Los dobles raseros

Escribo por dos cosas que he leído en EL PAÍS. La primera es una carta de doña Pilar Trejo sobre el "doble rasero" del Ministerio de Hacienda contando su caso y comparándolo con la empresa en la que estaba en nómina el señor Rodríguez de Tejada, que, a pesar de conseguir contratos millonarios con el Gobierno, no ha presentado cuentas ante el organismo competente en los tres últimos años.

Yo conozco un caso muy cercano que me confirma ese doble rasero. Mi hermana se quedó en paro con más de 45 años y empleó el dinero del Inem (gran fortuna, por cierto) en crear una empresa de servicios junto con una amiga que estaba en una situación similar. Llevan casi dos años de actividad y las cosas están tan difíciles que no tienen ni un pequeño salario; pagan gastos y lo poco que les sobra lo ahorran para ver en qué pueden invertirlo que les permita sobrevivir.

Eso sí, tendrían que ver ustedes para podérselo creer, aparte de todo tipo de impuestos que han pagado y pagan, el seguimiento que tienen: no sólo presentar a su debido tiempo las distintas declaraciones o justificantes, sino volverlos a presentar porque ¡no aparecen!, ¡no sabemos qué ha pasado! Mi hermana, que tiene mucho sentido del humor, ante cualquier nuevo requerimiento utiliza un chiste de Forges para informarnos: "Ahora nos exigen el vicecertificado del correcto tarareo del bolero de Ravel".

Me hago las mismas preguntas que la señora Trejo, pero, después de los resultados de las últimas elecciones, no comparto sus esperanzas en el voto. Sí comparto la idea de Manuel Vicent: "En medio de este estercolero nacional, los ciudadanos respetables han pactado con gran conformismo la corrupción, los escándalos, atropellos o injusticias a cambio de un cierto bienestar económico...", aunque también me pregunto qué bienestar es ése si la mayoría de la gente emplea alrededor del 60% de los ingresos en pagar la vivienda y no sé si un 50% tiene dificultades para llegar a fin de mes. Un panorama desalentador.