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LOS PROBLEMAS DE LOS INMIGRANTES

La delegación del Gobierno ordena desmantelar un campamento de 220 inmigrantes en Ceuta

Médicos Sin Fronteras levantó hace dos meses 37 tiendas para acoger a los que viven en chabolas

La delegación del Gobierno en Ceuta ha ordenado a Médicos Sin Fronteras (MSF) que desmantele el campamento que instaló hace dos meses para aliviar las pésimas condiciones de vida de los más de 300 solicitantes de asilo que vivían en chabolas en el mismo lugar. De ellos, 220 se cobijan ahora en las 37 tiendas instaladas por MSF, mientras otros 170 siguen bajo plásticos y cartones. La delegación del Gobierno aduce que el campamento se halla en zona militar, por lo que conminó a la organización humanitaria a levantar el campamento antes de las ocho de la tarde de ayer.

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En el campamento se dispensa ayuda humanitaria y sanitaria a 317 personas y según afirmó ayer el coordinador de MSF, Carlos Ugarte, la explanada, un polígono militar de instrucción del Regimiento de Ingenieros número 7, es ahora un lugar "mucho más digno" que las chabolas que los inmigrantes habían levantado y en las que todavía se hacinan las decenas de personas que no caben en unas tiendas de campaña que, a día de ayer, cobijaban a 220 inmigrantes. Todos ellos son solicitantes de asilo que el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) no puede acoger pues está desbordado, una situación que Ugarte atribuye al hecho de que "no se han autorizado salidas a la Península en los últimos seis meses".

El equipo sanitario puso sus miras en la amplia explanada colindante con el CETI, en la bahía norte de Ceuta y a unos tres kilómetros del centro urbano, ya que era en esa zona en la que se concentraban los subsaharianos, asiáticos y magrebíes que no habían podido acceder a las instalaciones del IMSERSO. A mediados de julio, responsables de la ONG viajaron a Ceuta y se entrevistaron con el segundo jefe de la Comandancia ceutí, el general Salvador Fontenla, que les aconsejó que remitieran una instancia por escrito para que se les permitiera desarrollar en ese terreno sus actividades. "Esa carta se envió a mediados de julio y no fue respondida", indica Ugarte.

Hace apenas una semana, un aparatoso incendio arrasó una ladera colindante. "En ningún momento el Ejército nos dijo que nos marcháramos. Todo lo contrario, incluso nos hicieron recomendaciones acerca del encendido de fogatas", afirma Ugarte

Pero desde ayer, una orden de desalojo pesa sobre el campamento. La delegación del Gobierno considera "ilegal" que Médicos sin Fronteras haya ocupado suelo militar; alega además que es un asentamiento irregular ya que las ordenanzas municipales prohíben la acampada libre y que la zona no está acotada para este tipo de actividades.

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Por otra parte, las autoridades de Ceuta consideran que el asentamiento aumenta el riesgo de incendios así como las reyertas entre inmigrantes de diferente origen. De hecho, la Policía Nacional y la Guardia Civil han intervenido en los tres últimos días en dos enfrentamientos entre inmigrantes argelinos y subsaharianos.

"En absoluta indigencia"

"No tenemos intención de desmontar ni una tienda", añade Ugarte. Su temor es que las propias autoridades procedan en los próximos días al desalojo. "Entonces volveremos a tener a más de 300 personas desperdigadas por el campo sin recibir atención sanitaria ni humanitaria y viviendo en la más absoluta indigencia".

MSF inició su proyecto sanitario en Ceuta a principios de julio atendiendo a 137 solicitantes de asilo, aunque desde febrero había denunciado que las instalaciones de acogida en la ciudad autónoma estaban desbordadas. La organización humanitaria gasta 250 euros diarios sólo en manutención. Cuatro voluntarios proporcionan los desayunos, que consisten en 10 kilos de azúcar, 96 litros de leche, 200 kilos de fruta y 30 kilos de galletas que se reparten más de 300 personas, mientras que el resto de comidas son distribuidas por Cruz Blanca, una orden religiosa que se dedica a la atención a desfavorecidos.

Además, el equipo de MSF proporciona kits higiénicos y realiza revisiones médicas al colectivo. Las enfermedades más frecuentes son afecciones gastrointestinales debidas a la deficitaria dieta.

Hasta ahora el colectivo había sobrevivido rodeado de basura y en deficientes condiciones higiénicas, "y sin acceso a los más elementales servicios como son el agua, la higiene y una alimentación adecuada, lo que está repercutiendo directamente en su salud". Así lo explica la organización en el informe que remitieron a la autoridad militar para que les permitiera usar la explanada.

"Se trata de un colectivo en situación de extrema vulnerabilidad y desprotegido. Nuestro objetivo no es otro que un intento de paliar esa situación", expone Ugarte.

Inmigrantes en el campamento instalado por Médicos Sin Fronteras en Ceuta, ayer.
Inmigrantes en el campamento instalado por Médicos Sin Fronteras en Ceuta, ayer.JOAQUÍN SÁNCHEZ

Ocho toneladas de basura

En la orden de desalojo remitida a Médicos Sin Fronteras (MSF) la delegación del Gobierno en Ceuta exige que dejen el lugar "en perfectas condiciones de uso militar, tal y como se lo encontraron".

Pero el coordinador de MSF, Carlos Ugarte, explica que para instalar las tiendas los voluntarios de la organización tuvieron que retirar ocho toneladas de basura. "Eran miles de kilos de residuos apilados por los alrededores", indica Ugarte.

La ONG recuerda que sus tiendas, con capacidad para cuatro y seis personas, sólo han sustituido a las que los propios inmigrantes habían colocado previamente utilizando cañas, cartones y todo lo que encontraban para construir una chabola.

El campamento, perfectamente alineado en dos hileras, dispone de una zona de cocina, alejada de las tiendas, aunque no tiene cabinas de higiene, puesto que no existen tomas de agua. "Era casi un vertedero y lo hemos limpiado nosotros", añade.

Para Ugarte, "llama la atención" que el desalojo coincida con la visita a la ciudad de responsables de Naciones Unidas para la atención de inmigrantes.

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