_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La polémica Beteta-Millás

El Sr. Beteta, que ha parodiado estos meses a aquellos senadores norteamericanos que tan bien interpretaba en el cine Charles Laughton, ahora se nos mete a crítico literario, de nada menos que del excelente narrador Juan José Millás, y todo por unas pullas, más o menos duras, del tenor de las que muchos políticos de la derecha y la izquierda llevan soportando desde que, derogada la Ley Fraga (fundador del PP y ministro de Franco), existe en España libertad formal de prensa.

Invoca don Antonio Beteta, para zaherir, como soporte histórico, el libelo de César Vidal Checas de Madrid y que no es otra cosa que una recensión de otro libro -sin mayor investigación ni documentación-, editado en 1943 por el Ministerio de Justicia, con prólogo del titular de la cartera, Don Eduardo Aunós, y titulado La dominación roja en España. Avance de la información instruida por el Ministerio Público. Se trata de auténtica basura jurídica, con el lenguaje del odio y elaborado para "justificar" la sublevación del 18 de Julio y el posterior genocidio de españoles. La utilización de esa escoria como fuente documental retrata al "historiador" y doctor en Teología.

En el citado libro, y también en la propia Causa General, se utilizaron como elementos probatorios, contra la democracia derrotada, los propios sumarios, diligencias judiciales (con fotografías de las víctimas de la represión ilegal en zona republicana) y autopsias ordenadas por las autoridades legales y legítimas de la República Española, para depurar y perseguir, como se hizo, a grupos incontrolados que se tomaron la justicia por su mano, en ciudades como Madrid y Barcelona, en los primeros meses de la guerra civil. ¿Puede citar el Sr. Beteta o su inspirador histórico, Sr. Vidal, algún sumario o causa judicial para perseguir a los autores de los cerca de treinta mil asesinatos y ejecuciones extrajudiciales perpetrados en zona franquista y que aún estamos desenterrando?

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

La sublevación, y parece que no es ocioso repetirlo, tuvo, entre otros inductores, a la Iglesia católica y a los partidos políticos CEDA, Renovación Española y Comunión Tradicionalista; la Falange y otros grupos, como el del Dr. Albiñana, no tenían relevancia como para desencadenar un golpe de Estado. El señor Beteta, como el PP en su viaje inacabado al centro, parece que no quiere reconocer "homo antecesor" en ninguno de

los citados partidos, se remonta al siglo XIX y hasta al XVIII para homologarse, y luego cita a Melquiades Álvarez, asesinado en Madrid en 1936 (no en una "checa", sino en el asalto a la Cárcel Modelo el 23 de agosto de 1936) y que no sólo fue decano del Colegio de Abogados sino presidente del Partido Republicano Liberal Demócrata (ésa era su denominación correcta), continuación del Partido Reformista, en el que habían militado Manuel Azaña, Augusto Barcia y Lluís Companys, entre otros relevantes políticos de la II República.

Aunque en los años de la II República Melquiades Álvarez era un personaje fuera de tiempo y claramente instalado en la derecha, no es menos cierto que en otros tiempos, con el Partido Reformista que fundó, fue exponente de un proyecto de regeneración de la política del mejor republicanismo.

Ojalá el Sr. Beteta y el PP se pudieran homologar con Melquiades Álvarez. La realidad del "homo antecesor" del PP es mucho más cruda y a los hechos me remito.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_