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Lula logra aprobar su reforma fiscal con el apoyo del centro derecha de Brasil

El Gobierno brasileño obtiene el apoyo del Parlamento tras hacer concesiones a los Estados

Tras casi 20 horas ininterrumpidas de negociaciones, la reforma tributaria fue aprobada en primera lectura el jueves por el pleno de la Cámara baja del Parlamento por 378 votos a favor y 53 en contra. El proyecto, al que se oponen algunos de los 27 gobiernos regionales y las organizaciones empresariales, tendrá que ser votado otra vez por el pleno de la Cámara de Diputados y dos veces en el Senado antes de que pueda ser sancionado por el presidente, que desea hacerlo en noviembre.

El Gobierno, que requería 308 votos favorables para aprobar el proyecto, ya que se trata de una reforma constitucional, obtuvo 70 más de los necesarios gracias a las concesiones que hizo a los Estados y a la alianza que reafirmó en los últimos días con el centroderechista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), la mayor fuerza electoral del país. Tras la aprobación, Lula hizo mención a su compromiso de contar con la participación de la derecha en su coalición de Gobierno en los próximos cuatro años. "El presidente Lula no dijo ni qué cantidad, tampoco qué ministerios puede y debe ocupar el PMDB", afirmó el representante del Ejecutivo en la Cámara de Diputados, Aldo Rebelo.

La aprobación de la reforma supone un importante triunfo para Lula, que ha defendido firmemente la iniciativa pese a las críticas de los empresarios y de los gobiernos regionales y municipales, temerosos de perder parte de su pastel de recaudación impositiva. El proyecto es, junto a la reforma de la Seguridad Social, también en tramitación en el Congreso, una de las prioridades del Gobierno de Lula, que la considera esencial para sanear las finanzas públicas y dotar al país de las condiciones necesarias para crecer económicamente.

Ambas reformas, columna vertebral de los cambios estructurales que el líder socialista ha propuesto para Brasil, han generado gran polémica. Si la tributaria es criticada por gobernadores y empresarios, la del régimen de jubilación es duramente combatida por los funcionarios, parte de los sindicatos y el ala izquierda del oficialista Partido de los Trabajadores (PT).

Evasión de impuestos

La reforma tributaria tiene como objetivos simplificar el complejo sistema tributario brasileño, reducir la presión fiscal de la industria y los exportadores y combatir la evasión. Con ella, el Gobierno quiere reordenar los impuestos existentes en Brasil, con el fin de facilitar su pago y su fiscalización sin aumentar, según dice, la carga tributaria.

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No obstante, los líderes de las principales organizaciones patronales alegan que, además de aumentar los impuestos, la reforma no reduce la carga fiscal sobre la producción.

"Logramos un acuerdo satisfactorio. La reforma fiscal es neutra. Su objetivo no es aumentar la carga tributaria, que ya fue bastante elevada en los últimos años, sino reducir los impuestos sobre las exportaciones, los alimentos y los medicamentos básicos, y promover el desarrollo", afirmó el portavoz del PT en la Cámara, Nelson Pellegrino.

Entre las concesiones hechas por el Ejecutivo de Lula para lograr la aprobación de la reforma destaca la creación de un fondo de desarrollo regional y de un fondo de compensaciones a las exportaciones, con una garantía especial para los Estados que vean caer su recaudación en concepto de circulación de bienes y servicios. La nueva ley también prorroga la vigencia del impuesto sobre los cheques sólo hasta el 2007, cuando la intención inicial de Lula era convertir en permanente dicho impuesto, actualmente provisional y con vigencia hasta el próximo año.

Otra importante concesión es prorrogar 10 años más de lo previsto, hasta 2023, los incentivos fiscales que el Gobierno concede a los fabricantes de electrodomésticos y productos de informática instalados en la zona franca de Manaos, en la Amazonía. El Gobierno también aceptó dividir con los gobiernos regionales parte de los recursos que recaudará con el impuesto sobre los combustibles.

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasilia, el pasado jueves, tras la aprobación de las reformas.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasilia, el pasado jueves, tras la aprobación de las reformas.EFE

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