La policía iraquí busca otros tres coches bomba en la ciudad de Nayaf
La investigación sobre el sangriento atentado de Nayaf se ha traducido en un refuerzo de los controles en toda la provincia de Nayaf. La policía iraquí busca otros tres coches bomba en la ciudad sagrada. "Hemos recibido informaciones que aseguran que tres coches bomba han sido introducidos en Nayaf y estamos buscándolos", declaró ayer a la agencia France Presse el comandante de la policía local, Tarek Yamil. La misma fuente también informó más tarde de la detención cerca de la frontera saudí de un sospechoso de estar relacionado con el atentado del viernes.
El gobernador provincial, Haider Mehdi Mattar, señaló ayer a la agencia Reuters que había varios detenidos, "todos de nacionalidad iraquí". "El número de arrestados se puede contar con los dedos de una mano", dijo. Todos estos anuncios hay que tomarlos con prudencia. El sábado, Haider Mehdi Mattar declaró que la policía local había detenido a dos iraquíes y dos árabes wahabíes, identificados como saudíes, que, según dijo, habían confesado su participación en la acción terrorista. Tanto él como portavoces de la familia Al Hakim dieron a entender que estos últimos estaban vinculados a Al Qaeda.
Sus palabras parecían destinadas a satisfacer los oídos de Estados Unidos, que insiste en el apoyo de esa red terrorista a los autores locales de los ataques contra sus tropas. Ayer, el responsable del contingente de marines en Nayaf, el comandante Rick Hall, explicó, sin embargo, que los dos iraquíes detenidos, originarios de Basora, iban a quedar en libertad porque los investigadores estadounidenses habían establecido que no tenían nada que ver con el ataque.
Barbas demasiado largas
Una multitud apresó a los dos hombres poco después del atentado del viernes, porque, según Hall, "sus barbas eran más largas de lo habitual en la zona". Los ciudadanos les entregaron a la policía iraquí, que, a su vez, se los entregó a los soldados estadounidenses. Desde hace unos meses, muchos iraquíes están obsesionados con la presencia de wahabíes, seguidores de la secta extremista suní, que en una alianza improbable ayudaría a los grupos leales a Sadam.
La rapidez de la nueva policía iraquí contrasta con su precariedad de medios. Alí Abdalá, el juez que instruye el caso, fue incapaz de aclarar a esta enviada si contaban con medios para ello o iban a tener que recurrir a la ayuda de los marines. Ya antes del atentado la Administración Provisional de la Coalición (CPA) había dado su visto bueno para la creación de una unidad especial dentro de la policía de Nayaf encargada de vigilar los alrededores de la mezquita del imam Alí. Cuatrocientos de los 2.300 agentes de la provincia estaban siendo preparados.
[Arabia Saudí reclamó ayer pruebas a Irak sobre la presencia de saudíes entre los detenidos por el atentado ya que, según la agencia oficial SPA, no había sido presentada "ninguna evidencia" hasta ahora, informa France Presse].
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