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Reportaje:

"Presidente, ¿por qué me destituyó?"

Mariclaire Acosta, ex subsecretaria de Derechos Humanos de México, cree que perdió su puesto por motivos políticos

Juan Jesús Aznárez

El Gobierno mexicano reiteró esta semana su "irrestricto" compromiso con la promoción de los derechos humanos, en respuesta a las dudas y reproches surgidos tras la destitución, el mes pasado, de Marieclaire Acosta, titular de la Subsecretaría de Derechos Humanos y Democracia de la Secretaría (Ministerio) de Relaciones Exteriores. La oficina perdió relevancia al quedar fusionada con la Subsecretaría de Temas Globales, dirigida por Patricia Olamendi, que asumió funciones el pasado lunes. Los cambios desconcertaron porque fueron percibidos como prueba de que sería arriada una de las banderas del Gobierno de la transición.

"Solicité una cita con el presidente [Vicente Fox]. Simplemente le diría: presidente, ¿por qué se tomó esta decisión?", declaró Acosta a este diario hace unos días. "Entiendo que puede ser una decisión administrativa y está usted en todo su derecho, y el secretario [ministro] de Relaciones Exteriores [Luis Ernesto Derbez] también, pero ¿cómo la va a explicar usted al mundo? De todas formas, creo que la entrevista es ya un poco tarde".

"Logramos muchas cosas: abrirnos al exterior y despertar una conciencia nacional"

El perfil del nuevo ministro es más económico y menos político que su antecesor, Jorge Castañeda, con quien las relaciones distan de ser entrañables. "Al salir Castañeda del Gobierno empezó a cambiar la correlación de fuerzas y entró un canciller que no tiene mayor interés en el tema de los derechos humanos y le ponen muy nervioso los conflictos".

El nuevo rumbo de la cancillería coincidió con la visita a México de la dirigente de Amnistía Internacional (AI), Irene Kahn, para interesarse sobre las gestiones oficiales en torno a los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez. "Los cambios fueron muy poco oportunos y se vendieron al exterior muy mal, como se ha visto por las reacciones", según admite un funcionario, "pero también es cierto que, aunque Marieclaire Acosta es una persona cuya trayectoria en defensa de las libertades es encomiable y antigua, tampoco es la única Juana de Arco de los derechos humanos y tenía un sentido patrimonialista de éstos".

Acosta, que apoyó la extradición a España del torturador argentino Ricardo Cavallo, y el primer voto contra la revolución cubana en Ginebra, procede de la izquierda mexicana y entró en colisión con José Luis Soberanes, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que la acusó de invadir competencias. "Soberanes representa al viejo régimen y fue puesto por el PRI", señaló Acosta, quien dice no ser imprescindible. "Lo grave es que le bajan de nivel al tema". La Subsecretaría de Derechos Humanos fue creada hace tres años para demostrar que su fomento sería una de las señas de identidad de la transición mexicana, que arrancó con Fox. Los cambios impulsados por Acosta "no gustaron" a determinados sectores del ahora opositor PRI, con los que el Gobierno quiere forjar acuerdos parlamentarios, según apuntó la ex titular de la Subsecretaría.

"Yo siempre sentí el apoyo del presidente Fox en mi trabajo, pero después sucedió algo que no alcanzo a entender todavía, aunque creo que tiene que ver con todos los cambios que se han dado en el país", agrega Acosta. "Se ha querido manejar esto como que yo soy muy protagonista y que si no es por mí no hay política de derechos humanos. No es así. Logramos muchas cosas. Y además de abrirnos al exterior y despertar una conciencia nacional, sobre todo, generamos un proceso".

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