada en 1996 por el matrimonio alemán Peter e Irene Ludwig, valorada, según Yang, en 27 millones de dólares. Está integrada por 89 obras, de las cuales están expuestas 15. Entre ellas hay pinturas de Jasper Johns, Baselitz y cuatro picassos, de los que sólo se pueden ver actualmente dos: Hombre y mujer junto a florero. Bustos (1970) y Mosquetero con pájaro (1972).

Para paliar el problema de la falta de espacio, el Gobierno ha decidido añadir en el futuro un nuevo edificio de 40.000 metros cuadrados, que estará listo antes de los Juegos Olímpicos de 2008.

Una de las salas del Museo de Arte de China, en la que se muestra la exposición <i>Cien años de Bellas Artes.</i>
Una de las salas del Museo de Arte de China, en la que se muestra la exposición Cien años de Bellas Artes.J. REINOSO
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