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Xabier Landa homenajea la obra de de Oteiza en una muestra fotográfica

Las imágenes arrancan de un encargo del escultor fallecido

La figura de Jorge Oteiza sigue siendo el motor de iniciativas artísticas que le rinden homenaje. El fotógrafo Xabier Landa ha inaugurado en la localidad navarra de Irurita una exposición muy especial, en la que reúne imágenes inéditas de la vida del escultor guipuzcoano y de algunas de sus más relevantes esculturas a través de un conjunto de fotografías de gran tamaño, algunas de ellas tratadas con técnicas del siglo XIX.

"A menudo la fotografía mira la escultura y no ve nada. Yo he recreado en mi trabajo fotográfico la comprensión del sentido de esas obras", señala el fotógrafo, amigo del escultor fallecido en abril. De la complicidad personal entre Oteiza y Landa da testimonio el inmenso fresco de más de cuatro metros de altura que Oteiza pintó, a modo de petroglifo, en la fachada de la galería La taberna del fotógrafo, que Landa (Irurita, 1959) y su esposa, la comisaria de la exposición, Carmen García Romero, regentan en Baztán.

La muestra Fotómaco/Jorge Oteiza recoge el interés de escultor por todas las artes y relaciona dos lenguajes plásticos cuyo resultado "es un manual de instrucciones para entender la escultura", añade García Romero.

En dos salas netamente diferenciadas y a través de diecinueve imágenes de mediano y gran tamaño, Landa dignifica el empobrecido papel de la fotografía de esculturas, a menudo limitado a ser mera ilustración gráfica. Al Manual para ciegos que ven, título de la sala dedicada precisamente a recrear el sentido de las obras escultóricas de Oteiza, se accede sorteando un ordenador arrojado en el suelo. "Proponiendo al visitante ese obstáculo he pretendido destacar la necesidad de mirar y ver los objetos que hay en cada fotografía", dice Landa. Pelota ingrávida, Busto de Unamuno, Maternidad de Aránzazu, Lekaroz, La siesta, Centauro, Elogio de la luz, Vacío de Malevich, Anunciación, Odiseo o Desocupación de la esfera, son algunas de las imágenes seriadas, siempre en blanco y negro, en las que el fotógrafo Landa reconstruye el sentido espacial de la obra oteiziana.

La segunda sala rompe con lo anterior y abandona la contundencia del papel fotográfico. Tendiendo un puente entre el siglo XIX y el XXI, el fotógrafo baztanés recupera viejos procedimientos como el carbón y las gomas bicromatadas en papel fabricado a mano y ofrece a la luz escenas de la vida cotidiana de Oteiza y su esposa, Itziar Carreño, en Alzuza y Baztán. La sala exhibe varios retratos de Oteiza, realizados cuando Landa -fotógrafo de prensa durante más de una década y autor de diversos libros- hacía trabajos profesionales por encargo del escultor, así como composiciones sobre diversos aspectos escultóricos de la basílica de Aránzazu y las ejecuciones de su Par móvil.

La muestra, que incluye un armario-urna con objetos del escultor, pequeñas piezas escultóricas y una pipa diseñada por él, permanecerá abierta al público hasta el 14 de septiembre.

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